Si te gusta pasar miedo llega una película que tiene algo que decir: los monstruos somos nosotros

Llega la película de miedo del momento, ¿quieres conocer todos los detalles? Atentos a 'El baño del diablo'

Una de las escenas de 'El baño del diablo'

Una de las escenas de ‘El baño del diablo’. Foto: ecartelera.com

El cine de terror ha sido, históricamente, un espejo en el que se reflejan los temores más profundos de la humanidad en algunas películas. Sin embargo, pocas películas logran explorar esos miedos desde una perspectiva tan íntima y devastadora como «El baño del diablo«, la última obra de los directores Veronika Franz y Severin Fiala. Conocidos por su enfoque único, alejado de los sustos fáciles y centrado en la oscuridad de lo cotidiano, la dupla vuelve a demostrar que el verdadero terror no proviene de criaturas sobrenaturales, sino de lo que yace en el interior de cada uno de nosotros.

Una historia basada en hechos reales: el peso del dogma y la culpa

La trama de El baño del diablo nos traslada al siglo XVIII, una época donde la religión lo dictaba todo y el suicidio era considerado un pecado imperdonable. Sin posibilidad de redención, algunas mujeres desesperadas encontraban una solución aterradora: asesinar a un niño, arrepentirse y buscar la absolución antes de ser ejecutadas. Este acto macabro garantizaba, según sus creencias, un lugar en el cielo.

“Descubrimos este fenómeno en un podcast histórico y quedamos impactados”, explica Franz. Más de 400 casos documentados, protagonizados siempre por mujeres, demuestran que no se trata de un evento anecdótico, sino de un reflejo oscuro de la presión social y religiosa de la época. “Lo más aterrador es que estas historias apenas son conocidas. La Historia raramente se detiene en la vida de las personas comunes, y mucho menos en la de las mujeres comunes”, añade Fiala.

La película 'El baño del diablo'
La película ‘El baño del diablo’. Foto: FilmAffinity

El monstruo cotidiano: una lucha que cruza los siglos

Lejos de limitarse a una reconstrucción histórica, la película encuentra su verdadera fuerza en lo universal de su mensaje. A través de la protagonista, interpretada de manera magistral por Anja Plaschg, los directores exponen en la película cómo el peso de las expectativas sociales y la culpa pueden destruir a una persona desde dentro. “Hay algo atemporal en la historia de una mujer luchando contra un estándar imposible de perfección”, comenta Franz.

El sufrimiento del personaje principal, acosado por un matrimonio opresivo, una comunidad inflexible y su propia psique, resuena con problemáticas contemporáneas como la depresión. Fiala lo resume con precisión: “No se trata solo de religión. La lucha es contra cualquier forma de dogma, sea religioso o social, que imponga culpas imposibles de superar”.

Una de las escenas de 'El baño del diablo'
Una de las escenas de ‘El baño del diablo’. Foto: ecartelera.com

Un terror que se siente y no se ve

Lo que diferencia a la película de El baño del diablo de otras películas de terror es su negativa a recurrir a los trucos habituales del género. No hay monstruos que se escondan bajo la cama ni escenas diseñadas para hacer saltar al espectador. En cambio, la tensión se construye de manera gradual, a través de miradas, silencios y una atmósfera que presagia lo peor. “La verdadera amenaza no es algo externo. Es el propio ser humano enfrentándose a sus miedos, prejuicios y culpas”, explica Franz.

El resultado es una experiencia cinematográfica profundamente inquietante. Cada escena avanza como un mal augurio, y aunque el espectador puede intuir que algo terrible ocurrirá, es imposible apartar la mirada. Cuando finalmente se desata el horror, este no solo cumple las peores expectativas, sino que las supera, dejando una sensación de desasosiego que perdura más allá de los créditos finales.

El mensaje de fondo: el verdadero monstruo somos nosotros

El título de la película no podría ser más acertado. El baño del diablo no solo alude a los actos desesperados de sus protagonistas, sino también al reflejo de una sociedad que empuja a sus miembros al límite. “Los monstruos no son seres del inframundo ni asesinos en serie. Somos nosotros mismos, con nuestras imperfecciones, nuestras creencias y nuestra incapacidad para aceptar lo que no encaja”, señalan los directores.

Este enfoque no es nuevo en la obra de Franz y Fiala, quienes ya exploraron los oscuros rincones de la mente humana en películas como Buenas noches, mamá (2014). Sin embargo, con El baño del diablo, logran llevar su visión a nuevas alturas, fusionando el drama histórico con una reflexión profundamente actual sobre la condición humana.

Un relato atemporal con relevancia contemporánea

En un mundo donde las presiones sociales continúan afectando la salud mental de millones de personas, El baño del diablo es una película que no solo entretiene, sino que invita a reflexionar. “El problema no es el tiempo ni el lugar. Los miedos, las culpas y las expectativas que destrozan a las personas son las mismas, ayer y hoy”, concluyen sus creadores.

Con su mezcla de rigor histórico, sensibilidad artística y una narrativa profundamente humana, El baño del diablo se posiciona como una obra imprescindible tanto para los amantes del cine de terror como para aquellos interesados en explorar los aspectos más oscuros de nuestra sociedad. Porque, al final, el verdadero monstruo siempre ha estado dentro de nosotros.

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