Descubre el Barrio Gótico de Barcelona de la mano de sus comerciantes y artistas

Artistas de renombre internacional y vocación cívica reviven el diálogo entre creadores y comerciantes a través de los escaparates de veinte establecimientos singulares

Una veintena de artistas de renombre internacional y vocación cívica ocuparon del 12 de mayo al 3 de junio los escaparates de veinte establecimientos singulares del Barrio Gótico de Barcelona para revivir el diálogo entre artistas y comerciantes, impulsados por la federación de asociaciones Barna Centre y la publicación cultural HänseliGretel

La iniciativa buscaba replicar el espíritu de L’Auca del Senyor Esteve, basado en la conciliación de dos mundos aparentemente irreconciliables: el comerciante con voluntad de hierro que levanta sus persianas cada día y el artista bohemio. De esta manera, la exposición Escaparates artísticos quiere reforzar los vínculos entre comerciantes, artistas y ciudadanos. 

Pep Agut y la joyería Sant (C/ Peritxol, 1)

Eduard Sant encarna la tercera generación de joyeros, noventa años de experiencia en los que, entre otros, destaca su preferencia por los ópalos, unas piedras que nos reflejan como los reflejos del agua.  

En el interior de la joyería Sant se encuentran joyas diseñadas por ellos mismos, con piedras siempre naturales. Destaca la maravillosa colección de joyas inspiradas en grandes maestros del arte contemporáneo: Tàpies, Matisse, Rothko, Barceló…  

Todo empezó con Ramon Sant Mercader, quien, en un marco de inestabilidad política, se inició en el mundo de la joyería junto a sus primos Alfons y Rafel Serrahima. Hoy en día, podemos descubrir el estilo propio de los diseños de Eduard y Mercè Sant Corominas, hijos de Ramon Sant, que en los años 1970 cogen definitivamente el relevo del negocio y en la actualidad comparten su vocación creativa y comercial con una tercera generación, la de Caroline y Eduard Sant Chalois.   

La joyería Sant rompió con la estética cargada de la época e impactó por la pureza de sus líneas y por su sofisticación. Actualmente, la familia Sant se autodefine como románticos por el reto que supone desmarcarse de la estandarización que impera en el mundo de la joyería. Sant es la fusión entre el peso de la experiencia y la emoción de la continua creación, siempre desde la romántica óptica de la fidelidad absoluta a los materiales nobles y sus principios. 

Raimon Quera y Cristina Martínez, en Espai Quera (C/ Petritxol, 2) 

Al lado de la joyería Sant encontramos la Librería Quera, que abrió sus puertas en la calle Petritxol en 1916. Desde entonces, cuatro generaciones de la familia se han dedicado al negocio.  

En los inicios de este establecimiento, la librería se dedicó a la actividad editorial literaria, concretamente de teatro. Se llamó entonces L’Escon y se vendían las publicaciones propias y obras de toda Cataluña. No fue hasta 1937 que el establecimiento, viendo el vacío literario en el ámbito de montaña, empezó a especializarse y se convierte en un referente en la cultura montañosa de la ciudad.  

Desde entonces, muchos clientes se han acercado al establecimiento para encontrar orientación, conocimiento y confianza presentes en la librería generación tras generación. En 2016 la librería celebró su centenario con una exposición sobre la historia del establecimiento y de la saga familiar. 

En 2019 la librería se reinventa y entra en una nueva fase abriendo un restaurante en la trastienda, curiosamente en el espacio donde antiguamente ocupaban el comedor y cocina de la antigua vivienda familiar, añadiendo a su oferta de libros una nueva temática: la narrativa viajera

En el nuevo Espai Quera, el visitante encontrará platos de productos locales de calidad y una amplia bodega pensada para los paladares más exigentes además de un variado calendario de actividades como catas, catas, maridajes y también charlas, presentaciones de libros y novedades editoriales. 

Jordi Batlle y Marcs Petritxol (C/ Petritxol, 4)

La historia de Marcs Petritxol está estrechamente ligada a la calle Petritxol. Jordi Batlle es, casi literalmente, hijo de esta particular calle. Su madre trabajó durante años de secretaria de dirección en la Sala Parés. El padre, Eduard Batlle, empezó como aprendiz a los catorce años en algunos de los comercios de la calle Petritxol, y acabó convirtiéndose en una figura rigurosa y respetada en el mundo del galerismo catalán, con una experiencia de más de cincuenta años en la Sala Parés. 

La dedicación de Jordi viene, por tanto, de familia y por vocación personal. En 1991, abrió el negocio con el que la familia siempre había soñado y en 1998 tomó su forma actual de galería de arte. Allí, se animaron a poner en común la experiencia profesional adquirida en diferentes actividades: investigación, restauración, edición de obra gráfica, diseño gráfico, encuadre y galerismo propiamente dicho. Ese año, asimismo, iniciaron un ciclo de exposiciones que se alarga hasta el día de hoy.  

Actualmente, trabajan con una treintena de artistas que siguen una línea básicamente figurativa, sin olvidar las corrientes actuales y más frescas: los hermanos Moscardó, Eduard Arranz-Bravo, Sierra de Rivera, Leticia Feduchi o Sok Kan Lai. 

Joan Anton Maragall y la Sala Parés (C/ Petritxol, 5)

Ninguna otra galería puede decir que ha sobrevivido a tres pandemias –el cólera, la gripe española, el covid-19–, la guerra civil y varias crisis económicas. Y es que estamos delante de la galería más longeva de España y del primer espacio artístico permanente de la ciudad. Por sus salas han pasado algunos de los artistas más destacados de la historia del arte catalán. 

Durante décadas, visitar la Sala Parés cada domingo formó parte de todo un ritual semanal. A día de hoy, es una galería tan clásica como contemporánea sensible a los acentos que la conectan con la tradición y al mismo tiempo abierta a otras corrientes: allí, además de las exposiciones, han tenido lugar conciertos y conferencias. 

Actualmente, se pueden encontrar pintores y escultores que trabajan la figuración, la abstracción o artistas que utilizan otros medios como la fotografía o el videoarte. Reflejo de la voluntad de unir pasado y presente fue la remodelación del año 1988 en manos de los arquitectos Miquel Espinet y Antoni Ubach, donde combinan elementos estructurales originales con añadidos de influencia posmoderna

Rosa Olivé y la imprenta Miret 1919 (C/ de Petritxol, 6)

La imprenta Miret, fundada en la ciudad de México a finales del siglo XIX por Félix Miret, celebró el centenario de su llegada a Barcelona en 2019, en la calle València con Passeig de Sant Joan. 

Ubicada la calle Petritxol nº 7 desde 1936, se convirtió en el referente de artículos como estampas, postales de vistas y religiosas, y láminas. Ese mismo año, estalla la guerra civil en España y, por prudencia y para salvaguardar el negocio, en la imprenta se ofrecen cajas con hierbas medicinales (manzanilla o tilas), dejando en la trastienda el resto de los artículos.  

Finalizada la contienda y después de haber fallecido su fundador, su hermano, Rafael Miret, se hizo cargo del negocio; a este le sucedieron sus hermanas, Emilia y Catalina, hasta febrero de 1968, año en que su sobrino Luís Olivé y su hijo Luis compraron el negocio a la familia.  

Tras la muerte en 1972 de Luis Olivé, su hijo Luis tomó la dirección de la empresa. Éste último es quien actualmente ha cedido la propiedad del negocio a sus hijas que han creado la sociedad Miret 1919 con su dirección a una de sus hijas, Rosa Olivé.   

En abril de 2022 se trasladaron a la calle Petritxol nº 6 y, añadido a su espíritu original de venta al por mayor y al por menor de postales, christmas y láminas, se han incorporado nuevos artículos de regalo como juegos de mesa, álbumes de fotos, así como una nueva sección dedicada a artículos para celebraciones, como servilletas, platos y manteles. 

a.
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