Sorolla da el pistoletazo de salida al nuevo palacio del arte en Barcelona
La exposición ‘Sorolla. Cazando impresiones’ inaugura el Palau Martorell, un centro de 1.600 m2 en el Barrio Gótico dedicado a los grandes maestros del arte
Barcelona tiene un nuevo espacio para el arte. Y no es cualquier lugar, sino un palacio neoclásico ubicado en el corazón del Barrio Gótico, construido entre 1886 y 1900 para acoger la Antigua Sociedad de Crédito Mercantil.
El Palau Martorell, ubicado en Ample 11 frente a la Plaza de la Mercé, destaca por sus grandes proporciones, su simetría y la distribución de los elementos decorativos en el cuerpo central de la fachada principal.
Lo que más sorprende al entrar es la gran claraboya con una espectacular vidriera sostenida desde dos pisos más arriba, que aporta luz natural a todo el espacio, acompañada por una ornamentación formada por columnas dóricas.
El Palau Martorell despliega 1.600 metros cuadrados para acoger exposiciones de grandes maestros del arte
En tanto su planta principal, que tiene acceso al balcón, presenta un espacio rectangular donde brillan los frescos en el techo y un artesonado que le impregna unos aires majestuosos.
1.600 m2 dedicados al arte
La programación de este espacio privado, que ofrece 1.600 metros cuadrados dedicados al arte, busca convertirse “en un motor cultural”, dijeron los gestores culturales Jesús Rodríguez y José Félix Bentz, a cargo de la dirección del Palau.
“Queremos traer a Barcelona importantes muestras de grandes maestros como Chagall, Alphonse Mucha, Calder, Basquiat o Tamara de Lempicka, entre otros”, dijeron.
Sorolla, el primero
El elegido para abrir la temporada fue Joaquín Sorolla con la exposición Cazando impresiones, comisariada por Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del artista valenciano y experta en su obra, y María López del Museo Sorolla.
La exposición de Sorolla consta de 193 óleos en pequeño formato que el artista llamaba ‘manchas’ o ‘apuntes’
La muestra, que se puede visitar hasta el 5 de marzo, consta de 193 óleos en pequeño formato sobre tabla, cartón u otros materiales pertenecientes a la colección de ese museo madrileño.
Estas obras forman parte de los 2.000 óleos que el pintor valenciano había realizado sobre cartones y tablillas, que los llamaba ‘apuntes’, ‘manchas’ o ‘notas de color’.
De apuntes a obras de arte
En un principio se consideraron obras íntimas, productos inacabados del trabajo del pintor, pero pronto se apreció en ellas su libertad creativa y empezaron a exponerse y a cotizarse como muestras de lo más personal y original del artista, apunta en el Palau Martorell.
Sorolla las utilizó a veces para ensayar composiciones, pero a menudo como mero ejercicio. “Las conservaba en su estudio, sujetas con alfileres cubriendo con ellas paredes enteras, pero pronto empezó a enmarcarlas, y en todas sus exposiciones estos cuadritos tuvieron una presencia abundante y destacada”, agregan.
Estas pequeñas obras contienen fragmentos del Sorolla más brillante, en una muestra dividida en los períodos de Formación y consolidación (1880-1903), Madurez artística (1904-1911) y Plenitud (1912-1919).