Puerto Rico, más allá de las playas de ensueño y la piña colada

Además de la belleza de sus costas, Puerto Rico es un país de una variada gastronomía, dueño de una rica biodiversidad y con curiosas tradiciones ancestrales

Yoga en las aguas de El Yunque. Foto Discover Puerto Rico

Yoga en las aguas de El Yunque. Foto Discover Puerto Rico

A Puerto Rico muchos la conocen como “la playa de Nueva York” por la gran cantidad de visitantes de esa ciudad y el resto de la Costa Este de Estados Unidos que llegan hasta aquí en busca de descanso.

Y entendido al modo caribeño, o sea mar, sol, arena, hamaca, cocotero y piña colada en mano.

Pero es bastante injusto la simplificación de esta isla como un mero destino de sol y playas. Por más que éstas sean de auténtico ensueño y queden perfectas en las fotos del móvil.

La biodiversidad boricua

De hecho Puerto Rico es una isla con una rica biodiversidad, con una atractiva cultura mestiza y con una gastronomía (producto de ese cruce de culturas), sabrosa, variada y contundente.

La exuberante naturaleza de El Yunque. Foto Discover Puerto Rico

Respecto a lo primero, este estado libre asociado a Estados Unidos tiene un 16% de su territorio insular acogido a alguna figura de protección de la naturaleza (Bosque Estatal, Reserva Natural y Refugio de Vida Silvestre). Y en la zona de influencia marina, el porcentaje de protección asciende al 26%.

Entre los lugares más espectaculares se encuentra el Bosque Nacional de El Yunque, que cubre las laderas de la Sierra de Luquillo, cuya máxima altura en la colina de Toro alcanza los 1.074 metros de altura.

Puerto Rico tiene al 16% de su superficie protegida en bosques estatales, reservas y refugios naturales

Se trata de un bosque tropical lluvioso, lo que favorece la proliferación de una increíble biodiversidad: más de 150 especies de helechos (incluido el helecho gigante, que tiene un tronco similar al de una palmera y alcanza alturas de entre 2 y 12 metros); 240 especies de árboles (88 de ellas endémicas); y 120 especies de animales vertebrados, con varios tipos de murciélagos y reptiles, además del animal nacional de Puerto Rico: el coquí.

Este es un pequeño anfibio que emite un característico sonido repetitivo y que logra proyectarlo en otra dirección para defenderse de sus depredadores.

Cascada en El Yunque. Foto Discover Puerto Rico

Qué hacer en El Yunque

Son muchas las actividades que se pueden disfrutar en El Yunque: desde las caminatas por sus senderos hasta el baño en sus cascadas y pozas, que tienen una temperatura ambiental media de unos 21° C, donde sumergirse en los ríos es siempre una delicia.

También hay otras algo más técnicas, como el barranquismo o la escalada, pero siempre con la ayuda de guías y expertos como los de la empresa Island Journeys. Además, se pueden ascender las torres de observación Yokahú y Monte Britton para, desde ellas, tener una visión de conjunto de este magnífico espacio protegido.

Lagunas que brillan

No muy lejos de El Yunque se encuentra la Laguna Grande de Fajardo. Se trata de una de las tres bahías bioluminiscentes de Puerto Rico, algo menos conocida que la de la vecina isla de Vieques (playa Mosquito), pero igualmente atractiva.

El curioso brillo de la Laguna Grande de Fajardo. Foto Discover Puerto Rico

La bioluminiscencia la provoca un tipo de fitoplancton, los microorganismos dinoflagelados, que emiten destellos de luz azulada con el movimiento del agua, como si se tratara de luciérnagas marinas.

La Laguna Grande de Fajardo es una de las tres bahías bioluminiscentes de Puerto Rico

A esta laguna salada, a la que se accede a través de un canal de manglares, se llega en canoa a la caída de la tarde y supone uno de los espectáculos naturales que, sí o sí, hay que experimentar en esta isla caribeña.

La gastronomía y el ocio en Fajardo

Antes merece la visita alguna de las exclusivas marinas del municipio de Fajardo, en las que atracan embarcaciones de recreo, propiedad de muchos viajeros adictos esta forma de transporte y alojamiento.

Junto a uno de esos puertos deportivos, Villa Marina, y la playa Sardinera está el restaurante El Cayo (Carr. 987 KM 1.6 Bo, 00738), ideal para disfrutar, aparte de bonitas vistas a la vida marinera, con la gastronomía puertorriqueña más típica: de los mofongos (pasta hecha a base plátano verde) con carne, pescado, mariscos y verduras, a las alcapurrias (aperitivos fritos).

Mofongo y langosta del restaurante El Cayo. Foto Alfredo García Reyes

Y sin olvidar las carnes y los pescados locales, siempre generosamente acompañados de diversas preparaciones a base de plátano, arroz, alubias y verduras.

Sin alejarse demasiado de esta zona del Noreste de Puerto Rico, una buena opción de alojamiento es el Hotel Wyndham Grand Río Mar, junto a una playa visitada de abril a junio por las tortugas marinas, que nacen aquí y regresan para desovar.

Con la filosofía de un resort, que no un todo incluido (concepto poco habitual en Puerto Rico), este gran hotel ofrece servicios de gran categoría, varios restaurantes tematizados y extensos jardines con piscinas, donde es muy fácil relajarse y descansar.

Junto al hotel hay un escenográfico campo de golf de 18 hoyos en torno al cual ha crecido uno de los complejos residenciales más exclusivos de esta parte de la isla, con grandes mansiones de diseño, ante las que resulta imposible reprimir más de un pensamiento de insana envidia.

Instalaciones del Wyndham Grand Hotel. Foto Discover Puerto Rico

Las playas de Puerto Rico

Las playas que hay frente a esta urbanización compiten en belleza civilizada con las más salvajes de Loíza, municipio ya muy próximo a San Juan, capital de Puerto Rico.

Un buen ejemplo es la playa Vacía Talega, extenso arenal dorado, de aguas y tranquilas (por lo general), flanqueado por un cinturón de palmeras y matorrales que separa la playa de una serpenteante carretera litoral, por la que circular es toda una delicia visual.

A la sombra de los cocoteros, bañándose en este Caribe esmeralda y conversando con una población local que suele preferir esta playa a las de los grandes núcleos turísticos, uno entiende por qué tanta gente foránea ha decidido establecerse aquí al llegar su tiempo de retiro profesional.

Playa Vacía Talega. Foto Discover Puerto Rico

Vestigios indígenas y las huellas de la esclavitud

Pero, como hemos apuntado, Puerto Rico es mucho más que sus maravillosas playas. Y Loíza es un buen ejemplo de ello. Junto al núcleo de población conocido como Loíza Aldea hay una enorme oquedad natural en la roca que ya usaron los nativos taínos como refugio ante los periódicos huracanes.

En Puerto Rico se da un curioso caso de sincretismo religioso entre la figura de Santiago con el dios guerrero de las creencias afroantillanas

En esta cueva se han encontrado objetos de uso cotidiano que están permitiendo conocer la forma de vida y organización social de ese pueblo, prácticamente desaparecido con la llegada de los colonizadores, a principios del siglo XVI.

Folclore de Loíza. Foto Alfredo García Reyes

Exterminados los pobladores originarios de la isla y necesitados de mano de obra para la explotación de las tierras agrícolas, los colonizadores hicieron uso y abuso de la permisividad legal y social respecto a la esclavitud, fundamentalmente originaria de las costas occidentales del África negra.

Aquellos esclavos, cristianizados por imposición, mantuvieron en la intimidad de sus hogares y en sus reuniones sociales parte de sus cultos ancestrales, disimulados por un singular sincretismo a partir de las imágenes religiosas católicas.

Es el caso del apóstol Santiago, asimilado con el dios guerrero de las tradiciones afroantillanas y que en Loíza se convierte en protagonista de las fiestas mayores de la localidad.

En ella intervienen personajes enmascarados como los vejigantes, representantes del mal que se asocian con demonios o, incluso, con las tropas musulmanas de las fiestas levantinas de moros y cristianos (particular interpretación del clásico español del Santiago Matamoros).

Vestidos tradicionales en Loíza. Foto Discover Puerto Rico

La música y el arte

Otra protagonista del folclore local, presente en toda celebración que se precie, es la música. Fundamentalmente, el baile de la bomba con sus diferentes estilos.

Para ejecutar estas danzas, al son de tambores de diferente tamaño, las mujeres visten vaporosas faldas de volantes decoradas con colores muy llamativos, mientras que los hombres suelen hacerlo de blanco y con sombrero de paja, emulando el vestuario los esclavos durante sus tareas en el campo.

Quien mejor ha sabido plasmar tantos y llamativos elementos culturales populares es el artista local Samuel Lind.

Obras de arte de Samuel Lind. Foto Discover Puerto Rico

Él ha sido (y sigue siendo) autor de buena parte de los carteles anunciadores de las Fiestas de Santiago de Loíza y, a través, de sus originales representaciones pictóricas y escultóricas, desvela los estrechos vínculos entre continentes (América, África y Europa) que forman parte del ADN de Puerto Rico como nación.

La visita a su estudio se ha convertido en una visita obligada no solo entre amantes y coleccionista de arte, también para todo aquel que quiera empaparse de la rica cultura local y llevarse de esta isla caribeña algo más que un bonito recuerdo de sus magníficas playas y sus muchas riquezas naturales.

a.
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