Amatller y Simón Coll o cómo soñar la Pascua en chocolate

La mona barcelonesa y el chocolate se convierten en la mejor de baile durante la Pascua. Dos tiendas emblemáticas, Amatller y Simón Coll, ofrecen su expresión más refinada (y deliciosa)

Monas de Pascua. Foto: Simón Coll.

La mona de Pascua es el dulce que anuncia que la cuaresma y sus antipáticas restricciones han tocado fin y, a pesar de ser una tradición estrella en la gastronomía catalana (se venden cerca de un millón de monas, sin contar las elaboradas artesanalmente), las monas se pueden encontrar con diferentes nombres y variaciones, en cualquier lugar de la península.

Tradicionalmente los padrinos regalan la mona a sus ahijados el domingo de Pascua y se consume el Lunes de Pascua, que en algunas comunidades como Cataluña, La Rioja, Navarra, Comunidad Valenciana e Islas Canarias sigue siendo festivo.

Dos firmas que saben a mona de Pascua

Y es precisamente en Cataluña que existen dos nombres que saben a mona y a chocolate de puro cacao y, de hecho, son parte de la historia de esta golosa tradición, pero también las pioneras en un dulce 100% de chocolate y unos adornos que hoy siguen muchas otras casas.

Huevo de primavera. Foto: Simón Coll.

Hablamos de Amatller, sí el Amatller de la famosa casa modernista del paseo de Gràcia, y de la Tienda Amatller de la Pedrera,y se Simón Coll.

Entre las tiendas más emblemáticas que tiene Amatller en Barcelona está la Casa Museo Amatller, origen de la marca, ubicada en el Paseo de Gracia, un establecimiento que ocupa las antiguas estancias de la casa familiar de los Amatller, de finales de siglo XIX y gran valor arquitectónico, obra de Puig i Cadafalch.

La otra, claro, es la Tienda Chocolate Amatller, justo al lado de otro mito de la arquitectura, La Pedrera de Gaudí. Se trata de una tienda que seduce desde que se accede, con sus aromas, colores, diseño y arte, y donde es posible encontrar absolutamente todas las colecciones de Chocolate Amatller, además de chocolates a granel únicos en toda la ciudad.

Casa Amatller

Una visita a la Casa Amatller descubre no solo una arquitectura única sino también uno de los Institutos de Historia del Arte más prestigiosos de Europa, con más de 360.000 copias fotográficas y más de 30.000 libros y documentos. De hecho, el Instituto Amatller de Arte Hispánico es uno de los centros de referencia para la investigación y divulgación de la historia del arte.

Foto: Casa Amatller.

Diseñada en 1900 por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch, la Casa Museo Amatller invita a realizar un viaje en el tiempo a través de uno de los mayores ejemplos del modernismo catalán. Se conserva en estado original, incluido el mobiliario y la decoración de época.

Si en la escalera principal se pueden ver figuras de animales que realizan diversos trabajos relacionados con la producción del chocolate, sobre una espectacular chimenea del salón familiar aparece una escultura en la que una princesa castellana y otra azteca se unen, que simboliza el viaje del cacao a través del océano, desde que fue descubierto por los europeos, en el siglo XVI, hasta su llegada al viejo continente.

Con más de 300 años de historia, Chocolates Amatller es una marca de prestigio chocolatero en Europa que nace cuando Gabriel Amatller se establece en Barcelona como aprendiz y luego como maestro chocolatero.

En 1797 ya produce sus propios chocolates y deja a sus dos hijos un taller a partir del cual ellos y fundan una fábrica de 50 trabajadores.

Tienda Amatller La Pedrera. Foto: Jordi Català.

Chocolates Simón Coll

Antoni Amatller se hace con la empresa familiar en 1872 y crea la modernizada Chocolates Amatller. Tras su muerte, la fábrica la gestionan administradores, que en los años 70 del siglo XX, la ponen a la venta. El testigo es recogido por otra marca de prestigio histórico: Chocolates Simón Coll. La fusión es un hecho.

Tras seis generaciones y más de 180 años, Simón Coll, fundada en el 1840, está presente en más de 50 países con 4.000 puntos de venta.

El gran espacio de Simón Coll, Espai Xocolata, que este año celebra su décimo aniversario con más de medio millón de visitantes, es algo así como un parque temático del placer, un paraíso para los amantes del cacao y del chocolate que hay que visitar, sí o sí, en Sant Sadurní d’Anoia (no solo viven de espumosos el hombre y la mujer).

Colección figuras de Pascua. Foto: Simón Coll.

Chocolates en Pascua

Simón Coll también rinde tributo con su chocolate a los diferentes protagonistas de la Pascua: los padrinos, la familia, los reposteros y, por supuesto, los más pequeñitos.

Y lo hace a través de más de 200 tipologías de figuritas que se organizan en cinco categorías: chocolates de decoración (para monas de pascua); tradiciones pascuales del mundo; chocolates que responden a aficiones; chocolates de imaginación; y chocolates de fantasía.

Fantasía pura es la que presenta cada uno de los chocolates diseñados con creatividad e imaginación y que pueden llegar al 70% de pureza: perlas de colores; huevos de todos los tamaños envueltos con diferentes motivos; huevos de Pascua clásicos; cestas y hueveras con media docena de huevos de chocolate; figuritas de osos, patos, gallinas, perros, conejos; pero chocolates que rinden homenaje a diferentes aficiones, como pelotas de fútbol, motos GP, coches de Fórmula-1, patines de chocolate (existe un patín de 250 g).

Fantasías de chocolate. Foto: Simón Coll.

Además, se pueden encontrar en estas tiendas figuras de chocolate con juguetes y sorpresas: dinosaurios y unicornios; un huevicornio (huevo con unicornio de peluche y figuras recortables); huevo de dinosaurio blanco (12 modelos de dinosaurios coleccionables); el huevo-deco-espectacular (incluye dos mini-mangas pasteleras de chocolate blanco); y botones de chocolate de colores, entre cientos de ofertas más.

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