Paseando por la Salamanca más literaria

Salamanca, cuna de la primera gramática castellana, es una ciudad que rezuma literatura por sus cuatro costados. Visitamos sus páginas más icónicas

En Salamanca se puede pasear por el Huerto de Calixto Melibea. Foto: Turismo de Salamanca.

El 18 de agosto de 1492, mientras las carabelas de Colón se dirigían hacia el oeste con rumbo a lo desconocido, en Salamanca finalizaba la impresión de la primera gramática castellana.

Se trataba de la primera gramática de una lengua romance y con ella Antonio de Nebrija, su creador, se adelantaba a su tiempo y marcaba el camino de los estudios gramaticales modernos.

Quizás este suceso histórico sea la razón por la que mucha gente dice que en Salamanca se habla un castellano totalmente puro y correcto. Sin embargo, será como en tantos otros lugares de España: hay gente que lo habla de una manera excelsa y otros que lo patean sin piedad.

En el primer grupo se encontraban diversos escritores que vivieron en Salamanca y/o localizaron en esta maravillosa ciudad la acción de sus personajes. Hablamos de autores como Carmen Martín Gaite, Torrente Ballester, Fernando de Rojas o Miguel de Unamuno.

La Universidad de Salamanca es la más antigua de España. Foto: Turismo de Salamanca.

Y es que, al caminar por las calles de la urbe que posee, también, el orgullo de ser la morada de la universidad más antigua de España, uno se da cuenta de que cada rúa es una página de un libro escrito. O por escribir.

Por ello, una de las mejores formas de conocer Salamanca desde un punto de vista diferente, histórico y creativo es buscando esos lugares donde la literatura ha dejado su huella imperecedera.

El huerto de Calixto y Melibea

A escasa distancia del centro de Salamanca, un pequeño jardín no logra, a pesar de sus apocados esfuerzos, pasar desapercibido ante los ojos de los amantes de la literatura.

El huerto de Calixto y Melibea posee una belleza intrínseca más allá de su protagonismo en La Celestina, aquella afamada obra con la que Fernando de Rojas despidió al siglo XV.

Huerto Calixto y Melibea. Foto: Turismo de Salamanca.

Ese atractivo reside en su aspecto medieval (con ciertos toques árabes) y la fresca sombra que proyectan sus árboles frutales y parras, que en los días calurosos sirve de cobijo a los estudiantes que vienen a pasar el rato y charlar junto a las estatuas de los personajes de la famosa obra.

Entre las esculturas destaca la de la vieja alcahueta, que intenta encender la llama del amor entre las jóvenes parejas que por allí se dejan caer.

El Café Novelty

Casi 120 años de historia contemplan al Café Novelty. Con ello tiene el honor de ser el más antiguo de Salamanca y estar incluido en el top 10 de los más antiguos de España.

Cafe Novelty. Foto: Turismo de Salamanca.

Este café es famoso por haber sido un enclave fundamental de la vida social, cultural y política de la ciudad.

A sus mesas se han sentado a escribir novelas, artículos periodísticos y ensayos, autores de la talla de Carmen Martín Gaite, Jorge Volpi, Víctor García de la Concha o el gran Torrente Ballester. Este último era tan asiduo y querido que, en el año 2000, al poco de su muerte, se creó una estatua de bronce en su rincón favorito, justo junto a la entrada.

También Miguel de Unamuno disfrutaba aquí de su tertulia diaria mientras se tomaba un café o una copa digestiva.

Hoy en día, el Café Novelty es el lugar perfecto para tomarte algo – su carta es realmente extensa, incluyendo desde helados hasta platos típicos de la tierra – mientras admiras los edificios de la preciosa Plaza Mayor salmantina.

Plaza Mayor de Salamanca. Foto: Gilberto Pereira | Pixabay.

La casa de Miguel de Unamuno

Aunque a algunos les pudiera parecer así, Miguel de Unamuno no vivía en el Novelty, y tampoco en la Universidad de Salamanca (de la que fue rector en tres ocasiones).

En ambos lugares pasaba buena parte de las horas del día, pero su casa se hallaba en el número 4 de la calle Bordadores.

No nació ahí, pero sí murió. Sin embargo, para visitar su casa museo hay que caminar unos minutos hasta el 25 de la calle Libreros.

Casa de Unamuno en la Calle Bordadores. Foto: Turismo de Salamanca.

Allí vivió durante algunos años y al recorrer el interior de ese edificio del siglo XVIII podrás admirar algunos de sus manuscritos, sus ropas y, en definitiva, un pedacito de su vida.

Otro pedacito lo encontramos en el café-bar Niebla, que lleva ese nombre en honor a una de las obras más reconocidas de Unamuno. En él podremos probar algunos de los mejores cócteles de Salamanca.

Biblioteca Casa Museo Unamuno. Foto: Turismo de Salamanca.

El río del Lazarillo de Tormes

Es imposible asomarse a las vivas aguas del río Tormes sin acordarse del pícaro más famoso de la literatura española: el Lazarillo de Tormes.

El protagonista de la obra nació en un pueblo junto al río, en Tejares, que ahora es un barrio que forma parte de la ciudad.

Uno de los puentes tendidos sobre el Tormes, el Puente Romano, es protagonista de la célebre obra, ya que junto a él se encuentra la estatua de un toro sin cabeza – símbolo prerromano de gran importancia histórica –, en la que el maestro ciego casi le abre la cabeza al lazarillo por su gran ingenuidad inicial.

Puente romano y catedrales. Foto: Turismo de Salamanca.

Hoy en día, los dos personajes principales de esta magnífica obra se hallan aquí representados con una escultura de bronce.

Fray Luis de León y Carmen Martín Gaite

Casi 400 años separan el nacimiento de otros dos escritores que dejaron su huella en Salamanca: Fray Luis de León y Carmen Martín Gaite.

Para ver al primero tendremos que acercarnos a la antigua fachada de la Universidad de Salamanca. Frente a ella, una estatua recuerda su estrecha vinculación con esta institución.

Fray Luis, gran poeta y humanista del siglo XVI, fue encarcelado por traducir al castellano El Cantar de los Cantares. Cuando, cinco años más tarde, regresó a las aulas para impartir clase, dejó una frase para la Historia: “Como decíamos ayer…”.

Estatua de Fray Luis de León frente a la Universidad. Foto: Turismo de Salamanca.

También en esa universidad estudió un tiempo la escritora salmantina Carmen Martín Gaite, una de las figuras más importantes de las letras hispánicas del siglo XX, siendo galardonada con el premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1988.

Al fallecer, en el año 2000, Salamanca le rindió su merecido tributo al crear una bonita y enternecedora escultura en la plaza de los Bandos. En ella aparece con su distintiva boina y su cuerpo posee la forma de un libro.

Y es que, quizás Salamanca pueda ser vivida como un libro. Dejando que cada calle, cada hoja, nos sorprenda con su contenido y nos adentre en una historia que nos mueva el corazón.

a.
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