AVA hace balance «no positivo» de 2023 pese a subir un 50% el precio y bajar a la mitad las pérdidas

Cristobal Aguado asegura que 20 cultivos han ido peor, 9 regular y sólo 5 bien

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Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), hace un balance «no positivo» del año 2023 pese a contar con precios que ni se imaginaban en los años de mayor crisis agrícola. Las cotizaciones han mejorado entre un 30% y hasta un 50% en los cultivos y las pérdidas se han reducido a la mitad, según han explicado los agricultores. Sin embargo, Aguado negó optimismo por la reducción de la cosecha.

Las cifras de pérdidas han caído drásticamente. AVA eleva a 170 millones las pérdidas por razones climáticas en 2023. Aquí se engloba a las pérdidas derivadas de la sequía, las elevadas temperaturas y las granizadas. En 2022, las pérdidas por los mismos motivos se elevaron hasta los 285 millones. Es decir, el último ejercicio vió reducido sus pérdidas en un 40%.

Sin embargo, si además se suman las pérdidas por los elevados costes de producción, la competencia deseal de las importaciones, la falta de soluciones para plagas, los robos y los datos de la fauna salvaje (jabalís, sobre todo) se sitúa impacto para los agricultores en 400 millones de euros. Esto es justo la mitad que los 800 millones que se registraron en 2022.

Mientras tanto, la siniestralidad agraria en España que recibió indemnizaciones de Agroseguro se elevó a 1.300 millones, un 60% más que los más de 800 millones de 2022.

Con estos datos, Cristóbal Aguado digo que el balance es «no positivo». «El balance es 20 cultivos han ido mal, 9 han ido regular y 5 razonablemente bien», apuntó. La explicación fue: «Si yo en un campo produzco 10 kilos pero necesito 40 para ser rentable, por muy caro que me paguen, no consigo rentabilidad. En cosecha normal, con el precio de este año, no tocaríamos palmas pero estaríamos satisfechos pero sin cosecha normal, no».

Desde AVA aseguran que la sistemática supresión de materias activas fitosanitarias y la generación de resistencias siguieron dificultando la lucha contra las enfermedades y plagas, como el Cotonet de Sudáfrica y los ácaros en cítricos, las moscas blancas y cotonets en caquis, la pyricularia en el arroz, etc. En 2023 llegaron a la Comunitat la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) y la avispa asiática (Vespa velutina) que provocaron nuevos perjuicios a ganaderos y apicultores. Las pérdidas en materia de sanidad vegetal y animal se situaron en 70 millones.

La superpoblación de fauna salvaje, sobre todo de jabalíes, disparó los daños agrarios hasta los 50 millones, un 25% más que en 2022. Por su parte, la escalada de robos de naranjas en la presente campaña citrícola aumentó las pérdidas de la delincuencia rural a 30 millones, en un año negro con importantes sustracciones de cosechas, maquinaria e instalaciones de riego.

2023 fue también el primer año de la nueva Política Agrícola Común (PAC) que comportó menos beneficiarios, más burocracia y nuevas exigencias ambientales no adaptadas a la realidad de los cultivos. Las instituciones europeas libraron una dura batalla entre los impulsores de un Pacto Verde diseñado de espaldas al campo y los partidarios de medidas acordes a la ciencia y de aplicación real en la agricultura.

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