Concursos de acreedores cerrados en falso: la ‘cruz’ de los juzgados mercantiles
El caso de Martinsa Fadesa muestra la falta de perspectiva de muchos convenios frente a la dureza de la crisis
Martinsa Fadesa se encuentra al borde del precipicio. La inmobiliaria se ha visto incapaz de cumplir con la amortización de deuda –36 millones de euros, que representa un pago del 0,50% del total de los 7.000 millones de pasivo– que preveía el convenio alcanzado con sus acreedores en 2011. La situación arroja a la compañía a las puertas de la liquidación –por ahora, la evita gracias a una cláusula del propio acuerdo con la banca–.
El caso de la inmobiliaria no es una rara avis. Los juzgados mercantiles de España sufren el fenómeno de los concursos de acreedores cerrados en falso. Se trata de empresas que han logrado superar la quiebra pero que se han visto incapaces de cumplir con el plan de viabilidad. Los expertos consultados por Economía Digital afirman que los casos así se multiplican.
Entorno macroeconómico

La caída no ha sido de golpe. Muchas aprobaron los convenios entre 2008 y 2010 pero no ha sido hasta dos años más tarde que han empezado los problemas. “Muchos convenios incluyen años de carencia con los acreedores. Los problemas empiezan cuando hay que afrontar las primeras amortizaciones”, explica la abogada de Jausas Legal, Maria Elisa Escolà.
Caída de consumo
¿El problema es entonces que los acreedores no aceptaron quitas mayores? El magistrado titular del juzgado número 3 de lo mercantil de Barcelona, José María Fernández Seijo, apunta que en muchos casos la dificultad es la caída de ingresos de estas firmas. “El pacto con los acreedores se hace de acuerdo con lo que se esperaba que podían ganar estas compañías”, añade el magistrado.

Los nuevos concursos
Con este panorama parece que las firmas que han ido trampeando como han podido pero que finalmente han declarado recientemente el concurso de acreedores tienen más posibilidades de salir adelante. Nada de eso. Antonia Magdaleno reconoce que la economía parece haber llegado a un punto de inflexión pero indican que estas firmas llegan al proceso mercantil exhaustas.
En muchos casos no hay más remedio que pedir la liquidación inmediata. “Las posibilidades de alcanzar un convenio son pocas”, concluye.