La cuerda de Freixenet se tensa por la falta de dividendo

La compañía gana menos de lo esperado en el último ejercicio y vuelve a dejar a sus accionistas sin su parte de los beneficios

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Los números no terminan de salirle a Freixenet. Las previsiones que hicieron correr, hace meses, de casi duplicar resultados, han quedado en casi nada. Como avanzó Economía Digital, las bodegas aprobaron las cuentas el 10 de noviembre, en una tensa reunión en la que todavía estaba sobre la mesa una oferta de José Ferrer, primer accionista, por el resto de la compañía.  

La armonía familiar que habían exhibido las tres ramas familiares en los últimos meses desapareció en dicha reunión. Y no sólo por las ganas de vender de unos, sobre todo Enrique Hevia, y la falta de concreción de otro, José Ferrer, con la oferta. También cargó el ambiente la discusión sobre unos resultados peores de lo esperado y que dejarán de nuevo a los accionistas sin dividendo.  

Lejos de los 4 millones de beneficios previstos, Freixenet sólo ganó 2,35 millones de euros en su ejercicio 2015-2016, que cerró el 30 de abril, según los datos publicados por Expansión. La cifra supone un ligero avance del 6,7% respecto a los 2,2 millones de beneficio del ejercicio anterior, pero queda muy lejos de los 10 millones de 2012 y todavía más del récord precrisis de 30 millones.  

Las ventas mejoraron algo más, un 5%, hasta los 529 millones. Sin embargo, el resultado del grupo se resintió de los efectos de la volatilidad en las divisas. El resultado de explotación sí que se duplicó, pasando de 4,7 a 10,7 millones, pero el resultado financiero restó 7,6 millones a la cuenta de ganancias a causa de los tipos de cambio.  

El dividendo de la discordia  

Con estas cifras, los accionistas de Freixenet se han vuelto a quedar sin dividendo. El problema no pasaría de ahí si no fuera por la guerra familiar que hay en el seno de la bodega, y que tiene su origen precisamente en sus pobres resultados económicos y el hecho de no poder repartir beneficios. Estas fueron las causas que llevaron a Enrique Hevia Ferrer, vicepresidente de Freixenet, a querer vender su parte.  

Hevia, que junto a sus tres hermanas controla el 29% de las bodegas, es la voz más crítica con la gestión de los Ferrer Noguer, ejercida por el consejero delegado, Pedro Ferrer, con la ascendencia de su padre, José Ferrer Sala. De 91 años, José Ferrer es el hereu de los fundadores, presidente de honor y primer accionista de las cavas, con el 42%.  

El estancamiento del resultado y la nueva ausencia de dividendos no hizo más que dar la razón a Hevia, que hace casi un año que quiere vender. Por ello, el vicepresidente de Freixenet se impacientó todavía más, aunque cuando su paciencia llegó al límite fue con la marcha atrás de la oferta de Ferrer.

La oferta sobrevuela de nuevo Sant Sadurní  

José Ferrer no consiguió la financiación para presentar su oferta vinculante, por lo que el proceso quedó paralizado. En esa situación, y con los números del último ejercicio encima de la mesa, Hevia decidió dar un paso al frente e intentar descabalgar a Pedro Ferrer de la dirección. Con más o menos intensidad, los Bonet Ferrer, propietarios del 29% restante, coinciden con las críticas de Hevia y, según las fuentes consultadas por Economía Digital, apoyan su intento de ser consejero delegado.

Por ahora, los Ferrer han podido frenar el ímpetu de Hevia. En la última reunión del comité ejecutivo, el 30 de noviembre pasado, los Ferrer volvieron a sacar la carta de la oferta para desactivar –momentáneamente– a su primo rebelde. El presidente de honor de las bodegas no tira la toalla y sigue buscando financiación para comprar los paquetes en venta, que rondarían el 43%.  

La oferta podría formalizarse en una junta de accionistas extraordinaria que se celebrará antes de Navidad. Si Ferrer consigue el dinero, la paz puede estar mucho más cerca, pero si fracasa por segunda vez, puede herir de muerte la continuidad de su rama familiar en el control del primer productor mundial de cava.

Xavier Alegret

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