Las nóminas de los trabajadores alimentan los ingresos del Estado

El IRPF es el impuesto que recauda más recursos, con 70.000 millones de euros en 2012

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La estructura de la fiscalidad española, que ahora pretende reformar el Gobierno que preside Mariano Rajoy, presenta una característica muy particular. El pilar del sistema es el IRPF, el impuesto que más recauda, con algo más de 70.000 millones de euros en 2012. Representa el 43% de la recaudación (ajustada y homogeneizda) de la Agencia Tributaria, como expone el inspector de Hacienda, Francisco de la Torre, en su libro ¿Hacienda somos todos? (Debate, 2014).

Entre los grandes impuestos es el más progresivo, aunque el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quiere ahora reducir los tramos de siete a cinco. De la Torre presentó un estudio en 2011 que desveló otra característica propia del impuesto en España. Y es que, aunque teóricamente el impuesto grava toda la renta del contribuyente, “en la práctica, con los últimos datos disponibles, el 85% de la recaudación del IRPF provenía de las rentas del trabajo”.

Tipo marginal elevado

El impuesto es de los más elevados en el entorno europeo, con el tipo marginal más bajo en la Comunidad de Madrid, con el 51,5%, y con el más alto en Catalunya, con el 56%. Están muy por encima de la media de los tipos máximos para los países de la zona euro, en el 43,7%, y de los países de la Unión Europea, con el 38,5%.

La otra gran fuente de ingresos para las administraciones públicas son las cotizaciones sociales, aunque no se consideran un impuesto. En realidad, son la primera fuente de ingresos del sector público. En 2012 se recaudó casi 134.000 millones de euros, un 35% del total de los recursos recaudados por todas las administraciones por todos los conceptos.

O más productividad o menores salarios

Francisco de la Torre concluye, con esos datos, que la principal aportación a las arcas públicas la realizan los trabajadores por cuenta ajena, directamente de sus nóminas. Entiende que, si, además, esos dos “impuestos”, aunque las cotizaciones no se pueden considerar un impuesto, son de los más altos “del mundo” resulta “evidente que crear un empleo en España es muy caro desde el punto de vista fiscal”.

Y la solución que se plantea es o aumentar la productividad del trabajador, o ofrecer salarios más bajos.

En el contexto de crisis, y con ese modelo fiscal, la pérdida de asalariados –como ha ocurrido con un 26% de paro– implica un desplome de ingresos del Estado que explica la imposibilidad del Gobierno de cuadrar los números.

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