Las siete razones de Mas para convocar elecciones con el presupuesto de fondo

Esquerra y toda la oposición rechaza las cuentas de 2015 por ser "fantasiosas y antisociales"

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El sector soberanista pierde aire. Desde el 9 de noviembre el movimiento independentista tiene la percepción de que ha dejado de avanzar, y de que las diferencias entre CiU y ERC impedirán unas elecciones anticipadas de carácter plebiscitario.

Pero se confía en que todos los actores implicados sean conscientes de que «ahora es el momento», como asegura un dirigente de Convergència. Y, con el riesgo –elevado– de confundir lo que quiere una parte por el todo –el conjunto de la sociedad catalana– las miradas están fijadas en Artur Mas.

El President comprobó este miércoles que los presupuestos que su conseller de Economía, Andreu Mas-Colell, defendió en el Parlament no los quiere nadie. Ni Esquerra Republicana, su único socio potencial, ni el PSC, que sólo sería capaz de llegar a un acuerdo si se modifica toda la hoja de ruta.

La prórroga de los presupuestos como elemento ‘ficticio’ de presión

Mas trató de diferenciar las dos cuestiones: el adelanto electoral, y los presupuestos. Pero sabe que no le quedará más remedio que prorrogarlos. «Sólo habrá elecciones anticipadas si, de verdad, sirven como un referéndum», le espetó a Oriol Junqueras en la sesión de control del Parlament, previo al debate sobre presupuestos.

La cuestión es que la prórroga podría ser la decisión que mas desea el President, pero le sirve para presionar, a su modo, a Esquerra Republicana para consensuar una lista de cara a las elecciones. Todos los partidos, especialmente el PSC e ICV, tacharon las cuentas de «fantasiosas y antisociales».

Mas debe afrontar los próximos días –Junqueras ha afirmado que el adelanto electoral podría ser «un regalo de Navidad»–, con varios condicionantes. Y todos, hasta siete, según las fuentes consultadas, le llevarán a la convocatoria electoral.

La voluntad de Esquerra por las elecciones

La primera, y no la menos importante, es que Esquerra Republicana no ceja en el intento: quiere elecciones cuanto antes, porque ve venir, como CiU, un tsunami en el momento en el que Podemos esté organizado en Cataluña. Desea recuperar a todo ese movimiento que ahora se siente alicaído tras el 9N y animar a más votantes que se sumen a la ola independentista.

La segunda razón es que las bases sociales y los movimientos asociativos de Convergència y de Esquerra quieren esas elecciones, y han redoblado la presión, aunque en las últimas semanas hayan preferido un perfil bajo. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha anunciado nuevas movilizaciones, y su presidenta Carme Forcadell, ha reprochado a sus propias bases que muestren un cierto ánimo derrotista.

El punto álgido del President Mas

El tercer motivo que se valora es que el paso del tiempo en muchas ocasiones lo único que provoca es «empeorar las cosas». Y Mas está en su punto más álgido después del 9N. Pese a los pros y contras que provoca su figura, nadie, dentro del flanco soberanista, puede prescindir de él. Mas tiene ahora su momento para poder seguir liderando el proceso.

El cuarto elemento que se valora es que Mas no puede seguir gobernando sin un presupuesto aprobado, que no contaría con la promesa de la paga extra para los funcionarios. Sería admitir que no tiene socios, ni tan sólo Esquerra Republicana, y que estaría, de nuevo, completamente a merced del Gobierno central y de sus instrumentos de liquidez.

Es, sin embargo, un motivo que no se considera vital. Con la prórroga se admite que el Govern podría controlar mejor el gasto, y que, como defiende ERC, podría habilitar un crédito extraordinario para la paga de los funcionarios.

La comisión de investigación del caso Pujol

La quinta razón y tampoco la menor, es que está en marcha la comisión de investigación del caso Pujol, y, aunque podría quedar devaluada tras la imputación del ex President, Mas podría tener un disgusto. La oposición quiere reabrir las comparecencias, y pedir la del propio Mas.

Luego están los empresarios citados, y la dirección de la comisión por parte del diputado de la CUP, David Fernández, que desea abrir una causa general contra el fraude fiscal. Si se convocan elecciones, la comisión decae, y sólo se podría retomar, en la próxima legislatura, con una nueva votación y con un nuevo consenso político que la habilitara.

¿Cómo aguantar durante dos años más?

El sexto motivo para convocar es que los dirigentes consultados no ven cómo Mas podría aguntar los dos años de legislatura que le quedarían. Ni desde un punto de vista económico, –sin poder político real, condicionado por el Gobierno central– ni desde la defensa de un proyecto político que fuera alternativo al soberanismo.

Y el séptimo, que podría llegar en breve, es la imputación de Mas por el 9N, una vez se decida la admisión a trámite por el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), aunque se podría demorar. Ello jugaría a favor de Mas, y agrandaría su figura.

En «tono navideño», Mas descarta cambiar su hoja de ruta

Por todo ello, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, le ofreció –una vez más– a Artur Mas la posibilidad de cambiar su hoja de ruta de aquí al final de la legislatura.

Mas, amable, –porque Iceta le había sugerido esa propuesta en «tono navideño», le agradeció el gesto. Pero ya con un semblante serio, adusto, el President trazó el silogismo siguiente: «si usted me pide que cambie mi hoja de ruta, es porque entiende que debería tomar otra, y ¿qué otra?, ¿la qué ya se ha intentado durante 30 años?, ¿la de la reforma del Estatut que el Constitucional se cargó?»

Es decir, Mas quiere seguir adelante. Él cree que no tiene otra alternativa, aunque su camino signifique un auténtico bloqueo de la política catalana.

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