Rajoy no teme el ascenso de Junqueras a la Generalitat

El PP debate sobre qué hacer ante el proceso soberanista, pero se inclina por esperar los pasos de CiU

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Ring, ring, ring…. En la base no contestan. Hay problemas, no cogen el teléfono. Tenemos un problema. Estamos en Marte, en una misión muy importante, estamos bien, confusos, desorientados, pero bien. Queremos volver a la base. Pero nos dicen que no hay nadie. Que nadie reacciona. ¿Qué hacemos?

¿Quiénes son esos señores con tantos nervios? Los dirigentes del PP, los miembros del grupo parlamentario en el Congreso, ven en esa situación tan complicada a los diputados de CiU, con los que negocian cada día, con los que comparten la difícil situación política y económica. Y elaboran, con un necesario sentido del humor, dada la complicada situación, un esquema gráfico para explicar lo que sucede.

El grupo de la federación nacionalista en Madrid vive con especial dramatismo la situación política en Catalunya. El grupo lo domina Josep Antoni Duran Lleida, y Josep Sánchez Libre, pero también está al frente Pere Macias. Todos ellos quisieran reconducir las cosas, pero se enfrentan a dos problemas: el Govern que preside Artur Mas busca con escasa suerte una aproximación con el gobierno español, mientras en las encuestas avanza sin desmayo Oriol Junqueras, el presidente de Esquerra Republicana. Y el gobierno español ha comenzado a inclinarse por “la racionalidad”, según fuentes del PP.

Agravios, ¿qué agravios?

¿Y en qué consiste esa racionalidad? En esperar, en operar en dos planos distintos. El primero se plasma en una aproximación en el Congreso en diferentes proyectos legislativos, como ocurrió con la ley de emprendimiento o ahora con la reforma del sector eléctrico. Con negociación en diferentes partidas económicas, y en el presupuesto de 2014. Y solventando las diferencias que puedan surgir respecto al Fondo de Liquidez Autonómica y el Fondo de Proveedores, como ha dejado claro en las últimas semanas el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

El segundo plano lo marca la ley. El PP, según diferentes representantes del partido en el Congreso, y en el Gobierno, y según representantes institucionales, sigue sin entender cómo CiU ha llegado hasta la actual situación. No se reconocen los elementos de disputa que arguye cada semana el portavoz y conseller de Presidència, Francesc Homs. No se ven esos supuestos agravios que el movimiento independentista defiende en cada segundo.

E impera la percepción de que la Generalitat ha logrado crear un clima, con la colaboración de los medios de comunicación autonómicos, que “no se corresponde con la realidad”.

Si no está Mas, vendrá el lobo Junqueras

Y, lo que es más importante, la advertencia de los dirigentes de CiU, Josep Antoni Duran Lleida incluido, “no asustan nada”. Es decir, se ha pasado de la posible operación “hay que salvar al soldado Mas, porque con él se podrá negociar, y no con el lobo Junqueras”, al “ya llegará Oriol Junqueras y ya se verá qué se hará en ese momento”.

Es decir, si CiU defiende que es mejor encontrar una salida entre Mas y Mariano Rajoy, porque con Esquerra Republicana al frente de la Generalitat será todo mucho más difícil, —las encuestas insisten en que Esquerra ya es la fuerza política que ganaría en las próximas elecciones autonómicas— el PP no ve ahora un gran motivo de preocupación.

También Junqueras, se defiende, “deberá negociar, y ver cómo gestiona el día a día y ya dialogará” con el gobierno español.

Esquerra ya no quiere un gobierno autonómico

Esa percepción choca con virulencia con la del propio Junqueras, que ya ha manifestado que a él no le interesa para nada ser presidente de una Generalitat autonómica. Y que luchará para un cambio jurídico en toda regla, ya fuera con una declaración unilateral de independencia o con una consulta de autodeterminación, legal o no.

Pero eso no ha llegado. Y el PP se centra ahora en la situación económica, en ver cómo se puede comenzar a salir de la crisis.

Los diputados de CiU en Madrid conocen esa posición del Gobierno del PP. Y, aunque existen ciertas dudas, el equipo de Rajoy se está imponiendo. Tanto la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, como el jefe de gabinete del presidente, Jorge Moragas, o ministros con ascendencia en Rajoy, como Jorge Fernández Díaz, se inclinan por la exigencia al respeto de la ley –la soberanía que recae en el conjunto del pueblo español no se trocea– .

Retirada de la consulta

Por eso buscan un regreso a la base, una apelación directa a que Barcelona debe reaccionar, a que busque de verdad un acercamiento y una salida política. Pero en la base no se toma en consideración. Los diputados nacionalistas siguen en Marte, inquietos, confusos, desorientados, con una mueca triste en el semblante cuando se les dibuja dentro de una nave en el espacio.

Porque la realidad, admitida por los miembros del PP, es que el gobierno catalán “intenta la aproximación, la busca”, con algunos contactos más tímidos todavía que efectivos.

Y el PP responde con una puerta entreabierta: sí, pero… dejando claro que quiere una mayor convicción. Y esa convicción el president Mas todavía no puede expresarla. Porque, ¿puede Mas dejar de lado su promesa de convocar una consulta soberanista, aunque sepa que es imposible?

Rajoy espera.

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