BBVA y el Santander dan oxígeno a Dir

La banca refinancia la deuda de los gimnasios hasta 2024 y da un respiro a la empresa, que cerró 2017 con fondos propios negativos

Máquinas de un gimnasio Dir.

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Los gimnasios Dir ganan tiempo. La cadena catalana presidida por Ramón Canela es una habitual ya en las sedes de la banca española y a mediados de 2018 volvió a refinanciar la deuda con las entidades, que ya alcanza los 12 millones de euros. Si bien el pool que lideran BBVA y Banco Santander mantiene su confianza en la empresa, quiénes ya muestran síntomas de nerviosismo son los bonistas ante las constantes posposiciones del pago.

La compañía de gimnasios logró aplazar el calendario de pagos hasta 2024. Además, obtuvo prácticamente una carencia hasta abril de 2020, pues en dos años sólo debe hacer frente a vencimientos por valor de 1,65 millones de euros. La cosa se pone sería con la entrada de la nueva década: en 2020 deberá abonar 1,8 millones a las entidades y en el trienio siguiente entregar tres millones por año.

El pacto entre Canela y los al menos doce bancos acreedores de Dir estuvo liderado por BBVA y Banco Santander, los más expuestos al agujero financiero de los establecimientos. La deuda con el banco que preside Carlos Torres asciende a 3,4 millones de euros, mientras que la arrastrada con la entidad liderada por Ana Botín se eleva a los 3,1 millones tras la adquisición del Popular.

En un segundo escalón están el Institut Català de Finances, con un pasivo de 1,23 millones de euros; Banc Sabadell, al que adeuda 1 millón; y Bankinter, con una mochila de 0,79 millones. En un tercer escalón están Caixabank (0,3 millones), Deutsche Bank (0,35 millones), Bankia (0,4 millones), Cajamar (0,51 millones), Liberbank (0,22 millones) e Ibercaja (0,5 millones).

Si bien Dir garantiza la deuda con sus gimnasios, esto podría no ser suficiente para las entidades, que en la anterior refinanciación, en 2015, ya pidieron la entrada de un nuevo inversor que aportase liquidez a la empresa afectada por «la entrada de nuevos operadores de bajo coste y de proximidad», como ella misma reconoce en las últimas cuentas anuales formuladas.

Los bonistas de Dir

La cadena de gimnasios logró reducir el pasivo bancario en 2 millones de euros en 2017 –el último ejercicio disponible–, pero no redujo ni un solo euro la deuda con los bonistas, que se mantuvo en los 11,45 millones de euros. El mecenazgo entre particulares se ha convertido en una de las vías de financiación más recurrentes de Dir en los últimos años. Gracias a ella logró la apertura de nuevos centros en Barcelona.

Sin embargo, Canela se especializó en prorrogar una vez tras otra estas obligaciones. Mientras realizaba nuevas emisiones de bonos, entre 2010 y 2018 refinanció esta deuda en al menos ocho ocasiones; cada una con el consecuente incremento del interés. La última vez fue en octubre, cuando aplazó el pago de 2,5 millones de euros.

«En los últimos años, Dir no ha logrado cerrar ningunas emisión de bonos, las refinancia una y otra vez a costa de elevar el interés», explicaban fuentes financieras hace unas semanas a Economía Digital.

Dir: con fondos propios negativos

Las cuentas de 2017 de los gimnasios revelan un incremento de los ingresos del 5%, desde los 42,1 millones de euros hasta los 44,2 millones de euros, motivado principalmente por el incremento de los clientes. El crecimiento llegó acompañado de una subida del gasto, especialmente por los alquileres y el personal. Así, Dir perdió rentabilidad: el Ebitda cayó desde los 5,2 hasta los 4,2 millones y el beneficio desde los 0,9 hasta los 0,2 millones de euros.

De este modo, el ratio entre la deuda –que ronda los 30 millones– y el Ebitda supera las siete veces, cuando las normas de buen gobierno ya se ponen en alerta al superar las cuatro veces.

Pero lo más preocupante para la empresa es que los fondos propios se tiñeron de rojo y cayeron desde los 1,23 millones hasta los -684.425 euros por lo que la normativa obliga a la compañía a revertir la situación en 2018 o entrará en causa de disolución.

Carles Huguet

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