El gas natural gana terreno al petróleo en el transporte mundial

España se posiciona como referente en el uso del GNL, una alternativa más eficiente y menos contaminante que el petróleo. Enagás coordina un proyecto pionero para crear una red logística de suministro en la Península Ibérica

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Más allá de los cruceros y paseos marítimos glamurosos, en los grandes puertos del mundo funciona diariamente uno de los eslabones clave de la economía global. Los buques de mercancías transportan el 90% de los bienes que se comercializan en el planeta. Enormes barcos que suponen, sin embargo, una grave amenaza para el medio ambiente: el 10% del consumo de petróleo en el mundo proviene de sus salas de máquinas.

Si lo extendemos a otros tipos de transporte (terrestre, ferroviario y aéreo), el uso de estos medios implica el gasto del 55% de las reservas mundiales de crudo.

En los últimos años ha surgido con fuerza una alternativa energética con cada vez más peso. El gas natural licuado (GNL) supone una energía más limpia –genera en torno al 30% menos de emisiones de CO2 que el petróleo y sus derivados– y menos castigada desde el punto de vista de los recursos disponibles. El reto, sin embargo, pasa por articular la infraestructura necesaria para convertir su uso en algo habitual entre las grandes compañías transportistas.  

Cadena logística para la Península

El pasado mes de mayo Enagás, Puertos del Estado y la Comisión Europea presentaron el CORE LNGas hive. Este proyecto, coordinado por la gasística española y en el que participan hasta 42 socios públicos y privados, pretende crear una cadena logística segura y eficiente para el suministro de gas natural en la Península Ibérica.

Entre los factores clave que explican la apuesta de Bruselas por este proyecto (la Comisión lo financia con 16,5 millones, la mitad de la inversión total) sobresalen la posición estratégica de España y su saber hacer en el sector –existen 8 plantas de regasificación en nuestro país. También la importancia  que desde las instituciones comunitarias se le está dando a los combustibles alternativos, mediante directivas como la 2014/94, conocida com Clean Power for Transport.

Esta iniciativa recoge además la realización de 25 estudios que detecten las necesidades de la red de infraestructuras española y portuguesa para adaptarse a este nuevo combustible. Tanto en su abastecimiento a pequeña escala como en el suministro como combustible para grandes barcos (bunkering).

Urgencia medioambiental

Más allá de estas consideraciones, la urgencia medioambiental es un hecho contrastado según los últimos estudios. La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) advierte desde hace años del elevadísimo ritmo de crecimiento de los gases contaminantes derivados del transporte marítimo en Europa.

De acuerdo a la AEMA, de no encontrar alternativas pronto, en 2020 la suma de estas emisiones superará en términos absolutos las generadas por todas las fuentes terrestres. En la búsqueda de alternativas, el GNL aparece, según un gran número de expertos, como quizás la solución más viable.

Actualmente, 73 grandes embarcaciones ya utilizan el GNL como combustible. A estas habrá que añadir, de aquí a 2018, otros 80 buques que ya están en proceso de fabricación. Números que dan una idea del futuro que le depara al transporte de mercancías mundial esta nueva alternativa energética.

Economía Digital

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