La inversión extranjera en Andorra, «un fracaso absoluto»

El gobierno andorrano no consigue reactivar las participaciones extranjeras en el país

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La captación y atracción de inversiones extranjeras fracasa en Andorra, según un análisis del Instituto de Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada. La institución ha registrado un balance negativo desde que empezó a auditar dichas inversiones, después de la Ley 10/2012 y ha llegado a la conclusión que se trata de un «fracaso absoluto». 

Según el informe, los datos que proporciona el gobierno no son “suficientemente extensos y claros” para realizar un seguimiento continuado y preciso del impacto de dicha inversión. Pese a los objetivos de aumentar la participación económica extranjera del gobierno de Antoni Martí, la entidad ha determinado que no se han cumplido en materia de atracción del emprendimiento, del talento, la innovación, el crecimiento, la productividad y la eficacia del uso de los recursos. 

Los últimos datos publicados son de 2016, hecho que hace dudar al instituto sobre su transparencia. Considerando el indicador del volumen de inversiones que se formalizaron en 2017, que alcanza los 82,5 millones de euros; se registra un descenso del 16% respecto el año anterior (98,2 millones).

El grupo de trabajo responsable del análisis señala también el salto entre 2014 y 2015, cuando el índice pasó de 49,8 millones a 97 millones de euros. Creen que este salto no se debe a la contribución extranjera, sino a la regularización de los patrimonios de ciudadanos no residentes. Este fenómeno estaría vinculado a los acuerdos que se establecieron con España en 2014, con los que Andorra pretendía evitar una doble imposición.

Desde el Instituto han señalado al gobierno andorrano como la principal causa del estancamiento de la inversión en el Principado de Andorra. Según el vicepresidente ejecutivo de la entidad, Jesús Sánchez Lambás, Andorra está llevando a cabo un proceso de presentación de un país abierto y de futuro, pero conserva el lastre de “haber acogido en su seno y alimentado un sistema financiero repleto de irregularidades cuyo punto álgido fue la más que discutible intervención de una entidad como Banco Privado de Andorra (BPA)”.

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