La tormenta perfecta que atemoriza a la cúpula de Aena

A pesar de elevar los pasajeros el 5,8% en 2018 y el 7% en lo que va de año, la empresa dice que el crecimiento será sólo del 2% en 2019 por factores ajenos

Maurici Lucena, presidente de Aena.

Maurici Lucena, presidente de Aena.

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Vistas las cifras de los últimos meses, son muchos los que piensan que Aena pecó de conservadora en sus previsiones de crecimiento para 2019. La cotizada presidida por Maurici Lucena transportó 264 millones de pasajeros en 2018 para elevar sus beneficios el 7,8% hasta los 1.327 millones de euros. Sin embargo, sólo apuntó una expansión del 2% para el año en curso.

La compañía controlada al 51% por el Ministerio de Fomento incrementó el volumen de pasajeros el 5,8% en 2018 y comenzó el 2019 todavía mejor: en enero la subida fue del 7%. «¿No está siendo demasiado conservador?», le preguntaban este miércoles los analistas al ejecutivo catalán.

Sin embargo, el dirigente sacó a la palestra un abanico de motivos que hacen ser más pesimista que en el ejercicio anterior a la cúpula del gestor aeroportuario. «Tenemos poca capacidad para visualizar la actividad en verano, todavía», advirtió Lucena.

«Nuestra experiencia nos hace ser prudentes», sostuvo tras añadir que no se deja guiar por los slots reservados por las aerolíneas para la temporada estival. «Las perspectivas sobre la economía europea son buenas», se limitó a decir.

Las dudas de Aena: desde el brexit al petróleo

Pero más allá de la necesidad de tiempo, los ejecutivos de Aena temen una tormenta de contratiempos ajenos a la propia empresa que terminen por recortar la actividad. El primero de ellos es el brexit, pues el Reino Unido es el principal mercado emisor hacia España.

A pesar del crecimiento registrado por los viajeros del país en el último trimestre de 2018, el gestor teme los efectos de un brexit duro, que podría llegar a influir en los derechos de tráfico de aerolíneas como Iberia, Vueling y British Airways.

Aena también anda a la expectativa de como puede impactar un incremento de los precios del petróleo, que recorta los márgenes de las compañías aéreas, a las que puede obligar a reformular su operativa reduciendo ya rutas poco rentables.

Además, no todas las aerolíneas europeas podrán sobrevivir con la subida del combustible. Si en el Viejo Continente existe una sobreoferta de vuelos, la tendencia parece caminar hacia la consolidación aérea, que implicaría la supresión de vuelos duplicados.

El último factor que amenaza la velocidad de crucero que Aena lleva en los últimos dos años es la recuperación de otros destinos competidores. El turismo español se benefició de los atentados terroristas ocurridos en Turquía y el norte de África, un capítulo que parece superarse, pues ambas regiones vuelven a atraer visitantes.

Carles Huguet

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