Las subvenciones para los seguros agrarios, en el aire

Las asociaciones del sector temen que las administraciones autonómicas supriman las ayudas y ponga el peligro la continuidad de la actividad

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Los seguros del sector agropecuario, a diferencia del de un vehículo o una vivienda, obtiene unas subvenciones del Ministerio de Agricultura y de las administraciones autonómicas que permiten reducir los costes en un 50%. En el último año, el Gobierno central ha destinado 280 millones de euros para asegurar los campos y pastos.

Estas ayudas son un balón de oxígeno para los agricultores y ganaderos pero la decisión de algunas comunidades autónomas de suprimir estas ayudas, como consecuencia de una política de recortes, eleva las tarifas a niveles inasumibles por el sector. “Sin subvenciones la actividad se apaga y aunque en algunas ciudades se han mantenido, la tendencia va en el sentido de reducirlas o eliminarlas”, aseguran fuentes de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA).

Castilla y León, Murcia y Extremadura ya han avanzado que no sufragarán la parte que les corresponde de estas subvenciones y el sector agroalimentario de España se ha unido para evitar que esta corriente se contagie al resto de administraciones.

La letra pequeña 

La importancia de asegurar el cultivo o los pastos se hace más patente cuando una catástrofe como las heladas, la piedra o el fuego amenaza la cosecha. En este último caso, y como ejemplo más reciente, se encuentran los miles de afectados por las 50.000 hectáreas calcinadas en los incendios de Cortes de Pallás y Andilla, en la provincia de Valencia.

Bajo estas circunstancias, existen dos posibles situaciones: que el incendio haya afectado directamente a la explotación o que las llamas hayan afectado a zonas colindantes y la plantación se haya deshidratado.

Si por desgracia ocurre lo primero, el seguro cubre el daño de la producción con un 20% de franquicia. Esto significa que en cualquier caso el propietario de las tierras asumirá esta parte de los daños. “Si el incendio ha dañado el 100% del cultivo se cobrará sólo un 80%, si afecta a un 50%, el seguro paga un 30%”, apuntan desde AVA. Por contra, en los campos de cereal no hay franquicia. “Lo que se te ha quemado se te paga”.

Penalizaciones si las catástrofes se repiten

Asimismo, el precio del seguro, aunque depende de la zona de riesgo, puede variar de un año a otro según la buena o mala suerte que hayan tenido los agricultores. “Agroseguro estudia el histórico de cada particular para evaluar si se le ofrece una bonificación o una penalización. Por un incidente no suele haber un recargo pero si un campo ha sufrido varios, sí”, explica la asociación valenciana.

Con todo, si a una penalización se le añade la extinción de las ayudas públicas “el coste del seguro subirá drásticamente y al final no se podrá pagar” cuando en algunos casos las pólizas ascienden a “cientos de miles de euros”.

Economía Digital

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