Mahou desata la guerra de la cerveza en Madrid

Las familias Herráiz y Gervás priman a las grandes franquicias con precios de coste que discriminan a los bares tradicionales

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Mahou-San Miguel, el grupo cervecero más importante de España, ha desatado una guerra que ha puesto a temblar a la competencia. Y es que ya no resulta sorprendente que el quinto de cerveza (20 centilitros) sea más barato que el agua embotellada (alrededor de un euro) en muchos bares de Madrid.

La multinacional, propiedad de las familias Herráiz y Gervás, ha catapultado su crecimiento reciente sobre la base de una agresiva oferta. La fórmula del éxito se consolida en las grandes franquicias de Madrid. Venden los cubos cerveceros de cinco botellas (un litro en total), cubiertos de hielo, y con un precio mata crisis: tres euros.

“La competencia en este sector es una muestra de las condiciones casi perfectas de la oferta y demanda en un mercado como el de la hostelería, terminan diseñando opciones sumamente competitivas. Lástima que otras industrias como la energética, la banca o la inmobiliaria no se rijan por los mismos parámetros”, explica el secretario general de la Federación Española de Hostelería, Emilio Gallego.

Que beban todos

La fórmula, que invita a un mayor consumo, fue creada por las cadenas 100 Montaditos y La Sureña, propiedad de la empresa Restalia, de origen andaluz. Su éxito también se ha extendido a los bares del sur de España y lo han copiado otras cadenas como Tragatapas, que vende la marca San Miguel. Promociona el «botellín» en lugar del «botellón». «Mahou está entrando de forma muy agresiva en las ciudades y comunidades donde es fuerte su competencia. El coste de producción de un barril de 50 litros, sin contar costes de distribución y comisiones, es de 10 euros. Es decir, 20 céntimos el litro. Ellos lo venden a 40 céntimos, lo que casi se prodría consederar precio de coste», explica un distribuidor de Damm.

Los bares tradicionales se sienten en clara desventaja ante la agresiva estrategia comercial de las grandes franquicias, que negocian precios muy inferiores al del resto del sector. Y siguen pidiendo apoyo económico a las cerveceras para mejorar sus terrazas, toldos o neveras. «Antes le dábamos dinero en efectivo. Ahora, sólo barriles para que ellos saquen su ganancia», explica otro distribuidor cervecero.

Perjudicial para la industria

Fuentes de Heineken aseguran que la empresa es consciente de que la guerra de precios, a la larga, “es perjudicial para todo el sector”. Por ello, la empresa es partidaria de complacer a los establecimientos con otros servicios como mejora en los sistemas de enfriamiento y asesoría para que el bar logre una mayor rotación.

Ninguna de las principales cerveceras del país, Mahou, Heineken y Damm, quieren debatir en público el espinoso asunto de la política de precios. Tampoco la patronal, Cerveceros de España, que justifica toda esta situación por la bajada generalizada del consumo en los bares españoles.

Competencia

Las dos grandes competidoras que disputan el mercado a Mahou, Heineken-Cruzcampo y Estrella Damm, temen que una nueva merma de márgenes en la industria termine por fulminar los beneficios del sector, que experimentó una caída de consumo del 4,5% en bares y restaurantes en 2012.

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