Nissan amenaza con un ERE a la plantilla de Barcelona

El fabricante japonés advierte a la plantilla con “otras alternativas” después de que las negociaciones para recortar 600 empleos no fructificaran

Los trabajadores de Nissan durante una concentración. EFE

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Hace tres semanas, Nissan lanzó un ultimátum a su fábrica de Barcelona: si quería una nueva planta de pintura que garantizase su futuro debía aceptar un recorte de 600 de personas​. La oferta inicial era cubrir el cupo con prejubilaciones, pero debía cerrarse antes de Semana Santa. Este jueves se celebró la última reunión con los sindicatos. Terminó sin acuerdo, por lo que el fabricante japonés ya amenaza “con otras alternativas”. Una velada mención a la aplicación de un expediente de regulación de empleo.

La compañía emitió un comunicado en el que lamentaba que los sindicatos no aceptasen «las condiciones propuestas». Y proseguía: «Ante la evidente falta de acuerdo en el tiempo solicitado, la dirección considerará otras alternativas con el objetivo final de garantizar la competitividad y asegurar la sostenibilidad de la planta de Barcelona«.

José Vicente de los Mozos, responsable mundial de fabricación y logística de Renault y presidente de la Alianza Renault-Nissan en España, aseguró que no entraba en sus planes «realizar ningún expediente de regulación de empleo (ERE). Sin embargo, en apenas cuatro reuniones, la cúpula ya dejó caer la velada advertencia en la mesa de negociación con los responsables de los trabajadores.

La empresa que dirige Genís Alonso en España insiste en «la necesidad de ajustar la estructura actual de la plantilla en los términos planteados». Es decir, el fabricante quiere reducir el número de trabajadores de la instalación de la Zona Franca hasta los 2.500 para «reducir los costes fijos» ante la caída de la producción. En el ejercicio 2018/2019, la instalación sacará a la carretera apenas 57.000 unidades frente a las 200.000 para las que está capacitada.

El recorte es necesario «para ser competitivos y optar a nuevos proyectos», dice la dirección

La dirección defiende que los recortes se realizan «con el objetivo de ser competitivos y poder optar a nuevos proyectos» que revitalicen la fábrica. No obstante, la plantilla exige un plan industrial a largo plazo que garantice inversiones y que las prejubilaciones se acometan bajo las mismas condiciones de las que se beneficiaron los que se adscribieron al último plan –ahora son inferiores–.

El tiempo tampoco sobra, pues en 2023 la actual planta de pintura ya no podrá utilizarse según la nueva normativa europea. Sin embargo, el nuevo centro será también un cepo a la capacidad productiva: si hasta ahora Nissan Zona Franca puede sacar al mercado 200.000 coches al año, con la nueva nave el volumen se reducirá a la mitad. La idea era que la nueva nave esté ya activa en 2022.

El govern subvencionará parte del proyecto, que costará 70 millones de euros, en concepto de apoyo a la investigación y el desarrollo y la eficiencia energética. El esquema ya se utilizó en la reinvención de Nissan Ávila como fábrica de componentes. Entonces, el fabricante puso 40 millones de euros de su bolsillo y la Junta de Castilla y León aportó los 50 millones restantes hasta alcanzar los 90 millones requeridos para el proyecto.

“Todo está regulado por la Comisión Europea”, dijo De los Mozos, que declinó realizar estimaciones de la parte del pastel que llegaría financiada con el apoyo público.

Las cifras de Nissan Barcelona

A comienzos de abril, Nissan dio a conocer las previsiones de producción en Barcelona para el ejercicio 2018/2018. La instalación ensamblará 57.000 vehículos; un descenso del 24% frente a los 75.000 vehículos que salieron de la planta catalana la temporada anterior. Los únicos dos modelos que se mantienen en el recinto se repartirán el montante total: se harán alrededor de 46.000 pickup Navara y 11.000 furgonetas NV200.

Las cifras comunicadas a los trabajadores ya son ligeramente a las que la cúpula europea de Nissan dio a conocer. El presidente de Nissan Europa, Gianluca de Ficchy, fijó en 60.000 unidades el nuevo suelo de la fábrica catalana. «No podemos controlar los flujos del mercado», lamentó el directivo.

Carles Huguet

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