Nissan llenó Barcelona de modelos deficitarios: perdían 1.047 M€

Ninguno de los modelos que todavía se ensamblaban en Barcelona funcionó comercialmente y se sumaron al Pulsar en la lista de coches fallidos

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Nissan ya pone cifras a la sangría de modelos fallidos destinados a Barcelona. Uno de los grandes reproches realizados a la multinacional es que desde el adiós de la Nissan X83 no fue capaz de encontrar un vehículo de éxito para la fábrica catalana. Y ahora la crítica queda ahora rubricada con números. En toda su vida útil, los tres últimos coches hechos en la instalación de la Zona Franca suponen un agujero de 1.047 millones de euros a las cuentas de la organización.

La información financiera a la que ha tenido acceso Economía Digital –la misma que revelaba unas pérdidas de 607 millones de Nissan Motor Ibérica en el ejercicio 2019/2020— muestra como la producción de la pick up Nissan Navara y las furgonetas NV200, tanto eléctrica como de combustión, superaban unas pérdidas de 1.000 millones a nivel operativo. Y eso sin tener en cuenta el Nissan Pulsar, el modelo que llegó bajo el mandato de Frank Torres para salvar la planta y que la abandonó por la puerta de atrás hace dos años.

La mayor parte de la factura reside en las dificultades para rentabilizar la pick up Navara, un modelo destinado al mercado de Oriente Medio que no fue bien recibido por los compradores y no alcanzó los niveles de demanda previstos. Así, las pérdidas operativas del modelo entre 2017 y 2022 –el ciclo vital previsto para el automóvil– son de 655,6 millones de euros.

Los años de vida que le restan al modelo supondrían 482,3 millones de euros del agujero; un incremento debido a la negativa de Mercedes de mantener su contrato con la marca japonesa para la fabricación de pick ups. De hecho, la primera huelga de la plantilla de Zona Franca fue para bloquear el último pedido de la firma alemana, de 1.000 unidades. Queda por ver, eso sí, la indemnización que recibirá Nissan por la rescisión del acuerdo antes de tiempo.

La eNV200, el único modelo que crecía en Barcelona, pero su volumen era tan bajo que la mantenía en pérdidas

La compañía también ensamblaba el modelo para Renault, pero su dimensión era mínima. Apenas salían 500 vehículos al año de la fábrica por los aproximadamente 25.000 Nissan y 7.000 Mercedes.

Los números contrastan con las declaraciones tranquilizadoras del expresidente de Nissan Europa, Paul Wilcox, que hace dos años declaraba que Zona Franca era «la planta europea de pick-up para la Alianza Nissan-Renault”. “Ha sido una decisión estratégica especializar la fábrica, y es una buena decisión que le da potencial”, añadía.

Pero más allá de la pick up, la instalación catalana también fabricaba la furgoneta eléctrica eNV200, un modelo que para muchos en el sector llegó demasiado pronto, cuando todavía no había suficiente demanda para este tipo de vehículos. De completarse el periodo 2017 y 2022, las pérdidas operativas de este automóvil hubieran alcanzado los 300,6 millones de euros. 

La furgoneta de cero emisiones era el único producto que crecía en la planta –aunque suponía un pequeño porcentaje de la producción total–, pero con el lanzamiento de la versión eléctrica de la Renault Kangoo estaba previsto que sus ventas descendieran en el futuro.

Renault canibaliza los modelos de Nissan que funcionan

Y el modelo que mejor funcionaba también fue víctima de la alianza con Renault, como ya sucedió en 2014 con el adiós de la Renault Traffic y la Nissan X83. La versión de combustión de la NV200 abandonó el centro hace un año rumbo a la planta de Maubeuge (Francia), en la misma plataforma que la Renault Kangoo. En los tres años que estuvo en Barcelona, las pérdidas operativas alcanzaron los 93,3 millones de euros.

«La alianza ha sido nefasta para la red de fábricas europeas de Nissan, pues Renault elabora bastantes productos nuestros, pero ninguna de nuestras plantas ensambla grandes modelos suyos», explicaban fuentes sindicales en mayo. Y con un Estado como el francés en el capital de la firma gala, la prioridad es mantener la ocupación en sus centros a pesar de tener una peor productividad que sus homólogas españolas.

El vínculo de Barcelona con Renault siempre fue complicada. La instalación mantuvo una relación de amor-odio con la marca. Una suerte de ni contigo ni sin ti: Nissan es difícilmente viable sin la firma gala — que ya les salvó en 1999—, pero las fábricas francesas canibalizan la producción que podría haber supuesto la salvación de la infraestructura española.

Además, tras más de un año de trabajo de estudio la alianza Nissan-Renault-Mitsubishi presentó en junio su nuevo plan de futuro en el que las tres se repartieron el liderazgo en el globo y las diferentes gamas de vehículos. El golpe fue doble para la capital catalana: la empresa nipona cedió a la marca del rombo encabezar tanto la estrategia en Europa como en el segmento de las furgonetas.

El precedente del Nissan Pulsar

Lo cierto es que los modelos asignados a la instalación catalana arrastra problemas jamás fueron los grandes éxitos de la sociedad japonesa. Cuando en 2014 Frank Torres, entonces director general de Nissan Motor Ibérica y hoy el hombre encargado de cerrar la fábrica, anunció la llegada del Nissan Pulsar, lo hizo con la promesa de que se crearían 1.000 nuevos empleos.

Sin embargo, el vehículo no triunfó por sus elevados costes –muchas de las piezas procedían del Reino Unido— y no caló entre los consumidores que ahora mismo prefieren modelos como los SUV, lo que encarecía todavía más el producto por su baja demanda.

Carles Huguet

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