Nissan España mira con recelo la alianza con Renault para salvarse

La plantilla admite que la situación de sus plantas es complicada y no vislumbra el aterrizaje de un modelo que la salve del cierre hasta, como pronto, 2023

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Con la fábrica de Nissan en Barcelona por debajo del 30%, la plantilla del fabricante japonés anda inquieta con el futuro de la compañía en el país. La realidad es que ninguno de los centros repartidos por la península vive ahora en un presente boyante y los trabajadores asumen que la apuesta por las plantas europeas de su aliada Renault sega la viabilidad de los centros en España. La posibilidad de un divorcio entre ambas marcas es una de las opciones para recuperar antiguos niveles de producción, dicen, aunque se trata de una arma de doble filo.

En un acto convocado por los sindicatos USOC, UGT, CCOO y CGT, los representantes de la plantilla lamentaron que “las plantas productivas de Nissan en España son cada vez menos productivas”. Lo cierto es que parece poco probable que aparezca un modelo que salve la principal fábrica en el país, la de Barcelona, tras el adiós de la pick up Mercedes X. “No habrá nuevas asignaciones hasta dentro de dos años, como mínimo, y la dirección ya nos ha dicho que no sacará vehículos de otros centros para traerlos aquí”, añadieron.

La preocupación es evidente, sobre todo después de que el presidente de Nissan Europa, Gianluca de Ficchy, advirtiera a los trabajadores esta misma semana: “La fábrica de Zona Franca (Barcelona) ya no es rentable y tendrá un excedente de personal a partir de mayo”, cuando se dejará de ensamblar el modelo para Mercedes. A partir de ahí, los trabajadores calculan que sobrarán entre 200 y 300 personas de las 2.450 que ahora ocupan la instalación.

Nissan Barcelona asume a que, como pronto, no recibirá un nuevo vehículo hasta 2023

Antes de verano, el ejecutivo prometió que presentaría un plan para la fábrica. Y en el horizonte solo parece haber dos alternativas: una adjudicación o el cierre. “Aunque cayera un nuevo vehículo, habría que ver como aguantamos hasta 2023, cuando se empezaría a elaborar el nuevo coche, seguramente eléctrico”.

Lejos quedaron los días en los que el vicepresidente de la alianza Nissan-Renault, José Vicente de Los Mozos, se veía como esperanza. La careta ya cayó y hoy al todavía presidente de la patronal de fabricantes Anfac se le ve como un miembro más del engranaje corporativo de la dirección. «La última vez que lo vimos fue con el anuncio del expediente de regulación de empleo (ERE) de 600 personas que presentaron el año pasado». En calidad de asesor, eso sí, para no mancharse las manos.

Pero el papel de Renault sí se antoja importante en el devenir de la instalación. Con el futuro de la alianza en entredicho tras la detención de Carlos Ghosn, los sindicatos establecen una relación de amor-odio con la marca. Una suerte de ni contigo ni sin ti: Nissan es difícilmente viable sin la firma gala — que ya les salvó en 1999— , pero las fábricas francesas canibalizan una producción que podría haber supuesto la salvación de la instalación catalana.

La NV200 ya migró a Francia y hay miedo de que la eNV200 siga el mismo camino

El principio del fin ya fue el adiós de la Renault Traffic, en 2014. Más reciente es la despedida de la furgoneta NV200 de combustión, que se fabricará en la planta de Maubeuge, en la misma plataforma que la Renault Kangoo, con el consecuente ahorro de costes. Y lo peor de todo: el grupo francés trabaja para lanzar al mercado una versión eléctrica del modelo, por lo que en Barcelona ya se teme que la eNV200 — el único vehículo que sube producción en la planta—  también emigre hacia el otro lado de los Pirineos.

«La alianza ha sido nefasta para la red de fábricas europeas de Nissan, pues Renault elabora bastantes productos nuestros pero ninguna de nuestras fábricas ensambla grandes modelos suyos», comparan. Y con un Estado como el francés en el capital de la firma gala, la prioridad es mantener la ocupación en sus centros a pesar de tener una peor productividad que sus homólogas españolas.

Romper la alianza no sería necesariamente una buena noticia para la planta catalana. Barcelona podría aspirar a cazar modelos que se hacen en las distintas instalaciones de Renault, pero con solo dos grandes fábricas en el continente — BCN y Sunderland—  podría suponer el repliegue definitivo de Nissan en el territorio. De hecho, Bloomberg ya informó en octubre que el fabricante sondeaba deshacerse de sus centros productivos en Europa ante la crisis que la azota en el territorio, donde la caída de ventas en 2019 rondó el 20%.

No es solo un problema de Nissan Barcelona

Pero la atonía en la producción no es solo un problema de la fábrica de Nissan en la Zona Franca. En la misma Barcelona, la marca cuenta con una planta en la que la elaboración de bastidores es una de las grandes tareas. Con el adiós de la pick up de Mercedes en mayo, el centro se puede topar con un excedente de plantilla, pues buena parte de la actividad se marchará de la mano del vehículo alemán.

Mientras, Nissan Ávila no termina de reflotar. Aunque en este caso no por culpa del fabricante nipón. Si bien la compañía ya ejecutó las inversiones prometidas para reconducir la planta, la Junta de Castilla y León todavía no había cumplido.

Y a pesar de ser calificada como «la joya de la corona» por Gianluca de Ficchy ante los sindicatos, a Nissan Cantabria también se le avecinan nubarrones. El ejecutivo trabaja en una actualización del centro, que fabrica especialmente para Renault, y prometió la creación de un centro de fundición de aluminio. Las palabras chirriaron en las orejas de la plantilla, pues su aliado francés proyecta un plan idéntico en Valladolid.

Carles Huguet

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