Sánchez Ortega, el ex CEO de Abengoa, hace ahora fortuna con BlackRock

Los accionistas minoritarios acusan al ex consejero delegado de utilizar información privilegiada sobre el desplome de la energética para hacer negocio

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Manuel Sánchez Ortega dejaba su cargo como consejero delegado de Abengoa el pasado 19 de mayo de 2015. Tras cinco años al frente de la compañía, el alto ejecutivo se despedía de la energética sevillana por motivos «estrictamente» personales. A través de un comunicado interno, Abengoa agradecía la «excelente labor realizada» tras haber «completado con éxito un profundo proceso de transformación». Presumían de cerrar las acciones clase B a 3,05 euros cada una.

Un mes y medio más tarde, el 8 de julio, Sánchez Ortega era anunciado en diversos medios de comunicación como el nuevo fichaje de una de las gestoras de fondos de inversión más grandes del mundo, BlackRock. No transcurrieron ni dos meses para que la citada compañía tomase posiciones bajistas –supuestamente pidió prestado un número de acciones con el objetivo de devolverlas devaluadas para, así, quedarse con la diferencia de valor– en Abengoa al adquirir el 0,24% de su capital social.

Según se desprende de la querella criminal presentada por algunos bonistas minoritarios de Abengoa, Sánchez Ortega hizo uso de información privilegiada para provocar el beneficio de BlackRock. Es por ello que le acusan de un delito de administración desleal y de un delito de uso de información privilegiada para obtener un beneficio propio.

¿Ocultación de información?

Hay juristas que sostienen que, incluso, se podría analizar la existencia de un delito societario si se entiende que existió una ocultación de información.

Esto se fundamenta en un punto de la querella presentada ante la Audiencia Nacional por los abogados Felipe Izquierdo y Eliseo Martínez en el que exponen lo siguiente: «Más que curioso e indiciario resulta que, días antes de cesar de su cargo, el Sr. Sánchez Ortega hablara de buenos resultados y perspectivas de crecimiento para Abengoa».

El 31 de agosto algunos medios de comunicación se hacían eco de que BlackRock y el fondo First Reserve se perfilaban como socios de Abengoa. De BlackRock, en concreto, se dijo que tenía más de cuatro millones de acciones B de Abengoa y 300.000 acciones de clase A. Las negociaciones pretendían levantar una ampliación de capital de 650 millones de euros.

Devaluación cuantificada en 13 millones

En abril de 2015 las acciones habían llegado a cotizar a 3,570 euros (clase A) y 3,299 euros (clase B). En cambio, en noviembre cerraron a 0,440 euros (A) y 0,292 euros (B). El valor de los cuatro millones de acciones de clase B prestadas ascendía a más de 13 millones de euros en abril y, en noviembre, habían caído a 1,1 millones de euros. En cuanto a las de clase A pasaron de estar valoradas en un millón de euros a 132.000 euros.

Esta diferencia de valor, de unos 13 millones, es el beneficio que podría experimentar BlackRock tras haber tomado posiciones bajistas gracias a la información privilegiada que manejaba Sánchez Ortega, según entienden los accionistas minoritarios de Abengoa indignados.

Suculenta indemnización

A nivel personal, Sánchez Ortega también ha experimentado un suculento enriquecimiento. Su salida de Abengoa se saldó con una indemnización de 4,48 millones de euros –el equivalente al sueldo que tuvo en su último año– que podría verse ampliamente incrementada con un variable de otros 3,3 millones de euros condicionados al cumplimiento de determinados objetivos de ventas.   

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