Casi la mitad de las familias gasta un 10% menos en la cesta de la compra pese a la inflación

Los hogares buscan alternativas más económicas y reducen el nivel de desperdicio con tal de disminuir el impacto de la subida de precios

Una persona realiza compras en un supermercado. EFE/ Juan Ignacio Roncoroni

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Con un incremento interanual de los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas del 13,8% como el registrado en agosto, cabría de esperar que el gasto medio de los productos básicos se incrementara de un año a otro. Sin embargo, al ver como crecían los tíquets de compra, el 40% de las familias españolas ha activado el modo ahorro hasta conseguir gastar un 10% menos en sus compras habituales en el último año, según datos de la consultora Kantar.

Este porcentaje corresponde a la categoría que la empresa de análisis de datos atribuye a los grupos más vulnerables: aquellos que ya notan un impacto negativo de los precios sobre sus ingresos y prevén cambios en sus compras. A este 40% se le suma otro 21% correspondiente a los hogares que, por ahora, no han sido afectados por el alza de precios, pero ya toman medidas de ahorro por prudencia.

En la otra cara de la moneda, hay un 22% de las familias encuestadas por la consultora que sí han visto como sus ingresos menguaban, pero no han adoptado cambios. El 17% restante corresponde a los más privilegiados, que ni han sentido el golpe de la inflación ni prevén modificar sus hábitos.

Menos desperdicio

Kantar asegura que el 80% de las empresas del gran consumo han aumentado los precios a niveles inferiores al IPC. Aun así, los compradores están asumiendo un 77% de los incrementos. Para reducir este impacto, los hogares toman sus propias medidas, como la reducción del nivel de desperdicio, que ha bajado en un 12,3% respecto al año pasado.

Otra de las opciones es buscar alternativas más económicas, sea a través de promociones o por la substitución de ciertos productos. Por ejemplo, el sector de la distribución ya ha detectado una mayor compra de productos como el pollo en detenimiento de otras carnes más caras, como la ternera.

Una de las opciones más claras es incrementar el consumo de productos de marca blanca, por lo general percibidas como más baratas. De hecho, la cuota de mercado de las marcas de las distribuidas españolas ha aumentado en tres puntos porcentuales este 2022 respecto al año pasado, hasta el 41%. La inflación desbocada ha significado una aceleración en la compra de estos productos, dado que en 2020 sumaban el 37,6% de las ventas de los supermercados.

Mientras los consumidores toman sus propias medidas, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se ha reunido esta semana con las patronales del sector para establecer una cesta de la compra a precios fijos y menguar el impacto de la inflación sobre el comprador. Al final, los representantes de las distribuidoras y fabricantes rechazaron la ya cuestionada propuesta de Díaz por estar sustentada por bases «erróneas» y por los problemas de competencia que comportaría.

El consumo se estanca

En todo caso, Kantar también ha cuantificado una reducción del volumen de compra por hogar respecto al 2021 del 5,7%. Más allá de la inflación y los cambios en la conducta de los consumidores, la consultora atribuye esta bajada del consumo en mayor medida al final de la pandemia: con el fin de las restricciones, ha crecido el gasto fuera del hogar.

Pese a la reducción del gasto, Kantar apunta a una evolución estable, si no un estancamiento, del gran consumo de cara a finales de año, por la clara relación entre su crecimiento y la inflación. Por esto, prevé que las compras de los hogares para el cierre del año alcancen los 80.539 millones de euros solo, un 0,2% menos que en 2021.

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