Decepción del automóvil con el Gobierno por el Perte: no es la lluvia de millones que esperaba

La industria ve difícil absorber los 3.000 millones procedentes de Europa por los requisitos impuestos por el Gobierno y las limitaciones europeas a las ayudas

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, da un discurso mientras participa en un acto sobre sostenibilidad turística celebrado en el ámbito de la Feria Internacional de Turismo FITUR 2022. EFE/Chema Moya

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Después de un año de escuchar hablar de él, las expectativas alrededor del Perte del automóvil eran muy altas. El sector aspiraba a que los 3.000 millones procedentes de Bruselas financiasen buena parte de su inversión eléctrica en el país. Pero un mes después de conocer las bases de los fondos, la euforia se ha evaporado: los requisitos marcados por el Gobierno y las limitaciones europeas a las ayudas europeas fueron un jarro de agua fría. 

Economía Digital pudo conversar con cinco compañías que aspiran a captar buena parte de los fondos europeos, tanto fabricantes de automóviles como firmas de componentes. Para ninguna fue una sorpresa positiva el contenido del orden de bases que el Ministerio de Industria publicó la última semana de diciembre. Una vez analizada, las conclusiones coinciden: “veremos si hay demanda para los 3.000 millones ofrecidos”. 

Para empezar, lamentan la escasez de fondos que les llegarán directamente. A pesar de que el Perte está organizado en 1.550 millones de euros en ayudas directas y 1.340 millones en créditos blandos, las cantidades a percibir van determinadas por la inversión acometida. Para las grandes empresas, el rango se reducirá a entre un 50% y un 15% del gasto total. Para las pymes eso sí Para las pymes, las ayudas rondarán entre el 70% y el 45% de la inversión realizada. 

Las categorías más subvencionadas son la investigación industrial y los estudios de viabilidad. Para mejorar los procedimientos y la innovación, el apoyo directo es solamente del 15%.  

Las corporaciones tampoco podrán utilizar los fondos europeos a su gusto. Según la Comisión Europea solo se podrán financiar “la investigación industrial, el desarrollo experimental, la innovación de procesos, la innovación organizativa y las inversiones destinadas a la eficiencia energética y la protección del medio ambiente”. Ni hablar de financiar las inversiones en infraestructuras, como podría ser erigir una nueva planta o ampliar las fábricas ya existentes.

Los consorcios tendrán hasta septiembre de 2025 para finiquitar sus proyectos

En un documento hecho público el pasado 15 de diciembre, la administración continental avisa además que los consorcios tendrán hasta 30 meses de tiempo o hasta septiembre de 2025 –lo que llegue antes– para tener listos sus proyectos a partir de la concesión de la ayuda.

La gran empresa también expresa sus dudas sobre las capacidades de las pymes para absorber la inversión necesaria para impulsar estos Perte. Las iniciativas que se presenten deberán implicar al menos a cinco empresas (mínimo un 40% de pymes que aporte el 30% de la inversión).

El orden de bases dejó fríos a los fabricantes, pero llevan todavía peor que la convocatoria de las ayudas no esté abierta. El paso se debería dar en las primeras semanas de febrero, pero lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta cuando será. De hecho, las fuentes consultadas advierten que se podrían estar introduciendo matices para hacer el plan más seductor.

Desde el Ministerio, explican que trabajan para tener preparada la convocatoria «cuanto antes», aunque todavía no existe una fecha para la publicación. Además, aseguran que mantienen «una relación fluida y constante con el sector de la automoción, como no podía ser de otra manera». «Cuando salga la convocatoria y se presenten los proyectos, se verá el interés del sector», añaden.

El automóvil critica la falta de diálogo

Como ya explicó Economía Digital, el automóvil se quejó en repetidas ocasiones ante el ministerio que dirige Reyes Maroto de su escasa participación en el diseño del plan de ayudas. Aquí coinciden tanto empresas como sindicatos, que siempre que fueron consultados criticaron la falta de diálogo social existente. Con el aterrizaje de Wayne Griffiths, presidente de Seat, a la cúpula de Anfac se aspira a mejorar la relación.

Las grandes compañías del sector no habían podido conocer el plan hasta apenas pocos días antes de que la Comisión Europea publicase el informe que lo autorizaba. Por ello las expectativas eran tan altas. O existía tanta incertidumbre. Las dudas se comienzan a disipar al comprobar que no es la lluvia de millones que algunos habían esperado.

«El Perte es una ayuda para este sector, pero no va a solucionar todos los problemas”, avisó el expresidente de Anfac y cabeza visible de Renault en España, José Vicente de los Mozos, en su despedida. “La velocidad del cambio en España es insuficiente […] Francia y Alemania están por delante de nosotros”, añadió. Más comedido fue su sucesor: «El apoyo es suficiente, la ministra siempre demuestra buena colaboración», aunque añadió «que siempre se puede hacer más, sí». Y terminó con una crítica a la «velocidad de implementación», de estas ayudas.

El más agresivo fue sin duda Carlos Tavares, consejero delegado de Stellantis –con tres fábricas en el país–. «¿España quiere perder el trabajo de los últimos 20 o 30 años? ¿O quiere construir sobre ello?», se preguntaba en una comparecencia hace dos semanas. «Dependerá mucho de la velocidad y la dinámica que el Gobierno español quiera impulsar. Sin rapidez, corre el riesgo de perder el éxito español de los últimos 20 o 30 años porque las cosas van muy, muy deprisa», avisó.

Carles Huguet

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