El Gobierno se queda solo con su previsión de un déficit del 3% frente a la opinión de 20 analistas

Más de una veintena de observadores económicos dudan que España sea capaz de fijar el objetivo que se marcó: dejar el déficit al 3% del PIB este año

El ministro de Economía, Comercio y Empresa español, Carlos Cuerpo (d), y el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, ofrecen una rueda de prensa este jueves en Madrid. EFE/ Chema Moya

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La renuncia a presentar unos Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2024 cambia ligeramente la hoja de ruta del Ejecutivo, pero no el objetivo: este año, sí o sí, las cuentas públicas tendrán una desviación de ‘solo’ el 3% del producto interior bruto (PIB), la cifra ‘mágica’ fijada en los Tratados europeos que convertirá a España en un país cumplidor… al menos en la parte del déficit.

Así lo insistió el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, durante una comparecencia junto al comisario Paolo Gentiloni, el responsable de Asuntos Económicos en la Comisión Europea, tratando de despejar cualquier duda al respecto. «Más allá de la decisión con respecto a la prórroga del Presupuesto, tenemos muy claro el objetivo de déficit para el año 2024, el 3%, en el contexto de la vuelta de las reglas fiscales», aseveró.

El Gobierno, aún en funciones, se comprometió el año pasado tanto en el Programa de Estabilidad como en el Plan Presupuestario en que la diferencia entre ingresos y gastos públicos sería del 3%, nueve décimas menos que en 2023 -la cifra definitiva, y no la proyección del Gobierno, se conocerá a finales de mes-. Y ahora, a pesar de que no habrá Cuentas para el ejercicio, se aferran de nuevo a la senda comprometida con Bruselas.

El Banco de España y el Panel de Funcas dudan del déficit

Sin embargo, más de una veintena de instituciones dudan de que el Ejecutivo vaya a clavar esta cifra, quedándose lejos no solo este año, sino también el que viene. En concreto, el Banco de España cree que el déficit se estancará en el 3,5% en el próximo trienio, con la ratio de deuda pública sobre el PIB cayendo este año también, pero repuntando tanto 2025 como en 2026.

Pero es que el Panel de Funcas, que recoge las opiniones de 19 analistas, sitúa el consenso para el déficit de este año en el 3,6% y para el próximo en el 3,2%. De los 18 -el departamento de estudios del Banco Santander no calcula el saldo público-, solo la firma Oxford Economics apunta que el Ejecutivo dará en el clavo en el 3% este año y el siguiente. Para 2024, los siguientes más más optimistas (Caixabank Research, Centro de Estudios de Economía, el ICAE y Metyis) apuntan a un 3,4% de déficit, con el más negativo (Ceprede) yéndose al 4,4%.

Sin embargo, hay un elemento que se encargó de recordar el comisario Gentiloni durante su comparecencia con Cuerpo: la reactivación de las reglas fiscales, que recibirán la luz verde definitiva en abril, en 2025, con la exigencia de elaborar planes fiscales a medio plazo, para los próximos cuatro o siete años, en septiembre. Justo cuando debería iniciar el ciclo presupuestario para el año siguiente.

«Durante el verano, los estados miembros prepararán sus planes fiscales y en septiembre deberán finalizar ese nuevo marco para implementar a partir de 2025», recordó Gentiloni.

Un ajuste de más de 36.000 millones en cuatro años

Estos planes fiscales deberán incluir sendas creíbles y factibles de reducción del déficit y de la deuda pública. El Banco de España, esta misma semana, calculó que el ajuste necesario debería ser, cada año, del 0,5% del PIB (unos 7.000 millones). La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal ha ido más allá, calculando un ajuste de 0,64 puntos porcentuales cada año desde 2025 hasta 2028. En total, 2,56 puntos del PIB, unos 36.000 millones, tomando como referencia el actual volumen del PIB.

¿El hecho de que no haya presupuestos permitirá corregir las cuentas públicas? Por un lado, impedirá el aumento del gasto público previsto en los nuevos presupuestos, que tendrían un techo de gasto de 199.120 millones. También puede afectar a la adopción de nuevas inversiones que, a su vez, repercutan en el crecimiento económico. Pero, sobre todo, puede limitar la adopción de medidas que incrementen el gasto -salvo que se tramite por real decreto-ley-, lo cual permitiría contenerlo.

Con todo, y como avanzó el Ejecutivo en octubre, hay medidas que sí o sí se han adoptado y que afectarán al balance. Entre ellas, la subida de las pensiones o la retribución a los funcionarios, que Función Pública ha decidido tramitar como una enmienda al decreto de medidas contra la inflación para poder sacarlo adelante cuanto antes.

Ahora, el Gobierno se centrará en elaborar la Actualización del Programa de Estabilidad, que se remite en abril a Bruselas, pero sobre todo los planes fiscales a partir del verano, que cobrarán relevancia en la nueva gobernanza económica que pactaron los Veintisiete. «Por eso la importancia de concertar los esfuerzos en la elaboración de los Presupuestos de 2025, donde coincide el elemento temporal», apuntó Cuerpo.

La falta de Presupuestos no afectará al despliegue de los fondos europeos, insistió el ministro, algo que hizo respirar de alivio en Bruselas, muy preocupados por el ritmo de ejecución del Plan español. La Comisión dio un plazo adicional de dos meses, hasta el 20 de mayo, al Ejecutivo para hacer cambios técnicos en algunos de sus hitos del Plan de Recuperación y, sobre todo, para sacar adelante la reforma del subsidio por desempleo de Yolanda Díaz, que Podemos hizo descarrilar en el Congreso.

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