El Gobierno intensifica las relaciones comerciales con Turquía y obvia los ‘tics’ autócratas de Erdogan

Tras los viajes a China y Vietnam, el Gobierno busca reforzar relaciones comerciales alternativas a Estados Unidos para salvar el efecto de los aranceles de Trump

El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez (d), y el presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. Eduardo Parra / Europa Press

La suspensión por sentencia judicial de los mal llamados ‘aranceles recíprocos‘ impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a prácticamente todas las naciones del mundo pilló al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en plena visita oficial a Estambul (Turquía), la segunda de un miembro del Gobierno al país en apenas una semana. El presidente Pedro Sánchez se reunió el pasado viernes 23 con el jefe del Estado, Recep Tayyip Erdogan.

La política hace extraños compañeros de cama y las guerras comerciales, todavía más. Después de la gira de Sánchez por Asia del pasado mes de abril, que incluso provocó tensiones con la Casa Blanca en plena escalada arancelaria, el jefe del Gobierno y el responsable de Economía se afanan ahora por afianzar lazos con Turquía, un país con el que se aspira a alcanzar los 20.000 millones de relación comercial este mismo año y después de que las exportaciones se hayan casi duplicado en el último lustro.

«Los presidentes nos han puesto un objetivo muy claro de llevar estos 20.000 millones que esperamos en 2025 a los 25.000 millones para el año 2029 y esta mañana hemos tenido ya una reunión con empresas españolas que apuntan también a ese potencial de mejora y de crecimiento», dijo Cuerpo al arranque de una jornada en la que se reunió con el ministro turco de Comercio, Ömer Bolat, y antes de reunirse, este viernes, con el gobernador del Banco Central.

El año pasado, Sánchez ya recibió a Erdogan en La Moncloa en el marco de una Reunión de Alto Nivel (RAN) entre los dos países y la relación con Turquía se ha reforzado mucho durante el mandato de Sánchez, no solamente en el ámbito comercial, aunque ello suponga obviar algunos tics autoritarios del presidente otomano.

La reunión del pasado viernes coincidió con la celebración de la Internacional Socialista, que Sánchez preside, en Turquía el sábado. El principal líder opositor a Erdogan, el exalcalde de Estambul y miembro del Partido Republicano del Pueblo (CHP), Ekrem Imamoglu, ha sido detenido y la Fiscalía del país ha prohibido la exhibición de imágenes o la difusión de grabaciones relativas al político. Sánchez enarboló tímidamente un cartel de «Libertad para Imamoglu» el sábado, pero sin querer hacer mucho ruido.

Si en 2018 las ventas de productos españoles a Turquía alcanzaban los 4.827 millones, los datos de comercio exterior de 2024 arrojan unas ventas de 9.013 millones, un avance del 85%. A la inversa, en 2018 importábamos producción turca por valor de 7.565 millones, y en 2024 esa cifra se situó en 9.444 millones. Es decir, una relación que ha beneficiado, y mucho, a las empresas españolas.

«Lo que queremos es que se nos vea también como un interlocutor fiable y que sea un socio confiable para cualquier país, no solo en esta negociación con Estados Unidos [sobre los aranceles], sino en general, puesto que otro de los grandes objetivos de la Unión Europea ahora es seguir aumentando ese espacio de socios estratégicos, seguir aumentando los acuerdos comerciales con el resto del mundo y, entre otros agentes, con países estratégicos como es Turquía», insistió Cuerpo durante su intervención a los medios de comunicación.

Con todo, la relación con Estados Unidos es difícilmente sustituible: las exportaciones en 2024 fueron de más de 18.000 millones de euros, por 28.000 millones en importaciones.

El Gobierno de Sánchez ha puesto el foco en dos mercados que son muy jugosos y donde España tiene mucho margen de crecimiento, aprovechando el refuerzo de las relaciones comerciales para tratar de ganar margen, también, en diplomacia y cumplimiento de derechos humanos. China y Vietnam, ambas potencias a las que viajó el presidente hace poco más de un mes para tratar de abrir camino a las empresas españoles.

En el primer caso, el déficit comercial es enorme: 7.400 millones de euros en exportaciones a China, por 45.173 millones de compras al gigante asiático. En cuanto a Vietnam, compramos más de 5.000 millones de euros, pero vendemos poco más de 500 millones. Es decir, 50.000 millones de compras, en total, por solo 8.000 millones en ventas.

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