La industria alerta sobre una disminución de la producción si el Gobierno retira las ayudas energéticas

Los precios de la electricidad en España siguen condenando a la industria que compite de manera desigual con otros países, y eso supone un lastre

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El precio del mercado mayorista eléctrico en España sigue alto. Esa es la principal conclusión del sector industrial, que afronta un 2024 con cierta preocupación. Sobre todo, si finalmente el Gobierno empieza a retirar las ayudas. Algo que provocaría tomar decisiones difíciles.  

Pese al fuerte ‘runrún’ sobre la problemática de precios cero en el mercado mayorista que proclama el sector renovable, la realidad es que el coste del MWh en 2023 ha estado cómodamente instalado cerca de los 100 euros. Una situación que la industria electrointensiva en consumo energético no puede soportar.  

«Llevamos tres años con los precios más altos de la historia, y se espera un 2024 igual de caro. En este entorno de precios tan volátiles y caros, se está destruyendo demanda industrial», asegura el director general de la Asociación de Empresas con gran consumo de Energía (Aege), Pedro González.

Y la problemática va en aumento. «Desde que empezó este proceso vamos a acabar con una reducción del 33% de la demanda. La conclusión es clara: esto significa que hay un 33% menos de actividad», sentencia Pedro González. Lo peor de todo es que «la situación de crisis no ha remitido, porque seguimos hablando del tercer año con los precios más altos».  

Las decisiones críticas para la industria  

«De aquí a final de año hay tres decisiones críticas que pueden ampliar los precios y la desventaja competitiva con otros países», recuerda el director general de Aege. Una situación que puede marcar el devenir de la industria española.  

Según el mercado de futuros de MEFF, para los próximos meses no habrá un precio inferior a los 84 €/MWh.   

En este contexto, todavía está en el aire la reducción de los peajes; si se va a reactivar el impuesto a la generación del 7%; y en la industria tienen dudas sobre si se reactivarán las ayudas directas a las que tienen derecho las empresas. Si el Gobierno no toma las medidas adecuadas, «puede hacer crecer la brecha competitiva en un 20%», recuerda Pedro González.  

Ante este escenario la solución de reducir la producción es la única salida. La opción de adecuar precios a los costes no es posible, precisamente, porque no se compite en igualdad de costes. Por tanto, la adecuación llega por la vía de seguir deteniendo la actividad.

Las potenciales soluciones  

Una de las soluciones que la industria tiene encima de la mesa son los contratos a largo plazo. «Este año las condiciones de los PPA han cambiado sustancialmente. Lo cierto es que contratar un PPA te está internalizando todo lo que está pasando en el mercado: precios altos». 

«A otro tipo de cliente les puede encajar; a nosotros nos siguen dejando en rangos muy altos. Queremos que eso evolucione; que aparezcan ofertas adaptadas al consumo industrial. Pagar hoy en día un contrato a 70€-80€, cuando dentro de unos años puede estar a 60 €/MWh, es un dilema muy complejo», reflexiona el director general de Aege. 

Esta situación provoca una desventaja competitiva frente a otros países. Y lo peor de todo para la industria española es que el sector energético empieza a difundir la idea de que existe un problema de precios bajos ya, en estos momentos, cuando se trata de una problemática —que será real—, pero más adelante en el tiempo.

Más voces precoupadas

En materia energética, y como reflexión ante el nuevo Gobierno, el director general de la asociación de empresas siderúrgicas, (Unesid), Andrés Barcelo, destaca la necesidad de que los consumidores electrointensivos y, en concreto la siderurgia, dispongan de electricidad a un precio que les permite competir en igualdad de condiciones con los principales países europeos (Alemania y Francia).

«Sin ese requisito va a ser muy difícil que las empresas puedan acometer las importantes inversiones requeridas para descarbonizarse. Necesitamos una política energética sólida, que se sustente en la neutralidad tecnológica, aportando de esta manera seguridad a la industria, sobre todo a la electrointensiva», defiende Barceló.

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Raúl Masa

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