La banca salva la prueba económica del IRPH pero no la reputacional

El TJUE prolonga el largo conflicto de litigiosidad que acecha a la banca española desde hace muchos años y que complica la relación con el cliente

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«La sentencia del TJUE considera plenamente válida la utilización del índice IRPH para configurar el tipo de interés en los préstamos hipotecarios». Con este titular valoraban este martes la AEB y la CECA la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europeo (TJUE) sobre el índice IRPH. Para las entidades financieras, la sentencia crea seguridad jurídica sobre una cartera conjunta de más de 15.000 millones, pero prorroga el problema reputacional que arrastra desde hace años.

A partir de ahora, los juzgados españoles podrán valorar si la venta de una hipoteca con IRPH se hizo de forma transparente; con el consiguiente flujo de noticias que irán llegando desde los juzgados. Este ritmo, y los posibles recursos hasta el Tribunal Supremo, no parecen el mejor caldo de cultivo para que la banca se reconcilie con una parte de la sociedad -y de sus clientes- muy crítica con el sector.

Europa no ha cuestionado la transparencia del IRPH, pero los mayores intereses que abonan es este momento los clientes con una hipoteca referenciada a este índice -que ya ni siquiera se comercializa- es suficiente para crear malestar, teniendo en cuenta que los hipotecas leen de manera continuada titulares constantes sobre cómo se abaratan las hipotecas con la caída del euríbor. 

La mano izquierda que tendrá que aplicar las oficinas para frenar a los clientes enfadados que se debatan entre reclamar en la Justicia -con el riesgo de perder las costa si el proceso se considera transparente- puede ser épica. Asufin calcula que aproximadamente 1 millón de clientes cuenta con hipotecas referenciadas al IRPH y la sentencia del TJUE no invalida la sustitución del IRPH cajas y del IRPH bancos por el IRPH entidades. Los consumidores pelean para que el índice sustituto sea el euríbor -lo que podría abrir la puerta a indemnizaciones más elevadas-, pero el TJUE no ha sido específico sobre ello.

La vía a corto plazo para imponer algo de paz parece que será la que ya se ha estado llevando a cabo: reducir la cartera hipotecaria referenciada al IRPH. Algunas entidades lo relacionan con que los clientes están eligiendo amortizar estas hipotecas, pero también son habituales los acuerdos. Con ellos, los clientes pierden su hipotético derecho a indemnizaciones, pero reducen los intereses a pagar y los bancos retienen un cliente.

La línea de la confianza

El Banco de España ha reconocido su preocupación por la reputación de la banca, que en los últimos años se ha visto duramente cuestionada por la más que habitual comparecencia de los banqueros o los bancos en los juzgados. La sucesión de conflictos está siendo larga y parece que interminable. Sin que todavía se haya resuelto totalmente el caso de Bankia, arranca el de Banco Popular. Dos procesos en los que se ha cuestionado a las cúpulas de ambas entidades. Además, el BBVA está imputado por el Caso Cenyt.

Con los productos financieros las fricciones también han sido muchas entre banca y clientes: preferentes y deuda subordinada; después de las cláusulas suelo… un ambiente que multiplicó los discursos antifinancieros desde la bancada política, alentando el sentimiento antibancario, que todavía no se ha superado, y al que el IRPH añade más leña al fuego.

Sin haber superado todavía esa etapa, para la banca es un muy mal momento para arriesgarse a perder clientes vinculados. La hipoteca es la mejor forma de captar un cliente a medio/largo plazo; por lo que jugárselo en los tribunales no gusta a ninguna entidad financiera, que además se encuentra en un momento de ciclo económico que le está obligando a adoptar medidas comerciales poco friendly -elevar las comisiones, cobrar a clientes corporativos por los depósitos-.

De hecho, y a pesar de que la sentencia del TJUE, la jornada bursátil del martes no fue triunfalista para el sector. Aunque Caixabank y Bankia sí cerraron con subidas, otros bancos como el Santander o el Sabadell finalizaron en números rojos. La presión por los efectos que puede tener en el sector el coronavirus, están pesando negativamente, eliminando el efecto positivo del IRPH.

Las pruebas legales para el sector, además, no han acabado. El Tribunal Supremo todavía no ha publicado su decisión sobre las tarjetas revolving. Otro nuevo punto que tensiona más la relación.

 

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