¿Las propinas tienen que pagar retenciones? Los expertos responden

Además de la polémica sobre la obligación de tributar por la propina crece la confusión si se deja una retribución con la tarjeta de crédito

Los empresarios tienen dudas si las propinas deben tributar a Hacienda. Foto Freepik

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La propina es una costumbre polémica para mucha gente: en países como Estados Unidos es prácticamente obligatoria, y es de mala educación no dejar entre un 5% y un 10% a camareros, taxistas o al personal de hoteles.

Por el contrario, en Japón que a nadie se le ocurra dejar unos yenes de propina que se pensarán que se han olvidado el dinero en la mesa.

En España la propina se limita al ámbito de la hostelería y en menor medida entre los taxistas si ayudan con las maletas o a los empleados del casino. Pero es una costumbre que muchas personas rechazan, porque consideran que avala que los empresarios de la hostelería paguen bajos salarios.

Dudas sobre la tributación de la propina

Una duda recurrente entre empresarios y trabajadores es si la propina tiene que pagar impuestos.

Según la web Autónomos y Emprendedores, las leyes han ido cambiando sobre cómo considerar a ese dinero que se entrega de forma voluntaria como un agradecimiento al trabajo realizado.

En EEUU la propina se considera casi obligatoria. Foto Freepik

Hace años, se consideraba como una retribución al trabajo y se tenía que incluir en la nómina con sus retenciones.

Una sentencia del Supremo dictaminó que la propina es un rendimiento indirecto del trabajo y no debe tributar

Actualmente se toma en cuenta una sentencia del Tribunal Supremo que precisa que la propina “no es un rendimiento directo del trabajo sino indirecto”, explica a ese medio José Antonio Martín Herrera, vocal del Colegio de Gestores Administrativos de Madrid.

Bajo ese concepto, se concluye que al no ser un ingreso no tributa bajo el Impuestos de Sociedades o el IRPF en caso que sea un autónomo como persona física.

Pero en el caso de los asalariados sí tienen que incluirse en las declaraciones de la Renta, porque aunque no llegue de su pagador directo, sí que lo recibe por estar en su puesto de trabajo.

La propina y la tarjeta de crédito

El uso cada vez más extendido de la tarjeta de crédito ha descolocado a muchos empresarios sobre cómo gestionar las propinas, al punto que muchos propietarios de bares o restaurantes presionan a sus empleados que rechacen esta gratitud si no es en metálico.

La solución, considera este gestor, es que el propietario compute la propina y la entregue al empleado como transferencia bancaria o la pague en efectivo.

En términos contables, debería registrar una salida de dinero de caja y depositarla en un bote. Si no, se corre el riesgo que los rendimientos informados a Hacienda no correspondan con los ingresos que ha tenido el negocio en su cuenta bancaria; lo que podría derivar en un problema con la Agencia Tributaria.

La propina está más extendida en la gastronomía. Foto Canvas

Los datáfonos con propina

Para evitar conflictos hay datáfonos que permiten diferenciar el pago de la cuenta y añadir la propina que quiera dejar el cliente, lo que logra poner en claro las cuentas del negocio.

Esta mecánica ya se ha visto en bares de Barcelona y Madrid, y ha generado no pocos recelos entre los clientes, que en redes sociales han comentado que se sienten en una incómoda obligación de dejar propina.

Sea cual sea la mecánica elegida, es importante recordar que en su sentencia el Supremo recuerda que la propina es exclusiva del trabajador, no de la empresa; por lo que el dueño de un café o un restaurante no puede quedársela y negarse a repartirla.

La distribución de la propina

Eso sí, queda a criterio del local -con el acuerdo de los empleados- cómo repartir las propinas: si entre el personal de sala, si entre todos los trabajadores, o si cada uno se queda con lo que recibe.

Y también queda por acordar su periodicidad: algunos propietarios las liquidan día a día, otros cada semana, y están los que las entregan a finales de mes.

Habrá que ver cómo evoluciona esta costumbre en el futuro, cuando los métodos de pago como las tarjetas contactless y Bizum ganen en presencia, y crezca el número de gente que rechace dar propina por considerar una costumbre clasista y que beneficia a los empleadores que pagan bajos salarios.

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