Así se estrelló Blanco

La firma de moda baja la persiana tras embarcarse en una expansión desmedida en plena crisis

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Blanco no ha aguantado. El grupo saudí Alhokair rescató del concurso de acreedores en 2014 a la firma de moda. Tras una internacionalización acelerada en plena crisis económica, ha bajado la persiana. Así se ha estrellado la cadena, que fue puntera en los años noventa con diseños rompedores. Llegó a tener 2.000 empleados y 250 tiendas. 

El cántabro Bernardo Blanco Solana fundó la compañía con apenas 20 años, en la España del desarrollismo. Corría 1960 y el joven empresario eligió Bilbao para abrir la primera tienda por el elevado nivel de renta de la ciudad. Una década después, la cadena puso un pie en la exclusiva calle Velázquez de Madrid. Todavía faltaban cinco años para que naciera Zara, el actual gigante de la moda española.

La enseña se abrió un hueco en los armarios de las jóvenes de los noventa con estampados de leopardo. Pero pese al éxito logrado, se expandió de forma tímida. Ya en el cambio de milenio Blanco contaba con 50 tiendas, todas en España, y los directivos del sector empezaron a interesarse por su trayectoria de éxito.

Bernardo Blanco Moreno, hijo del fundador, tomó el mando en 2006. Impulsó el salto a Portugal el mismo año. En pleno auge, la cadena se embarcó en una carrera acelerada por conquistar nuevos mercados. En 2010, pese a la crisis que ya esquilmaba el bolsillo de los consumidores, inició un plan de crecimiento que la llevaría a países como Francia, el Reino Unido, Venezuela, la República Dominicana o Arabia Saudí.

En la monarquía de los Saud se apoyó en el grupo Alhokair para gestionar sus franquicias, siguiendo el modelo de Inditex.

Números rojos desde 2012

La caída del consumo acabó por pasar factura a las ventas. En 2012 las cuentas de Blanco se tiñeron de rojo, con pérdidas de 33 millones de euros. Se sucedieron los cierres de establecimientos. Con 50 tiendas menos, la empresa negoció la venta e incluso se interesó por ella Isak Andik, presidente de Mango, informó Modaes. En 2013, llegó el primer concurso de acreedores y se despidieron a 711 empleados. 

En 2014, tras un drástico adelgazamiento, Blanco acabó en manos de Alhokair, gestor de franquicias de Inditex, Mango, H&M y Gap en Arabia Saudí. Era la primera vez que el grupo saudí se hacía cargo de una marca y su estrategia pasó por la expansión en Oriente Medio mientras clausuraba tiendas en España y prescindía de 150 trabajadores. Las ventas no mejoraron y cayeron un 36%. Las pérdidas ascendían a 7,42 millones de euros.

Blanco no remontó en 2015, año en el que triplicó pérdidas, como adelantó Economía Digital. Se dejó 21,71 millones de euros en 2015, un 192% más que un año antes pese a mantener la facturación estable. La deuda ascendía a 61,4 millones, principalmente por préstamos del propio grupo Alhokair.

La trayectoria posterior de la cadena se asemeja a una caída libre. En junio de este año Alhokair traspasó la sociedad al fondo AC Modus, propiedad del propio dueño de Alhokair. Quizá en la mente del ‘emir de la moda’ ya estaba el cierre. Desde la operación, Blanco comenzó a impagar a los propietarios de los locales, a los trabajadores y a los proveedores. 

Deterioro reputacional

El 17 de noviembre Gerry Waters, consejero delegado de Blanco, reunió a los representantes de los cerca de 900 trabajadores y les anunció un nuevo concurso de acreedores al no haber encontrado inversores. El impago generalizado de alquileres hacía peligrar uno de los principales activos, la localización privilegiada de las tiendas, en ejes »prime» como Fuencarral en Madrid o Pelai en Barcelona.

Además, los acontecimientos de los últimos años habían causado un proceso notorio de «pérdida de imagen», según constata Sashka Krtolica, profesora del Centre for Retail Leadership de EADA. «Cuando pasa algo negativo en los despachos se nota inmediatamente en las tiendas», señala. 

El ambiente de trabajo en los establecimientos en los últimos meses ha sido tenso. No en vano, la Plataforma de Afectados por Blanco prepara acciones penales contra Alhokair. «Queremos que afronten la responsabilidad de haber llevado la compañía a la ruina», asegura un representante sindical.

Cierre total y liquidación

El miércoles pasado se desencadenó el peor de los finales. El administrador concursal anunció la liquidación y el despido de toda la plantilla. Sólo se mantendrá una decena de tiendas abiertas hasta que se venda el stock de mercancías de la escocesa Quiz acumulado en los almacenes de la cadena. Los empleados todavía no han recibido la nómina de noviembre y solo se les garantiza el cobro del 75% de su sueldo.

El cierre de Blanco tiene otra derivada. Alhokair sale dañado. Tras la venta de Blanco a AC Modus, en el segundo trimestre sus beneficios (14 millones de euros al cambio) se desplomaron. El grupo saudí perdió un 81% respecto al año anterior. Más allá del impacto económico, el daño a su reputación es innegable: incluso Inditex amenazó con quitarle la gestión de un centenar de franquicias. «Han demostrado que no saben gestionar una marca», sostiene un directivo de la cadena.

Cristian Reche

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