El Corte Inglés: Fitch retrasa un año los planes de Marta Álvarez

Fitch prevé que El Corte Inglés podría dejar de ser 'bono basura' en 2021, un año después del plazo que se fijó el grupo presidido por Marta Álvarez

Marta Álvarez, presidenta de El Corte Inglés.

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En febrero de 2019, el expresidente de El Corte Inglés, Jesús Nuño de la Rosa, se fijó un plazo de 12 meses para conseguir el grado de inversión, o «investment grade». Menos de seis meses después, De la Rosa fue destituido en favor de Marta Álvarez, que junto con su hermana Cristina domina el accionarado, y como tal era la jefa del expresidente y principal interesada de los objetivos financieros que se planteaban al frente de la empresa.

El plan era abandonar el bono basura a inicios de 2020 o, como mucho, antes de 2021. Pero en la nota más reciente de Fitch –que en agosto de este año ha elevado su nota de la BB que concedió en septiembre de 2018 a BB+, a un grado del de inversión– se prevé que el anhelado nivel de BBB- podría no llegar sino hasta dentro de 18 meses; es decir, en febrero de 2021, doce meses después del objetivo que se propuso Nuño de la Rosa en febrero.

Es la segunda agencia que da un balón de oxígeno a El Corte Inglés, aunque con matices agridulces. Ya en julio Standard & Poor’s mejoró sus previsiones pero mantuvo a El Corte Inglés en el bono basura, igualmente a tan solo un escalón de recuperar el nivel de inversión (es decir, también ha pasado de grado BB a BB+). Todo ello, pese a reducir deuda y mostrar «crecimientos» en los resultados, según el informe de S&P.

El Corte Inglés mejora su perspectiva

Son, en todo caso, buenas noticias, pero no tan buenas. Está bien rebajar la deuda, pero será necesario mantener este comportamiento durante más tiempo. De seguir a este ritmo, la deuda neta ajustada a su flujo de operaciones se reducirá a 3,6 veces en 2021 y 3,3 veces en 2022, según Fitch, que en su informe añade que estas ratios son «consistentes con una calificación de inversión».

No es lo que Nuño de la Rosa y Marta Álvarez tenían en mente al comienzo del año, cuando ya estaba en marcha el plan de adelgazamiento del gigante español de la distribución, que pasa por la venta de activos y de su división de consultoría informática, entre otros movimientos, con la finalidad de revertir las opiniones de S&P, Fitch y Moody’s, que también metió a la empresa en el bono basura antes de la última emisión de bonos.

La perspectiva de El Corte Inglés para Fitch se mantiene positiva, según la nota, pero la recomendación es no cesar la política financiera conservadora en aras de que la calificación mejore. La agencia valora la «flexibilidad financiera y operacional» de la cartera inmobiliaria del grupo y celebra el «desapalancamiento dela empresa en el último ejercicio económico, apoyado por la venta de activos y un rendimiento operativo estable».

Sin embargo, Fitch señala que El Corte Inglés todavía tiene un ráting por debajo de algunas de las empresas con las que se le podría comparar, como Nordstrom, Macy’s y Marks & Spencer. En su favor, no tener rival en España es provechoso, según la agencia, que además prevé que el crecimiento anual será en torno a un 0,4% de forma operativa hasta 2023.

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