La guerra llega al automóvil español: Seat y Stellantis prevén cierres temporales

Ya afectada por la escasez de semicomponentes, las sanciones a las importaciones de Rusia añadirán una dificultad adicional a la industria

Fábrica de coches. EFE.

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Apenas dos semanas después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, iniciase la invasión de Ucrania, la industria europea ya sufre los efectos tanto de la guerra como de las sanciones impuestas por la Unión Europea a Rusia. La electricidad se ha disparado y las restricciones a la importación y exportación de productos ha comenzado a elevar los precios de artículos como el acero, el níquel o el litio, claves para el sector del automóvil. En España, Seat y Stellantis –el conglomerado que agrupa a Citroen, Peugeot, Opel y Fiat– ya admiten que la situación puede llevarles a parar la producción.

La industria lamenta que la Unión Europea es hoy un destino lleno de costes para fabricar. Y la guerra en Ucrania no hizo nada más que empeorar la situación. Así lo avisaba este fin de semana el director general de la Asociación de Empresas con Gran consumo de Energía (AEGE)Fernando Soto: «La situación es caótica y catastrófica», explica en una conversación con Economía Digital, el representante de muchos proveedores del sector del automóvil.

La electricidad –vinculada al precio del gas– no es el único motivo. A pesar de los aranceles impuestos por la Unión Europea ya hace años, Rusia y Ucrania exportan acero y otros metales al continente. Con el estallido de la guerra, no sale un kilo de acero de ambos países desde la semana pasada. Y según explica un alto directivo del sector, los precios ya subieron entre un 10% y un 20%.

El conflicto se ceba con la transición ecológica de la industria del automóvil. Rusia produce aproximadamente el 7% del níquel del planeta, material básico para la producción de baterías. Los castigos de Occidente provocaron que el mineral se disparase hasta los 100.000 dólares por tonelada. La Bolsa de Londres incluso suspendió la cotización por un incremento de precio «sin precedentes».

Mientras, el litio –alternativa al níquel– se encareció hasta un 440% en el último año, según la consultora Benchmark Mineral Intelligence.

Seat y Stellantis reaccionan a la escasez

Por ello, las firmas automovilísticas ya temen que el encarecimiento de las materias primas será el siguiente episodio de una crisis que viven desde hace ya dos años: primero por el coronavirus y luego por la falta de semiconductores. Así lo admitía el presidente de Seat, Wayne Griffiths, en una entrevista concedida a La Vanguardia este fin de semana.

«La guerra ya nos está afectando», lamentó el dirigente. Seat se queda sin motores para los coches híbridos enchufables como el Cupra Formentor, que ensambla en la fábrica de Martorell (Barcelona). «Es posible que tengamos que parar la producción o reducir turnos, tenemos que ser muy flexibles», señaló. Además, el Cupra Born –el primer eléctrico de la firma– ha detenido completamente su producción debido a que se elabora en Zwickau (Alemania), en una de las plantas de Volkswagen que ha tenido que parar por la falta de piezas.

El centro de Martorell está mejor protegido que las plantas alemanas del conglomerado debido a que en España se importan piezas procedentes de Marruecos, como los mazos de cables. Sin embargo, no sucede lo mismo con los componentes más tecnológicos.

La problemática no es exclusiva de Seat y afecta de forma transversal a la mayor parte del sector. Rusia es también uno de los primeros productores de aluminio del planeta, otro de los componentes más utilizados en la automoción. Por ello, Stellantis anunció que suspenderá temporalmente la producción en la fábrica de Vigo dentro del plan de cierres iniciado por la falta de semiconductores.

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