Los fondos acreedores de Celsa proponen una quita de 630 millones de euros

La propuesta de Jumbo y Convertible también contempla que la familia Rubiralta no efectúe ninguna aportación

Francesc Rubiralta, exconsejero delegado de Celsa.

Francesc Rubiralta, exconsejero delegado de Celsa.

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Los fondos acreedores Jumbo y Convertible de la compañía acerera Celsa han propuesto una quita de la deuda por valor de 630 millones de euros, y también, que la familia Rubiralta «no aporte nada». Así, los acreedores renunciarían a esta porción de deuda con tal de asegurarse el cobro del resto, que asciende a 2.200 millones de euros.

La nueva propuesta llega después de que la SEPI comunicara este fin de semana la aprobación de una ayuda de 550 millones de euros a Celsa España, canalizados a través de un préstamo participativo de 280,5 millones y otro ordinario de 269,5 millones, con cargo al Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas.

La compañía recibirá así la inyección más cuantiosa de las hasta ahora concedidas en virtud de este fondo, uno de los instrumentos de apoyo a la economía en el marco europeo de medidas ante la covid-19, que ha desembolsado, por el momento, 3.052,62 millones de euros a 24 empresas.

Dado que el importe del préstamo participativo es superior a los 250 millones de euros, es necesaria la autorización por parte de la Comisión Europea antes de su elevación al Consejo de Ministros.

La operación fue aprobada por el consejo gestor del fondo tras un «exhaustivo y riguroso» proceso de análisis de la situación económica y jurídica de la empresa, del impacto sufrido por la covid, del plan de viabilidad de Celsa España (Barna Steel y sus 13 filiales españolas operativas) y de la reestructuración de la deuda con sus acreedores.

Valoración «positiva» de los acreedores

La ayuda fue valorada positivamente por los fondos acreedores de la productora de acero circular, a través de un comunicado. Los tenedores de la deuda «jumbo» y convertible de Celsa agradecieron el «esfuerzo» de la SEPI y explicaron que si se ha tomado esta decisión es porque «los planteamientos esgrimidos en las últimas semanas por los acreedores son compatibles con el marco general propuesto para conceder la ayuda».

No obstante, recordaron que quedan abiertos requerimientos adicionales impuestos por la compañía y sus accionistas. En concreto, se refirieron al reparto del potencial valor tras el repago de los fondos SEPI y la deuda reestructurada entre el accionista y los acreedores.

Los acreedores internacionales de Celsa reiteraron su «voluntad de alcanzar un acuerdo con los accionistas que sea justo y equilibrado para todas las partes», y que sitúe a la compañía «en una senda financiera sólida que le permita seguir creciendo en el futuro».

Además, mantuvieron su compromiso con el empleo y con el mantenimiento del centro de decisiones de la sociedad en España.

Economía Digital

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