Los pequeños accionistas de Naturgy decidirán el éxito de la opa de IFM

Un 8% de las acciones de la energética están en manos de minoritarios, que serán clave pues solo el 28% es susceptible de vender

Francisco Reynés, presidente de Naturgy, que ha firmado una alianza con Línea Directa para ampliar su mercado de clientes

Francisco Reynés, presidente de Naturgy

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La oferta de IFM sobre el 22,7% de Naturgy echa a andar este jueves. A partir de este momento, los accionistas tienen 30 días naturales para vender o no sus acciones a 22,07 euros y, a diferencia de lo que pasa en la mayoría de opas, serán los pequeños los que decidirán el éxito o fracaso de la operación.

La composición del accionariado de la energética que preside Francisco Reynés ha convertido a los minoritarios en protagonistas. Fuentes del mercado advierten que si estos, que controlan un 7,6% de Naturgy, se decantan mayoritariamente por seguir en la cotizada, IFM tendrá complicado llegar al mínimo marcado para que la opa prospere, el 17%, y casi imposible alcanzar en 22,7%. 

Los tres grandes accionistas de la compañía han manifestado su intención de no vender. Además, el primero, Criteria Caixa, ha ido comprando títulos en los últimos meses, algo que solo dejó de hacer a principios de agosto, cuando el Gobierno aprobó la opa de IFM. 

El holding de participaciones de la Fundación Bancaria La Caixa tiene el 26% de Naturgy; Rioja Acquisition, que forman el fondo CVC y el brazo financiero de la familia March, el 20,7%, y el fondo GIP, el 20,6%. Entre los tres suman un 67,3% que no está a la venta, por lo que queda menos de un tercio en el mercado. 

Sonatrach, socio histórico de Naturgy, tiene el 4,1%. No se ha pronunciado oficialmente pero en el mercado se le sitúa en el bando que no vende. Además, la energética catalana tiene un 0,9% de autocartera que probablemente tampoco acudirá –depende del consejo de administración que se reunirá la próxima semana para valorar la operación–.

El 72% de las acciones de Naturgy no están en venta

Así las cosas, un 72,3% de las acciones están lejos del alcance de IFM, por lo que solo un 27,7% puede acudir a la opa. El grado de aceptación que le hace falta para llegar al 22,7% es muy alto y necesita, sí o sí, el apoyo de una gran parte de los minoritarios, que controlan más del 7%.

El 20% restante está en manos de fondos e inversores institucionales que tienen porcentajes inferiores al 3% –el mínimo que obliga a informar a la CNMV– y que el mercado entiende que una mayoría, venderá. IFM no estuvo parado los seis meses que tardó el Gobierno en aprobar la opa y habría atado el apoyo de varios de estos fondos. 

Francisco Reynés, presidente de Naturgy, en una junta de accionistas de la entidad. EFE

Sin embargo, tampoco se da por hecho que todos acepten. Son decisiones que dependen de las estrategias de inversión de cada uno, no es tan fácil convencerles, sobre todo si el plan estratégico de Reynés, presentado a finales de julio, les gustó, y consideran atractivos los dividendos. 

Algo parecido pasa con los minoritarios. En muchos casos, son pequeños ahorradores que tienen una serie de inversiones a medio y largo plazo y que, si la empresa da buenos dividendos y va a seguir cotizando, como está previsto, lo que les facilita vender en cualquier momento, lograr que acudan a una opa tampoco es sencillo.  

El precio, clave para el éxito de la opa de IFM

Luego está el precio. IFM defiende los 22,07 euros por acción ofrecen una remuneración más que suficiente: suponen una prima del 28,9% respecto a la cotización de los seis meses anteriores a la presentación de la oferta y del 19,7% respecto a la del día anterior. 

Además, el fondo australiano ha dicho por activa y por pasiva que no lo va a subir, pero esta declaración de intenciones forma parte del guion: nadie iría a la opa si ya se abren a mejorar el precio, esperarían a que lo hiciera para, entonces, dar la orden de venta. 

Sin embargo, algunos bancos de inversión consideran que podría ser más alto, y se apunta que el consejo de administración de Naturgy, que debe pronunciarse en los primeros cinco días de la opa, podría sugerir un aumento. Es algo relativamente habitual; Reynés ya lo hizo en la opa de Atlantia sobre Abertis. 

Además, con lo justos que puede ir el éxito de la opa, el tiempo será importante para ver si termina mejorando el precio. IFM tiene hasta cinco días antes de finalizar el periodo de aceptación para subirlo, algo que puede hacer si la opa necesita un empujón final. Pero los accionistas también pueden esperar al último momento para forzar el aumento. 

Xavier Alegret

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