Uber repatria su negocio de comida para llevar

Uber Eats pasará a estar controlada por una sociedad española y no una holandesa, como ocurría hasta el momento

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Uber ha cambiado la estructura fiscal en España de su división de reparto de comida a domicilio. La compañía californiana ha decidido gravar las ventas de Uber Eats en el país, dejando de utilizar la sociedad holandesa Uber BV, que hasta entonces anotaba en Ámsterdam los pedidos de los clientes. El movimiento de la compañía se produce en medio del debate sobre dónde deben pagar impuestos las compañías de la economía digital, que se aprovechan de mecanismos legales para adelgazar su factura tributaria.

Uber Eats, que en España se dedica al reparto de comida a domicilio a través de repartidores (riders) — como hace Glovo y Deliveroo— , ha cambiado su esquema fiscal y va a canalizar su negocio a través de la sociedad Portier Eats Spain SL. Es el nombre que aparece en los correos electrónicos de los clientes de Uber cuando reciben información sobre promociones y descuentos. 

La sociedad tiene como administrador único a la sociedad holandesa Uber Management BV y fue creada a finales de año, según la información consultada en el Registro Mercantil. Está domiciliada en Madrid, en la calle de Rufino González 25. Se trata de las instalaciones de The Cube, un hub tecnológico en el que participan distintas startups y donde Uber tiene uno de los cuarteles generales en la capital.

El objeto social de Portier Eats Spain SL es «proporcionar servicios de generación de oportunidades de clientes bajo demanda, procesamiento de pagos, marketing y otros servicios relacionados con la restauración», según su objeto social. La compañía «también podrá adquirir servicios de repartidores de empresas de reparto asociadas y prestar estos servicios de reparto». 

La nueva sociedad de Uber está en la sede del hub tecnológico The Cube, en Madrid

La decisión de Uber supone dar un giro a su esquema fiscal, al menos con Uber Eats. La sociedad holandesa con sede en Ámsterdam (Países Bajos), en la calle Mr.Treublaan 7, canalizaba los ingresos procedentes de los pedidos de los usuarios en España, lo que se traducía en que en el país no se registraba ninguna venta y, por tanto, Hacienda no gravaba al final de año correctamente el pago correspondiente por beneficios.

Ese modus operandi es perfectamente legal, pero algunas voces, como la del comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, han sido críticas. Moscovici señaló que el uso de las BV (Besloten Vennootschap) lleva en muchas ocasiones a prácticas que tienen “potencial para socavar la equidad del mercado interior europeo”.

De Holanda a España

Sede de Uber. Fuente:Uber.com

Con la creación de una nueva sociedad española, Uber contaría ya con tres empresas domiciliadas en el país, todas en Madrid. A la mencionada Portier Eats Spain SL se unen Jump Bycicles Spain SL (dedicada a la actividad de sus patinetes) y Uber Systems Spain SL, la primera compañía que constituyó y que utiliza como apoyo para actividades de marketing y publicidad a su sociedad matriz.

Utilizar una mercantil para que simplemente sirva de apoyo a una sociedad matriz es propio de la gran mayoría de compañías tecnológicas, que fijan las sociedades dominantes en países europeos con sistemas tributarios más laxos. Por ejemplo, las primeras cifras de Netflix en España revelaron que la compañía estadounidense también utilizaba Holanda para adelgazar su factura fiscal.

La comparación de sus cifras vitales y su pago por beneficios llamaba la atención. Netflix se ha colado en más de 2,2 millones de casas en España, de acuerdo a datos de la CNMC, pero en sus últimas cuentas aparece que ha pagado por sus beneficios 3.146 euros a través de dos sociedades, es decir, lo mismo que abona aproximadamente un trabajador medio por IRPF.

El objetivo de Netflix, al igual que otras plataformas, se resume rápido: trasladar el grueso de la facturación  — el de España y el resto de países — a estos destinos en los que la presión fiscal es menor. Dicho de otro modo: el usuario paga por internet y ellos lo hacen fuera de España.

Irlanda y Luxemburgo están en el foco

Entre el resto de compañías tecnológicas que se apoyan en la ingeniería fiscal para terminar pagando menos impuestos aparecen firmas reconocidas. Twitter y Linkedin, por ejemplo, hacen lo mismo que Netflix pero utilizando como sede europea Irlanda, que también ha protagonizado polémicas en los últimos años por su política tributaria.

Sí se salva Facebook, que anunció cambios en este sentido y ha cumplido con su palabra. Desde este año anota en su sociedad española Facebook Spain SL las ventas por la publicidad que la red social genera en el país. 

El último de los países señalados por su laxa política fiscal es Luxemburgo. El Gran Ducado también ha protagonizado polémicas, como la revelación de los Lux Leaks, donde una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas (ICIJ) destapó que el gobierno negociaba con las grandes multinacionales impuestos a la carta.

Luxemburgo ahora mismo acoge a empresas de la economía digital como Amazon, que tiene constituidas allí una decena de filiales (Amazon EU SARL, Amazon Business EU SARL o Amazon Media EU SARL, entre muchas otras), o Rakuten, otro gigante del comercio electrónico, aunque el fuerte de su negocio no está tanto en los países de Europa, sino en Japón.

Cristian Reche

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