Por qué Uber y Cabify podrían subir los precios en España

La salida a bolsa de Uber y de Lyft, otro de los gigantes de las VTC, ha puesto sobre la mesa la falta de rentabilidad de las plataformas

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La salida a bolsa de Uber y Lyft, dos de las grandes plataformas de movilidad, ha servido para conocer lo que hasta ahora era únicamente un secreto a voces: el modelo de negocio, pese a crecer año a año, no es rentable y sigue arrojando pérdidas millonarias. 

La empresa californiana, que opera en España en ciudades como Madrid, Sevilla, Valencia o Córdoba —hasta hace meses también en Barcelona—, ha sido la última en poner luz y taquígrafos a sus cuentas. Acumula en sus últimos tres ejercicios un déficit bruto (basándose solo en sus operaciones) de algo más de 10.000 millones de dólares.

Lo mismo sucede con Lyft. La también estadounidense afloró en su primer informe trimestral pérdidas de 1.138,5 millones de dólares (1.017 millones de euros) entre enero y marzo, lo que supone elevar en un 386% los números rojos de 234,3 millones de dólares (209 millones de euros) del mismo periodo de 2018.

Y, ¿por qué esto puede afectar a Cabify? La compañía española, que compite con ambos gigantes estadounidenses en diferentes partes del mundo, lleva años explorando su salida a bolsa. No extraña, pues, que ahora, en medio de la negociación de su última ronda de financiación, adelantada por Bloomberg, quiera vender a los inversores que sus cifras están más saneadas que la de sus rivales.

Pero la realidad es que todos los operadores del sector, Cabify entre ellos, han crecido a base de millonarias inyecciones de capital privado, que han llegado con la esperanza de que algún día se convertirán en compañías que generen beneficios.

Es un fenómeno que afecta al sector en todo el mundo. La compañía de transporte Didi Chuxing, equivalente chino de Uber, advirtió recientemente de que sus operaciones serán «insostenibles» y podría incurrir en pérdidas si no aumenta las comisiones que cobra a los pasajeros por cada viaje.

Uber y Cabify: subir los precios como solución

La fórmula de las teconológicas, basadas en crecer más rápido que sus rivales para hacerse con la mayor cuota de mercado, con el aterrizaje en diferentes países y ciudades ofreciendo precios bajos, podría tener los días contados. Y eso pasa por fijarse ahora en los precios que cobra a sus usuarios, un cambio que tendría la llave para que las empresas empezaran a ser rentables.

Reena Aggarwal, profesora de finanzas y directora del Center for Financial Markets and Policy en la escuela de negocios Georgetown’s McDonough, lo resumía muy brevemente: «Va a haber mucho foco en eso. Habrá subidas de precios debido a las presiones».

Dichas presiones no son otra cosa que el castigo de los inversores, que pueden hundir a las compañías en bolsa si ven que sus cifras defraudan. Uber ya se despeñó en su estreno en bolsa, cuando perdió cerca del 6,7% solo dos horas después de empezar a cotizar.

Uber y Cabify ya han jugado con los precios en España durante el último año

No sería la primera vez que modifican sus precios. Cabify, por ejemplo, lo ha hecho hasta en varias ocasiones. La última vez decidió simplificar sus tarifas y dejarse de tramos para colocar en su lugar un coste por minuto, un aspecto que la acercaba más al estilo del taxi, aunque seguía manteniendo aspectos propios como el precio cerrado.

A ello se suma que Cabify cambia las tarifas en cada ciudad en la que opera y en función de qué coche se elija. Tiene la modalidad Lite, más económica, y otras como Cabify Kids, Rental o Executive, dirigidas a segmentos distintos.

Uber cambió sus tarifas en mayo, disparando su precio por minuto

Uber tampoco ha mantenido invariables sus tarifas. El pasado mes de mayo, la compañía norteamericana anunció cambios en la Comunidad de Madrid, la región de España con más presencia de coches VTC y en la que la plataforma tiene el grueso de su negocio. 

Uber decidió bajar el precio mínimo de 5,5 euros a 3,5 euros, pero también cambió la estructura de precios, provocando que los viajes cortos fueran más baratos y los largos fueran más caros.

¿Cómo? Se fijó un precio base de 0,4 euros que no existía hasta el momento; el precio por kilómetro sufrió una rebaja mínima, al pasar a ser de 1,22 euros, frente a los 1,25 euros; y el precio por minuto pasó a ser de 0,15 euros, cuando hasta ahora era solo de 0,1 euros. 

Economía Digital

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