Draghi admite que la supervisión bancaria no llegará hasta 2014

De Guindos trata de curarse en salud y asegura que hay interés por la deuda española

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La Unión Europea propone y acuerda, pero Alemania decide y reconsidera cuando lo cree oportuno.
 
Justo cuando a la UE se le ha concedido el Premio Nobel de la paz, por ser una construcción política y económica que ha acabado con las guerras, Alemania ha planteado una batalla cruenta que obligará al resto de miembros a reposicionarse.
 
Y es que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha señalado esté sábado en Tokio que la supervisión bancaria europea se demorará hasta 2014.

Calendario frustrado

El plan, por tanto, frena el propio calendario que se había fijado la Unión Europea, que quería que la supervisión bancaria estuviera en marcha en enero de 2013. Para España es esencial, porque ese requisito va ligado a la posibilidad de que el BCE pueda inyectar dinero directamente a los bancos, con lo que las ayudas a España no computarían como deuda pública.

Así, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, ha indicado tras conocer el mensaje de Draghi que «España va a apoyar que la unión bancaria sea lo más rápido posible».

Draghi, que sostiene ahora un discurso algo más optimista al entender que se ha podido calmar a los mercados en las últimas semanas, ha asegurado que, aunque la regulación entre en vigor el 1 de enero de 2013, la supervisión efectiva no podrá estar lista en ese fecha.
 
“Es muy importante que hayamos dado ese paso institucional el 1 de enero, para que podamos prepararnos para ejecutar la supervisión y ponerla en funcionamiento, pero esto puede llevarnos un año más, y creemos que para enero de 2014 el nuevo marco estará establecido y en funcionamiento”, ha afirmado.

La preocupación de España

En cambio, para Guindos lo más importante es la voluntad real de ejecutar un plan que se aprobó en julio de este año en la cumbre de la UE. “Hay que distinguir entre que esté plenamente operativo, que puede llevar más tiempo, y tener el mandato regulatorio claro”, ha sentenciado.

Para De Guindos esa cuestión es esencial. En una conferencia de prensa en el Hotel Imperial de Tokio, donde están presentes las delegaciones de los países que asisten a la asamblea del FMI, el ministro de Economía ha explicado las razones de ello: “España apoya la unión bancaria porque consideramos que es buena desde el punto de vista de la unión monetaria”.

Si se ofrece un mensaje claro, de unidad, de que el proceso del euro es irreversible, de que todos los países van a colaborar, se evitará lo que está pasando y que perjudica enormemente a España, la fuga de capitales.
 
Al margen de las políticas concretas que ponga en marcha el gobierno español que preside Mariano Rajoy, España recibe el castigo, como Italia y también Francia, de los mercados, que desconfían de la Unión Europea.
 
Como consecuencia de esa inestabilidad, los bancos españoles recurren a préstamos del BCE y la financiación de la deuda española se hace, aunque se haya estabilizado la prima de riesgo entre los 420-430 puntos básicos, insostenible.
 
Las razones de Alemania

De Guindos, no obstante, ha tratado de curarse en salud, ante lo inevitable, y ha asegurado que la deuda española vuleve a tener interés, y en que los bancos españoles sólo necesitan 40.000 millones de euros, con la idea de rebajar la mala noticia que supone el retraso de la unidad bancaria.

¿Qué ha ocurrido? La Comisión Europea ha acabado claudicando ante los países que querían tomarse con calma la supervisión bancaria, que acabaría conduciendo a una unidad bancaria. Y, aunque se hubiera pactado, como ocurrió en la cumbre de junio, Alemania, acompañada de sus satélites, Finlandia y Holanda, ha decidido esperar. La explicación es que Alemania no quiere que el BCE supervise sus propias entidades, las medianas y pequeñas, principalmente, que presentan grandes dificultades.

Los bancos alemanes, los más expuestos

Como analiza Michael Lewis, ex bróker  del ya desaparecido banco de inversión Salomon Brothers, en su libro Boomerang (Deusto, 2011), los bancos alemanes estuvieron muy expuestos a los créditos tóxicos de la burbuja inmobiliaria.

Lewis destaca conversaciones entre banqueros de Nueva York: “Hablabas con un banquero de inversiones y te decía: nadie comprará esta mierda.¡No, un momento! ¡Los Landesbanken sí lo harán!”. Y, sí, lo hicieron, más que nadie, según Lewis.

La cancillera Angela Merkel, por tanto, quiere proteger a sus bancos. Y en la última versión del informe sobre la refundación del club del euro, que firmó el Consejo Europeo, la Comisión Europea, el BCE y el Eurogrupo, no se recoge las exigencias que plantearon Francia, Italia y España, que siguen reclamando un escrupuloso cumplimiento de los acuerdos de junio.

El BCE y Bruselas entienden que es suficiente la cesión de Alemania, que ha permitido al BCE que compre deuda de forma ilimitada cuando un país solicite un rescate.

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