Moody’s vuelve a castigar a la Generalitat

Por segunda vez en setenta días, la agencia de calificación rebaja la perspectiva, de estable a negativa, a causa del riesgo de colisión entre el gobierno independentista de Carles Puigdemont y el Ejecutivo central

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Nueva y seria advertencia de Moody’s a la Generalitat de Cataluña que encabeza el recién nombrado Carles Puigdemont. A última hora de ayer, la agencia de calificación con sede en Londres ha anunciado un cambio de perspectiva «de estable a negativa» de las finanzas públicas de la institución catalana.

Esta es la segunda variación a la baja que se produce en dos meses y medio. La primera tuvo lugar casi a los treinta días de las elecciones del 27 de septiembre. Entonces la perspectiva había cambiado «de positiva a estable».

Las razones de Moody’s

Las causas que aduce Moody’s para justificar este síntoma de intranquilidad son, en esencia, las mismas que en la anterior ocasión: la ausencia de un plan claro de consolidación fiscal, el riesgo de incremento de tensión política entre Madrid y Barcelona y, por último, el que esta tensión política ponga en riesgo del programa de financiación ordinaria, a través del Fondo de Liquidez Autónoma, del gobierno catalán.  

Sin duda, la agónica formación de un Ejecutivo, prácticamente al límite del plazo antes de proceder automáticamente a la convocatoria de nuevas elecciones, con el apoyo de la CUP, Candidatures d’Unitat Popular, que defienden postulados anticapitalistas bien alejados de los programas económicos que defiende Junts pel Sí, ha influido decisivamente en el comunicado de Moody’s.

La independencia afectaría las inversiones

A pesar de los matices en cuanto al calendario de implementación del plan soberanista que Puigdemont expuso el jueves en su primera entrevista en la televisión pública catalana, TV3, Moody’s cree que «el principal foco de atención del Gobierno regional será la independencia».  

Así, desde este punto de vista, la agencia considera que tal plan «podría afectar negativamente al clima de inversión en Cataluña y, potencialmente, a su recaudación de impuestos». Además, Moody’s estima que mientras que «hay un sólido historial de apoyo a la liquidez del gobierno autónomo desde 2012 (a través del FLA), éste podría verse ligeramente afectado como consecuencia de las crecientes tensiones políticas».

Aumento de la tensión política

El informe de la agencia recuerda los riesgos políticos que entraña la declaración de independencia diferida del pasado 9 de noviembre —firmada por Junts pel Sí i la CUP—, que el presidente Puigdemont hizo suya durante la sesión de investidura del domingo pasado. «Todo ello probablemente aumentará las tensiones políticas entre Catalunya y el gobierno central, sobre todo después de la resolución citada fuese declarada ilegal por el Tribunal Constitucional español el 2 de diciembre de 2015».  

El incierto resultado de las elecciones generales del pasado 20 de diciembre, sin que pueda todavía darse por cerrada la formación de un nuevo gobierno «hace que sea difícil de anticipar cuál podría ser la eventual respuesta a las aspiraciones independentistas de Cataluña, acrecentando aún más la incertidumbre política.»

Bono basura

Por otra parte, Moody’s reafirma la posición del bono catalán a largo en Ba2, valor basura, una calificación que se haya tres escalones por debajo de la que tiene el bono del gobierno central (Baa2 positivo). Dicha calificación refleja, a juicio de la agencia, la débil posición fiscal de Cataluña, como lo demuestran que tiene márgenes operativos más bajos y un mayor déficit público.  

Según estimaciones oficiales de la Autoridad Fiscal Española, aún por confirmarse, la Generalitat cerrará el ejercicio de 2015 con unos números rojos en relación al PIB del 2.9%, por encima de los 2.65 puntos con que cerró en 2014.

La deuda, de 68.000 millones de euros en septiembre de 2015, lo que equivale al 33,6% del PIB catalán, es otro factor de intranquilidad para la economía de la Generalitat. Moody’s, como ha hecho en anteriores ocasiones, no entra a considerar en su análisis si los mecanismos de financiación de la Generalitat son adecuados para el nivel de gasto, en especial en las dos partidas más grandes, sanidad y educación.

El desafío de Junqueras

En este más que estrecho contexto, el nuevo consejero de Economía y vicepresidente del gobierno catalán, Oriol Junqueras, máximo líder de Esquerra Republicana, se enfrenta a la titánica tarea de confeccionar y aprobar unos nuevos presupuestos —los de 2015 continúan prorrogados—, que serán estrechamente vigilados por la CUP, en especial en aquellos apartados considerados de gasto social.

Pero la operación que se propone el nuevo gobierno de Puigdemont aparece casi como la cuadratura del círculo. Porque la previsión de Moody’s es que el ratio de la deuda en relación a los ingresos de explotación netos aumente otra vez durante 2016, y alcance un valor del 314%, para poder hace frente a los al menos 6.600 millones de euros de financiación extra que requerirá a lo largo de los doce próximos meses la Generalitat.

Economía Digital

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