Capsa pide una exención ambiental en la fábrica de Larsa por el elevado coste de reducir las emisiones 

El grupo lácteo quiere aplazar la obligación de reducir emisiones en la torre de secado de la fábrica de Lugo; alega que la tecnología es costosa y que los productos que genera la planta ya provocan pérdidas

Envasado de leche Larsa en la fábrica de Outeiro de Rei (Lugo) / EP

Envasado de leche Larsa en la fábrica de Outeiro de Rei (Lugo) / EP

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Capsa, el segundo grupo que más leche recoge en Galicia, ha presentado a la Xunta la solicitud de revisión de la autorización ambiental integrada de la fábrica de Larsa en Outeiro de Rei (Lugo), una de las dos que tiene la compañía en Galicia junto a la planta de Vilagarcía. El documento, fechado en julio de este año, estará en trámite de exposición pública durante 20 días hábiles e incluye la solicitud de una exención temporal en los límites de emisiones para la torre de secado de leche en polvo que forma parte de las instalaciones.

La dueña de Central Lechera Asturiana quiere acogerse a una excepción de la normativa para retrasar hasta 2027 la obligación de reducir las emisiones a un límite de 20 mg/N3 en la torre destinada a la producción de leche en polvo, suero y permeato. Sería un aplazamiento de cuatro años, pues una decisión de ejecución de la Comisión Europea fiajba la fecha límite en diciembre de 2023. Las emisiones de esta instalación fueron cuatro veces más de ese límite en 2020 y 2019, en torno a los 80 mg/N3, según consta en el documento.

Productos no rentables

Capsa considera que uno de los artículos de la Ley de prevención de la contaminación (RD 1/2016) le permite aplazar la obligación establecida por Bruselas. Concretamente, en el artículo 7.5, donde prevé que el organismo competente, en este caso la Consellería de Medio Ambiente, pueda fijar valores de emisión menos estrictos si los costes son «desproporcionadamente» altos en comparación con el beneficio ambiental debido a la ubicación de la fábrica o las características técnicas de la instalación.

El grupo lácteo apunta en ambas direcciones en su petición. Por un lado, asegura que la calidad del aire en el entorno de la factoría es buena. «En el presente informe se ha llevado a cabo un análisis de la calidad del aire del medio receptor a partir de la información disponible de la Xunta de Galicia, en la que se pone de manifiesto que los niveles actuales de partículas emitidos por Capsa Food, no generan una incidencia significativa sobre la calidad del medio en las estaciones existentes en el entorno de la instalación de Lugo», señala el documento. Por otro, asegura que el negocio generado por los productos obtenidos en la torre de secado es deficitario.

La compañía ofrece cifras. En 2021 los productos obtenidos en la torre de secado lograron 12,2 millones en ventas, pero un resultado de explotación negativo de 756.000 euros. En 2020 perdieron medio millón y en 2019 los números rojos se elevaron a 1,8 millones.

Fábrica de Larsa en Outeiro de Rei (Lugo) / Capsa

Caro y arriesgado

La principal dificultad para la adaptación de la torre de secado es de carácter técnico. Capsa sondeó diversas soluciones para conseguir una reducción significativa de las emisiones y solo una tenía cierta viabilidad: instalar un filtro de mangas. Sin embargo, explica la empresa, la colocación de este equipo es costosa por el mantenimiento que requiere, al ser necesario cambiar el filtro cada dos años. Además, con la tecnología actual no está garantizado que la torre de secado mantenga su actual rendimiento una vez instalado el filtro.

La dueña de Larsa indica incluso que está desarrollando proyectos de I+D que podrían conllevar el abandono del uso de la torre de secado, lo que haría todavía más inviable acometer la inversión de más de 2 millones que requiere el filtro de mangas.

Sin tiempo

Ante esta situación, el grupo lácteo decide pedir un aplazamiento que, en alguna medida, es ya inevitable, pues el retaso a la hora de adecuar la instalación hace imposible que esté lista para diciembre de 2023. «Las limitaciones operativas y los costes de inversión actuales, junto con el análisis de alternativas desarrollado para determinar las posibilidades reales para la reducción del partículas, unido además, a la situación de incertidumbre generada por el Covid-19 a nivel mundial, aunada a la crisis energética a nivel de Europa y la situación del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, han motivado una mayor dilación en la elección del sistema de abatimiento, lo que no va a permitir a Capsa Food alcanzar los plazos definidos por el documento de conclusiones de la industria láctea», concluye.

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