La inflación castiga los beneficios de Frinsa, que supera por primera vez los 600 millones de ingresos

La conservera de Ribeira recorta sus ganancias a los 23,7 millones, un 31% menos, pese al récord de facturación; la familia Carregal se lleva 22 millones en dividendos

Frinsa

Imagen de la sede central de Frinsa en Ribeira

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Como tantas otras empresas vinculadas a la alimentación, a Frinsa le fue mejor en los ingresos que en los beneficios. La tercera mayor conservera gallega alcanzó una cifra de negocio de 609,6 millones en 2022, casi un 12% más que en el ejercicio anterior, lo que le permitió superar por primera vez los 600 millones de facturación. Este crecimiento no se tradujo en mayores beneficios debido al fuerte incremento de costes del periodo inflacionista. Los aprovisionamientos de la empresa de Ribeira se elevaron en 70 millones respecto al curso anterior, mientras que los gastos corrientes aumentaron en 18 millones. El resultado fue una caída de las ganancias, que se quedaron en los 23,7 millones frente a los beneficios de 34,3 millones de 2021.

Aún así, la compañía fundada por Ramiro Carregal continúa mostrando una gran rentabilidad en comparación con otras empresas del sector, como Calvo o Jealsa. Esto ha permitido a la familia repartir de nuevo un jugoso dividendo de 22 millones. Se concretó en tres pagos: 2 millones en enero, 10 millones en junio y otros 10 en septiembre. Los dos únicos accionistas de la conservera son Ramiro Carregal (64,10%) y su hijo Jorge (35,9%), que ingresaron 44 millones en dividendos a cuenta en los dos últimos años, este último a través de una sociedad domiciliada en Madrid.

Frinsa solo crece en España y Portugal

Frinsa es uno de los grandes productores europeos de atún para marca blanca, con clientes como Carrefour, DIA, Alcampo o El Corte Inglés. Este es el principal negocio de la compañía gallega, que también opera con marcas propias como Ribeira, Frinsa o The Nice Fisherman, y despliega una docena de tiendas gourmet bajo la marca La Conservera. Junto a la fábrica gallega, produce también en Portugal desde que se hizo con el control de la tercera mayor conservera lusa, A Poveira, en 2019. La filial, de la que controla un 75% del capital, tiene planta en Povoa de Varzim y generó 2,4 millones de beneficio en el pasado ejercicio.

En el resto de mercados, destacan las ganancias de 1,2 millones obtenidas por la filial italiana y los dos millones de Kibu, la central de compras de Singapur. Con pérdidas, aunque poco significativas, finalizaron Frinsa UK y Frinsa USA, el territorio donde la compañía gallega planeó una inversión de 21 millones para construir una fábrica en Lakeland (Florida), aunque el proyecto está ahora en revisión.

El peso de España y Portugal en la facturación creció significativamente en el último ejercicio, al suponer 293 millones de los 610 que facturó la empresa de la familia Carregal. Todo el crecimiento del ejercicio, ese 12% más de ingresos, se produjo en la Península Ibérica. Las ventas en el resto de la UE se quedaron en los 305 millones, la misma cifra que en 2021; mientras que en el resto de territorios facturó 10,8 millones, prácticamente la mitad que en el ejercicio anterior.

Menos plantilla

A cierre de ejercicio, Frinsa contaba con unos activos de 436 millones que, previsiblemente, se incrementarán con su expansión a Plisan, la plataforma logística de Salvaterra-As Neves. El patrimonio neto de la conservera engordó en el pasado ejercicio hasta los 131,9 millones, casi dos millones más que en el año anterior. No siguió la misma evolución la plantilla, que se redujo desde los 1.426 empleados de 2021 hasta los 1.329 trabajadores.

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