El derecho a la sostenibilidad y calidad de vida urbana

El Atlas Urbano de la Sostenibilidad en Galicia nos informa de la existencia de aspectos del derecho a la ciudad, de la proclamación y la realización de la vida urbana como reino del valor de uso, y de la sostenibilidad y calidad, que todavía no se han satisfecho con suficiencia en las siete ciudades gallegas

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A finales de la pasada década de los sesenta, Henry Lefebvre manifestó que, en el proceso de realización de la sociedad urbana en las formaciones sociales capitalistas del período fordista, entre las desigualdades, contradicciones y luchas socioeconómicas que lo dinamizaban, se abrían paso nuevos derechos que redefinían la civilización humana, entre los cuales emergía el derecho a la ciudad. En general, Lefebvre se refería al derecho de acceder y disfrutar de una vida urbana con calidad y centralidad renovada para todos sus habitantes, incluyendo la clase trabajadora que era excluida de las áreas centrales de las ciudades para malvivir segregada en las barriadas dormitorio de las periferias urbanas. Mario Gaviria, que prologó el libro El derecho a la ciudad de su maestro Lefebvre, finalizaba afirmando que “el derecho a la vivienda, el derecho a la naturaleza, el derecho a la vida urbana para todos, acabarán siendo inscritos en los Derechos Humanos” (1978, p. 14).

En las últimas cuatro décadas se ha avanzado significativamente en el acceso y desarrollo del derecho a la ciudad, a una vida urbana con mayor calidad y menor exclusión sociourbanística en el contexto del hábitat urbano de Galicia, básicamente gracias a las reivindicaciones de los movimientos sociales y las políticas urbanas que han desarrollado los concellos durante el actual régimen democrático, con apoyo de las administraciones autonómica, estatal y europea. Las numerosas y diversas carencias urbanas que se heredaron de la dictadura franquista, en cierta medida, han sido satisfechas, especialmente en cuanto a la dotación de infraestructuras básicas, servicios y equipamientos colectivos (agua y saneamiento, limpieza y recogida de residuos, sanidad, educación, transporte público, deporte, cultura…) que son fundamentales para que se haga efectivo el derecho a la vida urbana con calidad y centralidad renovada para todos los urbanitas que reivindicó Lefebvre. 

No obstante, el Atlas Urbano de la Sostenibilidad en Galicia nos informa que existen aspectos del derecho a la ciudad, de la proclamación y la realización de la vida urbana como reino del valor de uso (Lefebvre, 1978, p. 167), y de la sostenibilidad y calidad, que todavía no se han satisfecho con suficiencia en las siete ciudades gallegas, constituyendo un claro reto para las instituciones, los actores y las políticas democráticas de gobernanza urbana

En las últimas cuatro décadas se ha avanzado significativamente en el acceso y desarrollo del derecho a la ciudad

Fundamentalmente, resaltaría la problemática del tráfico urbano y sus consecuencias de contaminación acústica y del aire, así como de apropiación segregativa cuando no excluyente del hábitat urbano, derivadas de la utilización de vehículos privados motorizados (coches, motos, furgonetas…) para desplazamientos cotidianos de carácter laboral, comercial o de ocio y tiempo libre. La Organización Mundial de la Salud y varios institutos de investigación sociosanitaria han resaltado el impacto negativo del tráfico urbano en la salud y mortalidad de las personas expuestas habitualmente al mismo, constituyendo una de las causas importantes de defunción en el hábitat urbano, tal como se recoge en el capítulo del atlas dedicado al análisis del fenómeno de la mortalidad urbana. En este sentido, al enunciar el aforismo medieval “el aire de la ciudad te hace libre”, también nos connota morbilidad y muerte prematura…

En resumen, la movilidad urbana se basa excesivamente en los vehículos privados motorizados, especialmente en los automóviles, degradando el derecho a la ciudad y la naturaleza. En consecuencia, pensamos que las políticas urbanas deben dirigirse a reducir sustancialmente el uso de los vehículos privados motorizados en las siete ciudades, potenciando las infraestructuras, los equipamientos y el uso del transporte público, así como los modos de movilidad no motorizados (bicicletas, a pie), ya que se obtendrían grandes beneficios a corto plazo para la salud y calidad de vida de la ciudadanía, así como para la sostenibilidad general del sistema urbano. 

Por último, quiero destacar positivamente el tamaño demográfico de las siete ciudades gallegas (desde los 65.000 habitantes de Ferrol hasta los 294.000 de Vigo), ya que es favorable para diseñar, planificar e implementar políticas integrales y participativas dirigidas a promover y hacer efectivo el derecho a la sostenibilidad y calidad de vida urbana. Como manifestó Luis Martín Santos en su prólogo al libro La ciudad de Max Weber (1987, XVIII), “la ciudad nació como hogar de libertades, de pactos, de participación; y convertirla en decorado es una traición a su espíritu originario”.

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