El fiasco electoral abre otra crisis interna en PSOE y Podemos

La práctica desaparición del rupturismo en Galicia pone en jaque a los líderes de Anova y Podemos, mientras crecen las voces críticas a Caballero en el PSOE

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El resultado de las elecciones gallegas deja en situación de debilidad a los grupos que sustentan el Gobierno central: PSOE y Unidas Podemos. Y, en política, esto siempre deriva en crisis internas. Los primeros, los de Gonzalo Caballero, han sido incapaces de rentabilizar la posición en Moncloa de Pedro Sánchez. A pesar de que en 2019 consiguieron volver a las alcaldías de las principales ciudades de Galicia y de que en las elecciones generales de abril lograron ser primera fuerza en la comunidad, algo histórico, el 12 de julio apenas mejoraron su posición en el Parlamento gallego. Pasaron de 14 a 15 escaños y, lo más duro, fueron ampliamente sorpassados por el BNG de Ana Pontón, que alcanzó su techo histórico con 19 diputados. Los segundos, los de Antón Gómez Reino, experimentaron una debacle dificilmente digerible. Se quedaron sin representación en el Pazo do Hórreo y, con poco más de 50.000 votos, redujeron a una quinta parte los apoyos conseguidos en 2016, cuando se presentaron a las elecciones autonómicas bajo la marca En Marea.

Aunque públicamente sostiene lo contrario, Gonzalo Caballero, sobrino del histórico Abel Caballero, no es un candidato que reciba el apoyo unánime de todo el PSOE en Galicia. Ya en campaña, militantes críticos con su gestión apuntaban que no se estaba dando a conocer, algo que él mismo reconoció en su primera comparecencia tras los resultados de la noche electoral. Distintas fuentes consultadas por este medio indican que las mayores discrepancias sobre su figura vienen «del norte de la comunidad«. En cualquier caso, descartan que, de momento, ninguna facción dentro de los socialistas gallegos vaya a solicitar que ponga su cargo a disposición del partido. Demasiados candidatos en muy poco tiempo. Desde que Touriño perdió la Xunta de Galicia ante Feijóo en 2009, el PSdeG ha visto desfilar a distintos dirigentes que no han logrado amenazar la mayoría absoluta del de Os Peares, desde Pachi Vázquez, a José Ramón Gómez Besteiro (que no llegó a presentarse a los comicios) y Xaquín Fernández Leiceaga. Descabalgar otro secretario general no semeja la mejor opción a corto plazo y, además, Gonzalo Caballero parece dispuesto a dar la batalla. 

Caballero se quiere quedar

Así lo dejó entrever en su comparecencia ante los medios este lunes. Pasadas ya horas de la noche electoral, Caballero hizo una valoración más pausada de los resultados en la que, no obstante, la autocrítica volvió, como el domingo, a estar ausente. Indicó el dirigente socialista que la crisis del Covid-19 había sido una gran losa, que evitó que pudiese hacer llegar su proyecto al conjunto de la ciudadanía. Si bien manifestó que el resultado era «insatisfactorio», destacó que se sentía respaldado por el partido y dejó entrever que, quizás, un proyecto y un candidato necesiten de más tiempo para fraguarse. Después de todo, el BNG ha triunfado con Ana Pontón, diputada en el Parlamento gallego desde 2004. Emilio Pérez Touriño es otro ejemplo (este aún más próximo). Aunque perdió las elecciones de 2001 frente a Manuel Fraga y dejó al PSOE como tercera fuerza política del arco parlamentario, acabó por ser presidente de la Xunta en 2005

La realidad es que, a pesar de la crisis que se masca, Caballero parece contar con oxígeno, por lo menos, para un año. Su tiempo como secretario xeral de los socialistas gallegos expira en 2021. Por el momento, ha asegurado que cumplirá su mandato «con dedicación plena». «Yo soy un instrumento al servicio de Galicia y del PSdeG, no tengo ninguna aspiración por encima», apuntó.

El futuro de Gómez Reino

Pero si complicada se antoja la situación de los socialistas gallegos, mucho peor parece pintar las cosas para Unidas Podemos y el espacio rupturista. Los actores de la candidatura Galicia en Común (Podemos, Anova y las mareas municipalistas) salen fuertemente tocados de estos comicios

En contra de lo habitual en estos casos, el secretario general de Podemos en Galicia, Antón Gómez Reino, no compareció ante los medios de comunicación este lunes. Tampoco hubo una valoración oficial por parte de Anova, el partido de Martiño Noriega, el exalcalde de Santiago de Compostela, que iba de número 3 por la provincia de A Coruña. Distintas fuentes del espacio rupturista consultadas por este medio admiten que, aunque se creía que los resultados serían malos con respecto a los 14 diputados conseguidos en 2016, nadie esperaba que fueran desalojados del Pazo do Hórreo.

A pesar del silencio por parte de Unidas Podemos (la propia ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, muy presente en toda la campaña electoral, no ha emitido ninguna valoración), distintas fuentes sostienen que, posiblemente, y ante los resultados, Gómez Reino opte por abandonar su cargo como máximo responsable de la formación morada en Galicia y regrese a Madrid, en donde retiene su acta como diputado. En su primera declaración tras los resultados electorales manifestó que asumía en primera persona la «derrota sin paliativos«. Esas mismas fuentes también barajan la posibilidad de que Noriega también regrese a su profesión de médico a tiempo completo (ahora mismo mantiene el acta de concejal de Santiago de Compostela a tiempo parcial). Este lunes, en un tuit, el dirigente político calificaba los resultados de «peores que malos», e indicaba que «ahora toca defender la vida desde la trinchera de la medicina«.

Podemos disculpa a Iglesias

A pesar de que Gómez Reino se mantuvo en silencio durante la jornada del lunes, sí habló la portavoz de la Ejecutiva de Podemos, Isabel Serra, que indicó que ahora se abre un periodo de «reflexión colectiva y autocrítica«. A pesar de todo, la dirigente política desestimó la posibilidad de que los malos resultados de la formación cosechados tanto en Galicia como en Euskadi pongan en cuestión el liderazgo de Pablo Iglesias al frente del partido (Gómez Reino es un cargo muy próximo al vicepresidente del Gobierno). «Acabamos de tener una asamblea ciudadana en Podemos que ha revalidado la dirección que tenemos actualmente. Esa dirección y el conjunto de la organización, con nuestros compañeros de Euskadi y Galicia, tenemos que tener una reflexión para salir más fuertes en el futuro», resolvió Serra.

El batacazo electoral en el espacio rupturista también pone cuesta arriba el camino de las mareas municipalistas, en la oposición desde el pasado año, al no contar ya con referentes dentro del Parlamento gallego. No obstante, y debido a la aritmética, su posición aún es determinante en algunos ayuntamientos donde el PSOE gobierna en minoría, como es el caso de A Coruña.

Una caída en el espacio urbano

La desaparición del espacio político rupturista del Parlamento gallego tras las elecciones del pasado domingo se explica, en gran parte, por la pérdida de apoyos en la Galicia urbana, donde se asentó buena parte del proyecto que, bajo el paraguas del partido instrumental En Marea, logró ser segunda fuerza hace cuatro años moviéndose en torno al 20% de los votos tanto en las siete grandes ciudades gallegas como en las cuatro circunscripciones.

En las elecciones del pasado domingo, Galicia En Común-Anova Mareas solo pasó del 5% de los sufragios en Ferrol (7,76%), Vigo (6,08%) y A Coruña (6,73%). En el resto de las grandes urbes, la herramienta electoral del espacio político rupturista no alcanzó el umbral que marca la posibilidad de obtener escaño –el 5%–, incluida la ciudad de Santiago (4,92%).

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