El fuego amigo derriba a Baltar en la antesala de las elecciones

La presión interna fuerza la renuncia a la Diputación del barón ourensano, que se mantendrá al frente del partido hasta, al menos, el 23-J

El candidato del PP a la Diputación de Orense, Manuel Baltar, a su salida de la sede del partido tras conocer el resultado electoral. EFE / Brais Lorenzo

El candidato del PP a la Diputación de Orense, Manuel Baltar, a su salida de la sede del partido tras conocer el resultado electoral. EFE / Brais Lorenzo

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Manuel Baltar da un paso atrás y cierra una era. La que comenzó su padre al frente de la Deputación de Ourense hace 33 años y heredó él en 2012 como representante de un poder autónomo con el que Alberto Núñez Feijóo aprendió a convivir. Desde el centro de mandos de la corporación provincial recibió a cambio miles y miles de votos que, como le había sucedido a Manuel Fraga, sirvieron de argamasa para construir sus mayorías absolutas en la Xunta. Con esa baza de su lado, Baltar sobrevivió a la condena de su padre por 104 enchufes en la Deputación, a la escasa estima de Feijóo por las baronías, a varias acusaciones por presuntos casos de corrupción y a la primera oleada de la fragmentación política, con la que comenzó el deterioro en sus resultados electorales.

Ahora, tras las segundas elecciones en las que se queda a un escaño de la mayoría absoluta, decide renunciar al cargo que ostenta desde hace once años. «Descarto formar parte de la próxima corporación provincial. No tomaré posesión de mi acta como concejal por Esgos», dijo el barón ourensano. Curiosamente, la claudicación llega después de que Alfonso Rueda le permitiera elegir al candidato a la Alcaldía de la capital, Manuel Cabezas, con quien pretendía asegurarse la mayoría absoluta. No sucedió así con Feijóo, que impuso a Jesús Vázquez como candidato en las dos citas electorales anteriores.

La salida de Baltar abre la puerta a la reconstrucción, o al menos renovación, del partido en la provincia, pero no será inmediata. Las urgencias del PP pasan primero por asegurar el control de la Deputación y afrontar las elecciones generales a las que concurre Feijóo con todo el núcleo duro que tenía en Galicia y un par de conselleiros que arrebató a Rueda. «Como presidente provincial del PP seguiré luchando por el futuro de esta provincia con el inminente reto de contribuir a la llegada del ourensano Alberto Núñez Feijóo a la presidencia de España», afirmó Baltar, dando a entender que continuará al frente del PP de Ourense, al menos, hasta el 23-J.

Después habrá que ver si decide convocar un Congreso y apartarse, dar la batalla o tutelar su sucesión. Para entonces tendrá nuevos elementos de juicio, como conocer quién está al frente de la Deputación de Ourense, que el PSOE trata de arrebatarle al PP. En los círculos del baltarismo todavía no estaban claros este miércoles los siguientes pasos que dará su líder.

Madrid se hartó de Baltar

Alfonso Rueda enmarcó la renuncia de Baltar en una decisión personal. «Todos los ciclos tienen un principio y un final, y él mismo decidió que este era el momento de dejar paso a otros compañeros», dijo el presidente de la Xunta. Lo que no mencionó es que hubo reiterados mensajes del partido para que se hiciera a un lado. La mayor parte de las presiones, las importantes, llegaron desde Madrid y se intensificaron con el caso de la multa de tráfico por conducir a 215 kilómetros por hora el coche oficial de la Deputación, sanción que desembocó en un proceso judicial por posible delito contra la seguridad vial.

En Génova, con Miguel Tellado ejerciendo de fontanero, le trasladaron que era el momento de apartarse y renovar el partido, mientras a la prensa llegaban filtraciones que vinculaban al barón con casos de corrupción. El mensaje fue tan nítido que incluso Baltar reconoció a su círculo más cercano, ya antes de las elecciones municipales, que podría suceder lo que acabó pasando este miércoles.

La animadversión no procedía necesariamente de Alberto Núñez Feijóo, que como todo líder es también un poco rehén de la posición que quiere consolidar. Cargos del partido indican que fueron familias del PP con influencia sobre Génova las que exigieron su renuncia por puro hartazgo. Por el momento, se produjo a medias, conservando Baltar la presidencia del PP de Ourense y abandonando la Diputación. Lo anunció tres días después de que Feijóo visitase Galicia para la junta directiva del PPdeG.

Una diputación en busca de presidente

Tiene razón Rueda en que hay circunstancias personales –cuándo no las hay– que invitaban a Baltar a dar un paso atrás, incluso un viejo anhelo de convertirse en europarlamentario. Sin embargo, también había razones para que el propio partido aplazase el golpe. Por un lado, la proximidad de las elecciones generales y, por otro, la importancia de controlar la Diputación de cara a las elecciones autonómicas del año que viene. No parece que la renuncia del presidente en funciones facilite este objetivo, sobre todo porque el PSdeG está dejando claro, cada vez de manera más contundente, que aspira a hacerse con la presidencia provincial. Tanto José Manuel Lage, el secretario de Organización, como el propio secretario xeral, Valentín González Formoso, se han pronunciado en este sentido.

La ofensiva contra Baltar abre, además, abre un segundo frente. En la propia provincia, singularmente en la ciudad de Ourense, afloran ahora los críticos con el líder provincial, al que culpan de los malos resultados de Manuel Cabezas y al que saben sin el respaldo de los poderes Madrid. El castigo a Baltar podría acabar en una enmienda a la totalidad al baltarismo, con un choque interno de repercusiones aun por definir en la Deputación y en el partido.10:23

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