Intrahistoria del verdadero cambio en la cúpula de ‘El Mundo’
El jueves sorprendía que Unidad Editorial, empresa propietaria del rotativo El Mundo, anunciara el relevo al frente de su dirección editorial. Casimiro García-Abadillo era sustituido al frente del diario por el periodista David Jiménez.
El mensaje oficial dado a la plantilla y a la opinión pública tenía el nuevo reto digital como justificación de los cambios acontecidos. Sin embargo, el relevo se llevaba incubando meses.
García-Abadillo no acabó de lograr una buena relación con el equipo redaccional del periódico. El goteo de periodistas que dejaban la casa (Ana Romero, Eduardo Inda, Fernando Mas, Fernando Baeta y María Peral) discurría paralelo a la formación del nuevo medio auspiciado por Pedro J. Ramírez (El Español), alma mater de El Mundo desde su fundación y futuro competidor.
La razón última de la decisión empresarial, no obstante, fue otra alejada del ejercicio profesional de Abadillo: Antonio Fernández Galiano, presidente ejecutivo de Unidad Editorial, no quería la continuidad del sustituto de Pedro J., aunque él había sido su principal valedor en su día.
Fernández Galiano consideraba que la refundación de El Mundo pasaba por un cambio integral del paradigma periodístico y de gestión de la casa. Así se lo hizo saber a los responsables de RCS Mediagroup, el holding italiano matriz de Unidad Editorial. Incluso, según algunas fuentes, habría supeditado su continuidad en el proyecto a la sustitución de García-Abadillo.
Galiano apuesta por el nuevo fichaje del grupo: Javier Cabrerizo, director general. El perfil de Cabrerizo es el de un ejecutivo nacido y desarrollado en el ámbito de las empresas tecnológicas. Antes de incorporarse al proyecto editorial trabajaba en California como vicepresidente de desarrollo de negocio de Oracle.
El nuevo director general habría sido el encargado de buscar el perfil de nuevo director de El Mundo. David Jiménez coincide con él generacionalmente y en la visión más digital del periodismo.
