Milena Busquets: «Es evidente que no soy una pija»

La escritora de la obra También esto pasará, se define como "graciosa" y "frívola", y tiene claro que, a diferencia de la generación de la Gauche Divine, que "tenía talento", la suya queda algo lejos

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Hay un detalle que sorprende cuando se conoce a un escritor en persona: su voz. Acostumbramos a leer libros haciendo nuestra la voz del narrador, absorbiendo sus palabras, sus relatos, su alma. Y cuando uno tiene delante al novelista, se da cuenta de que nunca pensó en su voz. Sobre todo si hablamos de escritores que no se prodigan en televisiones y radios. Juan Marsé, por ejemplo, tiene una voz juvenil y aterciopelada, como su alma y no como los surcos de su rostro.

Es una de las sorpresas que quien esto escribe se llevó al conocerlo: la voz no era la del señor que sale en las fotos con cara intensa y gesto algo enfadado. Con Milena Busquets sucedió algo parecido. Alta y flaca, de estructura ósea fuerte y con mirada entre sarcástica e ingenua, su voz aparece y te presenta a otra persona. La escritora suena dulce, suave, aniñada, y contundente. Como su alma. Como ella.

Milena Busquets Tusquets (nunca desprecien el segundo apellido), criada en la zona alta de Barcelona, entre élites intelectuales y sociales, podría vivir de contar anécdotas. Ella prefiere inventarlas y darles forma de novela. La cosa funciona, sin duda; porque ha publicado el best seller También esto pasará, un libro que surgió como cura al dolor de la pérdida de la madre.

Esther Tusquets

Y menuda madre. Esther Tusquets, editora, novelista y ensayista, fundadora de la Editorial Lumen –la dirigió 40 años- falleció en julio de 2012. Su hija, con quien había trabajado y cuya relación era intensa, pasó por un largo periodo de duelo. Ese dolor es ahora una novela que parece que esté en cada casa y que casi todos hayan leído. Casi, pero no.

Todavía tiene que salir en 30 países más (sí, 30), ahora se publicará en Estados Unidos y la cosa puede terminar hasta en película. Eso le gustaría a la autora, que ya ha recibido tres ofertas cinematográficas pero está a la espera de que llegue ‘la’ oferta.

Del éxito de su novela destaca que ha conocido a «un par» de personas interesantes –piensen que se crió en los pantalones de mujeres tales como Moix, Matute, Balcells y Tusquets-. Dice que ahora empieza a sentirse escritora, que ya está empezando a pensar en su próxima obra. Todo lo dice sin estrés y con cierto aire de dejadez, esa dejadez propia de las mujeres elegantes de cuna.

Mucha sinceridad

Un aire que le ha valido críticas. La han tachado de frívola, como si estuviera por encima del bien y del mal por su condición de niña bien. Ella ¿qué opina? «Sí, puede ser», responde con una sonrisa despreocupada –nada puede molestar más a algunos que esa despreocupación-. «Lo que está pasando es que antes la gente que tenía más ventajas, lo que se traduce en tener más cultura, más libros en sus casas, más posibilidad de viajar, más dinero… Esa gente era clasista hacia los que tenían menos. Pero ahora es al revés, la gente que ha tenido menos tiene rabia hacia los que han tenido», dice con claridad. «Justificarse por donde has nacido es una tarea totalmente vana: no lo hemos elegido. Tengo la conciencia social que tengo, voto, pago mis impuestos, y a partir de ahí…».

Con una educación de elite –Liceo Francés-, con entrada a los mejores clubes sociales de la ciudad, Busquets decidió que prefería ser una mujer independiente.

Pero las penas, dice -como dicen quienes han recibido una educación como ella-, las penas se guardan en casa. «Me han recriminado que en mi libro no se habla de la crisis ni de trabajo, ya, pero es que es una elección consciente. Si tuviese algo que decir útil e inteligente que no esté diciendo otra gente lo diría, pero qué, ¿tengo que hacerlo para que me aplaudan? ¿Para demostrar que no soy una niña pija? Pues evidentemente que no soy una niña pija, cuando empecé a escribir el libro me estaba quedando sin pasta, pero esta faceta no me apetece contarla, quiero hablar de cosas más esperanzadas, donde la gente pueda ser feliz y todo sea más ligero. Y eso claro que es por educación. A mí me han enseñado que el drama y la queja están muy mal vistos, eso se queda fuera de nuestra vida. Hasta ponerse enfermo; mi madre casi no nos hacía caso y nos decía que éramos unos flojos. Intentas dar lo mejor de ti a los demás, por respeto a ellos, igual que nos lavamos los dientes y nos arreglamos, es educación».

Milena

 
Frivolidad mal entendida

De un plumazo, habíamos avisado, la voz dulce se convierte en contundente. Lo suyo es frivolidad mal entendida, lo que quiere es aligerar el peso de la carga -carga que arrastra, como todos- y lo hace como sabe: con la escritura. Y eso no se aprende, no se estudia, no se elige siquiera, según cuenta Busquets. «Un escritor no decide de lo que escribe, tienes un mundo dentro, es el que tiene que salir, y es tan difícil». 

A ella le costó años, porque el peso de la madre era demasiado grande, abrumador acaso. «Me complicaba convertirme en mí misma. Me he puesto en carne viva porque mi madre no estaba viva. Antes no me atrevía a escribir… ¡si mi madre ya escribía, qué locura! Yo siempre había sido la hija graciosa y frívola, nunca me hubiera atrevido».

¿La hija frívola que escribe? ¿La niña pija rebelde? «Soy las dos cosas. Si no fuera las dos cosas estaría casada con el chico del club de tenis que conocí a los 12 o a los 20, qué sé yo. Si a los 20 ya no iba al Tenis Barcelona, me divertía muchísimo más ir a las Ramblas, ver a los extranjeros, a los suecos, holandeses, italianos… Soy un poco una desclasada, me ha interesado siempre el margen de esto. No soy una pija al uso. Pero tampoco hay nada malo en serlo, cuidado. Si has tenido la suerte de tener pasta o casarte con un tío con pasta y dedicarte a lo que te gusta, que es viajar o ir al gimnasio, pues tía, me alegro un montón. Los celos y la envidia no son positivos».

La Gauche Divine es un mito

El crítico cinematográfico Oti Rodríguez Marchante se inventó una teoría que algunos han copiado. Dice que las personas nos dividimos en perros o pájaros. Fíjense en las caras que tengan cerca y verán que la teoría tiene su punto. En esta loca clasificación, Milena sería un perro, claramente. Incluso podríamos decir que tiene mirada de perro casi tristón, de esos que intentan contentar al que tienen delante con juegos y payasadas. Pero esos perros, cuando les tiran de la cola, muerden.

Decíamos hace poco que Milena Busquets Tusquets tiene una voz dulce, lo que no significa que su discurso sea edulcorado. Guardemos una frase como muestra: «La Gauche Divine es un mito: no todos tenían dinero, lo que todos tenían era talento, nuestra generación no».

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