Unos cuantos imputados entre los invitados de Luis Conde

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La pomposa celebración del 25º aniversario de la creación de la empresa de cazatalentos Seeliger & Conde el jueves en el Palau de la Música de Barcelona se vio oscurecida por algunos de los asistentes. Porque, aunque había gente normal, entre los ocupantes de las butacas destacaba la presencia de personajes como Rodrigo Rato, Oriol Pujol y Arturo Fernández, tres de los mejores clientes de los bufetes penalistas del país.

No se puede decir, sin embargo, que el ex vicepresidente del Gobierno, ex director gerente del FMI y ex presidente de Bankia tuviera un recibimiento caluroso. De hecho, se le vio mucho tiempo en solitario. Quizá él no fuera consciente de dónde se encontraba, pero la mayor parte de esos interminables minutos que pasó a solas transcurrieron en la sala Millet del Palau, nombre de infausto recuerdo en el recinto.

La asistencia al concierto que dirigió Luis Conde reflejó la consternación causada por el accidente del vuelo Barcelona-Düsseldorf. Aunque el organizador y protagonista absoluto del evento no quiso desconvocar el acto, muchos de quienes iban a asistir, finalmente no lo hicieron. Quizá por eso brillaron más de lo habitual los empresarios y políticos con cuentas pendientes con la justicia.

Además, llamó poderosamente la atención el error del organizador –que, por lo demás, estuvo brillante en la explicación de las razones que le llevaron a celebrar la fiesta pese a todo– al mantener en el programa la marcha Radetzky, la famosa pieza de Johann Strauss mundialmente asociada a momentos de alegría y entusiasmo. Es la música con la que cada primero de año la Orquesta Filarmónica de Viena cierra su famoso y popular concierto. Y con la que Conde clausuró su debut concertístico.

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