La economía polaca superará a la española 

Las operaciones inmobiliarias realizadas se han más que cuadriplicado en 2024 en comparación con los niveles previos a la guerra en Ucrania

En un reciente artículo, el diario Expansión destacaba el notable aumento en la inversión inmobiliaria polaca en España: Los polacos disparan un 37% sus compras de vivienda en España. Este fenómeno no es aislado; se han convertido en la nacionalidad que más ha crecido en el mercado inmobiliario español, según confirmación de fuentes del Colegio de Registradores. De hecho, el número de operaciones inmobiliarias realizadas por esta comunidad se han más que cuadriplicado en 2024 en comparación con los niveles previos a la guerra en Ucrania en 2022. 

El auge de la economía polaca es innegable. La nueva clase media, con salarios que ahora son comparables a los del resto de Europa, ha permitido a muchos contar con una segunda residencia en países como España. En los últimos treinta años, el salario medio se ha multiplicado por diez, y el país ostenta la tasa de desempleo más baja de Europa, por debajo del 3% (en España es del 10,6%). 

En un breve lapso, Polonia ha ascendido de ser una economía mediocre a destacar como la quinta potencia de la UE en términos de PIB ajustado por paridad de poder adquisitivo (PPA). A principios de la década de 1990, era más pobre que naciones como Venezuela y Argentina. Hoy en día, ha dejado atrás las economías latinoamericanas y se aproxima a sobrepasar a España en PIB per cápita. Según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), este sorpasso se concretará entre 2026 y 2027, y para 2029, Polonia podría estar pisando los talones a Italia en este indicador. 

Desde los años 90, Polonia ha escalado posiciones en el concierto europeo. Este crecimiento es resultado de un enfoque político que priorizó la generación de incentivos y la conformación de un marco institucional atractivo para la inversión. Los primeros gobiernos después de la caída del comunismo, implementaron reformas que a menudo resultaron impopulares a corto plazo, pero que fueron claves para garantizar un crecimiento sostenido en el futuro. Muchos conocen los caminos a seguir para resolver los problemas económicos, pero pocos se atreven a tomar las decisiones difíciles que aseguran un bienestar duradero. 

El renacimiento económico polaco se fundamenta en una combinación de reformas estructurales y una fuerte inversión extranjera directa. La transición hacia una economía de mercado abierta, impulsada por el economista Leszek Balcerowicz, sentó una base sólida para el crecimiento. Este paquete de reformas, que incluía desregulación, libertad de movimientos de capital y una rigurosa reducción de la deuda pública, permitió que Polonia se convirtiera en uno de los primeros países de Europa Central y del Este en realizar una transformación económica radical. 

El renacimiento económico polaco se fundamenta en una combinación de reformas estructurales y una fuerte inversión extranjera directa

A medida que las reformas fueron implementándose, la economía comenzó a emerger de un periodo de estancamiento. Con el tiempo, el país pasó de depender de industrias de bajo valor añadido a adoptar un modelo económico diversificado, orientado a las exportaciones. La revitalización de sectores como la industria automotriz, las tecnologías de la información y los servicios financieros, junto a la integración en la economía europea y global, han sido fundamentales en este proceso. La inversión en infraestructura y el uso eficaz de los fondos estructurales de la Unión Europea han impulsado el empleo y mejorado significativamente el capital humano. 

El éxito desde los noventa no tiene precedentes. Se liberalizaron unas férreas normativas laborales, facilitando la creación de empleo en sectores emergentes. Las reformas también fomentaron la movilidad laboral y facilitaron la transición de trabajadores de sectores en declive, como la agricultura, hacia sectores industriales y de servicios en crecimiento. 

Tras la caída del comunismo, hasta 2,5 millones de polacos emigraron, principalmente a Reino Unido, Alemania e Irlanda (también a España, aunque en menor medida). Pero desde 2018, la tendencia también se ha invertido y Polonia empieza a repatriar a su talento. Sin embargo, no se pueden ignorar los riesgos sociales que amenazan el delicado equilibrio de la economía polaca, en especial las tensiones en torno al Estado de derecho y los derechos de las minorías como las personas LGTBI. Estos retos podrían generar divisiones sociales y frenar el impulso reformista necesario para mantener el crecimiento. 

España debería tomar nota del ejemplo polaco. La necesidad urgente de reactivar la productividad, abordar los problemas estructurales de nuestro mercado laboral y reducir la elevada deuda pública podría poner a nuestro país en una posición desfavorable frente a otras economías emergentes de Europa del Este. De momento, los polacos ya están comprando sus segundas residencias en Alicante y Málaga. En este contexto, la gran pregunta es si seremos capaces de aprender la lección o si quedaremos rezagados en la carrera económica del futuro.

Deja una respuesta