La subdirección general público-privada o como criminalizar al sector privado
Las empresas solo sirven, a ojos de los gobernantes, para pagar impuestos, cuantos más mejor
La Generalitat de Catalunya ha creado una nueva subdirección. Y Vd. pensará ¿Y desde cuándo el advenimiento de un nuevo organismo público es noticia? En este caso la nueva subdirección es, como mínimo, llamativa. El gobierno catalán ha anunciado una reestructuración de departamento de Economía y finanzas y han dado a luz una subdirección general de apoyo y gestión de colaboración público-privada que adscribe a la dirección general de contratación pública. No recuerdo que jamás se haya cerrado organismo público alguno, pero también son innumerables los que nacen.
La justificación de la creación del nuevo negociado es interesante: “Dar apoyo jurídico y asesoramiento económico y operativo a todos los órganos adjudicadores de los diferentes departamentos de la Generalitat a la hora de hacer proyectos impulsados por el sector público y el privado en ámbitos como los de las infraestructuras”.
En definitiva, se crea un ente para controlar a todo aquel que desde la administración autonómica contrate con el sector privado. ¿Es que cada departamento de la Generalitat no cuenta con sus propios letrados? ¿Es que en cada una de las áreas del gobierno autonómico no hay suficientes funcionarios para poder armar un concurso y gestionar una adjudicación? Por lo visto la respuesta es No.
«Se crea un ente para controlar a todo aquel que desde la administración autonómica contrate con el sector privado»
Casi el 50% del PIB de nuestro país depende del sector público. ¿Somos un país libre y capitalista? No tanto como parece. La socialización de nuestra economía, y en consecuencia, de nuestra sociedad avanza a pasos agigantados, y con dicho avance, el camino a la servidumbre sobre el que escribió Hayek se hace cada vez más inevitable.
El estado es propietario del 18,3% de Bankia, el banco con mayor implantación en España. También es dueño del 10% de Telefónica y nombra impúdicamente a sus directivos. El mismo gobierno que controla la banca más grande y la principal operadora de telecomunicaciones frena operaciones de absorción por motivos políticos como hemos visto en el caso Sabadell-BBVA.
¿De verdad casi la mitad de la economía es pública? No lo dude. Del estado son los puertos, los aeropuertos, la Red Eléctrica, las loterías, el Estado tiene incluso una cadena hotelera: Paradores. ¡El estado cuenta con más de 5.000 entes públicos que mueven 226.000 millones!

Más allá de reservarse para sí mismo sectores estratégicos de la economía desde hace un tiempo, en concreto desde que Sánchez viró al extremo populismo de Puebla, el Gobierno ha lanzado un mensaje de involución económica basado en la intervención de todos los sectores de la economía: leyes que impiden el desarrollo del mercado inmobiliario, impulso de políticas de remunicipalización de servicios públicos como el de aguas, recorte a los conciertos educativos, persecución a la universidad privada. El mensaje es inequívoco: lo privado es malo, lo público es bueno.
En este contexto creo casi insultante que el nuevo ente para el control de las relaciones entre la dominante y dilatada administración pública y el ahogado y menguante sector privado sea solo una mísera subdirección general.
El único motivo que puede justificar este desprecio y que el nuevo chiringuito sea de tan bajo nivel es para que quede claro, una vez más, el desprecio de los gobernantes hacia el sector privado. Las empresas solo sirven, a ojos de los gobernantes, para pagar impuestos, cuantos más mejor.