Marlaska: aquí hay plan

El caso del coronel Pérez de los Cobos deja a Fernando Grande-Marlaska en una posición incómoda, pero no estará en la cuerda floja, pues todavía es útil para Pedro Sánchez

Llueve sobre mojado en el patio del ministro Fernando Grande-Marlaska. Los tres últimos frentes que se le han abierto le sitúan en una posición incómoda. Pero no estará en la cuerda floja.

La eurodiputada Maite Pagazaurtundúa ha recurrido a la Comisión Europea para que pida explicaciones a Pedro Sánchez por la entrada de agentes en domicilios particulares, utilizando la fuerza y sin autorización judicial, para disolver fiestas ilegales. Injerencias policiales en la vida privada con la excusa de la pandemia.

¿El ministerio del interior ha vulnerado la jurisprudencia del Tribunal Constitucional respecto a la inviolabilidad del domicilio? ¿Ha habido abuso de poder? Tendrá que dar cuentas en sede parlamentaria. Se le agolpan los problemas pero no se inmuta.

El acercamiento de presos de ETA (ni un fin de semana sin movimientos, de cinco en cinco) ha provocado contestación en los colectivos de víctimas del terrorismo por haberse producido en muchos casos de delitos de sangre y sin arrepentimiento, pero está amortizado. Es fruto de una negociación entre el gobierno de Sánchez y Bildu. Legislatura a cambio de presos.

El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska. EFE

Después de que más de 160 reclusos de ETA hayan sido acercados y pasados a segundo grado, el plan no tiene vuelta atrás. A pesar de que en muchos casos, como el de Parot y Dorronsoro, se les haya beneficiado sin haber sido propuestos por las juntas de tratamiento. La lista de presos ha sido humillante para muchos colectivos de víctimas del terrorismo, aunque no para todos.

Marlaska incumple promesas y divide a los familiares que sufrieron el zarpazo de ETA. Pero que este intercambio de favores le haya tocado en suerte a uno de los más sanguinarios de la banda, Txapote, autor material del asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco, que ordenó más de cincuenta y cinco atentados mortales (en entre ellos, Ordóñez, Múgica y Buesa) ha traspasado la línea roja.

Que el intercambio de favores entre Bildu y el Gobierno haya beneficiado a uno de los asesinos más sanguinarios de ETA, Txapote, traspasa la línea roja

Pero ha sido la sentencia de la Audiencia Nacional que le obliga a restituir al coronel Perez de los Cobos a su puesto clave de la Seguridad del Estado del que fue cesado, la que le ha dejado en evidencia. El fallo del juez Celestino Salgado es letal para Marlaska. La destitución del coronel no se motivó “por pérdida de confianza” como alegó el ministro sino por negarse a facilitarle detalles de las investigaciones que debían mantenerse en rigurosa reserva por prescripción judicial.

El informe del equipo de la policía judicial que relacionaba las manifestaciones del 8-M con el brote de los contagios no fue del agrado del ministro. Mucho menos le gustó que no se le facilitara la información. Por lo tanto, el cese de Pérez de los Cobos resultó ser «una sanción administrativa encubierta» contra el coronel. “El cese fue ilegal porque estuvo motivado por cumplir la ley y el expreso mandato judicial”. Fin de la cita.

Pérez de los Cobos no ha sido un personaje cómodo para este Gobierno. Distinguido en la lucha contra ETA y encargado del operativo que intentó evitar el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 en Cataluña. Los aliados secesionistas de Sánchez se la tenían jurada. Y Marlaska lo cesó porque se negó a infringir la ley.

Pero por encima del ministro está la ley. Y quien fue juez antes que ministro se olvidó del principio de la legalidad. Si el coronel hubiera revelado el informe sobre las manifestaciones del 8-M en plena fase de contagios por Covid, habría incurrido en un delito de revelación de secretos. Y así lo explica el juez en su sentencia que será recurrida por el ministro del Interior

Marlaska ha recibido un varapalo judicial en toda regla

La orden judicial de reponer al cesado en su puesto de trabajo debiera ser motivo suficiente para que Marlaska presente su dimisión. Ha recibido un varapalo judicial en toda regla. En un momento delicado en el Gobierno de Pedro Sánchez obligado a reestructurar su consejo de ministros tras la fuga de Pablo Iglesias. Y todos pendientes de la batalla electoral en Madrid.

Pero no lo hará porque aún tiene que seguir haciendo los trabajos más ingratos al presidente Sánchez. Tan buen juez, tan mal ministro, la justicia le acaba de acusar de haber dado órdenes ilegales. Ha quedado desautorizado. Si no prospera su recurso, Perez de los Cobos volverá por sus fueros. Pero Marlaska se quedará en su sitio. Es un buen acicate para dividir a los colectivos de víctimas del terrorismo y debilitar al centro derecha. Su plan con Sánchez todavía tiene que dar sus frutos.