Sánchez se pone la kufiya palestina para abrir la campaña europea

La posición española en relación a Palestina es un cálculo de política interna y política internacional, porque busca dejar sin espacio a Sumar, arrastrar al PP y ganar las europeas

Eurovisión siempre fue un certamen geopolítico con Bielorrusia votando a Rusia, Moldavia a Rumania o Chipre a Grecia, pero jamás hasta el pasado fin de semana la gala musical había estado tan politizada.

Las llamadas de los ministros de Sumar a que España se retirara del certamen como protesta a la participación de un país democrático como Israel terminó en drama para los líderes de la extrema izquierda española por que en el televoto emitido por los espectadores españoles las dos canciones más votadas fueron las de Israel y Ucrania, naciones a las que antes Podemos y ahora Sumar han negado el pan, la sal, la solidaridad, la compasión y, obviamente, la ayuda militar.

Empiezan las campañas por las europeas

El próximo viernes empieza la campaña electoral de las elecciones europeas, pero Pedro Sánchez ha decidido anticipar la fecha al miércoles cuando junto con otros países, de menor influencia, se dispone a reconocer a Palestina.

Hemos pasado de la España que con González se codeaba con Khol o Mitterrand y con Aznar con Bush y Blair a la de Sánchez con presidentes de gobierno y países propios de la liga Hypermotion dentro de la UE.

El apoyo a Palestina es uno más de los trucos del líder socialista cuyo proceder le asimila cada vez más a un populista de manual.

El cálculo electoral de Sánchez

En España viven 2,4 millones de musulmanes de los cuales 1,1 millones tienen derecho al voto frente a 40.000 judíos. En resumen, hay un judío por cada 60 musulmanes, el cálculo de Sánchez es meramente electoral.

Los palestinos son un arma electoral para dar la vuelta a las encuestas y evitar una derrota que dejaría a Sánchez en mala posición frente a sus homólogos europeos que, al parecer, en tan alta consideración le tienen.

Para Sánchez, con una autoestima por los aires, tener que justificar una derrota ante Scholz, Macron o Meloni sería un fastidio por el que no quiere pasar.

Pedro Sánchez con el líder palestino Mahmoud Abbas . Foto EFE/EPA/Alaa Badarneh / Pool

El reconocimiento al Estado palestino

Reconocer a Palestina al inicio de la campaña europea permite a Sánchez marcar el relato de la contienda electoral y poner al PP en una situación incómoda.

Expertos en política internacional creen que el viaje de José Manuel Albares, ministro de exteriores español, a EE.UU. hace unos días solo pretendía informar a la administración Biden y evitar que su gesto fuera mal interpretado.

En Washington desde la cumbre de la OTAN del verano pasado ven a Sánchez como “uno de los suyos” y el presidente del gobierno no quiere que su ardid electoral le pase factura.

Los jefes de gobierno de las grandes naciones europeas, a los que Sánchez giró visita como apóstol de la causa palestina, le dieron la espalda con buenas palabras al presidente del gobierno español.

El Gobierno se ha volcado con la causa palestina sabedor que eso moviliza al electorado más radical y politizado

Es más, Alemania, Francia, Italia y otros países comunitarios, así como Reino Unido han sido extremadamente críticos con Hamas y su valedor Irán pero eso no desalienta a Sánchez. Algunos incluso caminan en dirección contraria a la española, por ejemplo, Países Bajos siguiendo el camino de EE.UU. o Argentina ha anunciado que desplaza su embajada de Tel Aviv o Jerusalén en un acto de inequívoco apoyo a Israel.

La estrategia de Sánchez

La posición española en relación a Palestina es política interna no política internacional, busca dejar sin espacio a Sumar, arrastrar al PP y ganar las europeas.

El Gobierno se ha volcado con la causa palestina sabedor que eso moviliza al electorado más radical y politizado, ese que siempre vota y que gana peso en unas elecciones de baja participación como son las europeas.

Esta semana ha impedido recalar en puertos españoles a barcos en presunto tránsito hacia Israel, lo venden a bombo y platillo cuando en realidad su gesto no tiene ningún efecto, algunos de esos barcos recalaran paradójicamente en un país musulmán y harán parada en el puerto de Tánger (Marruecos), competidor directo del de Algeciras.

A nadie en el planeta tierra le importa una higa que Sánchez haga un guiño a Hamas, quizás a miles de españoles les avergüence y millones de judíos de origen sefardí sientan un inmenso pesar por la actitud de Sánchez, pero él, como siempre, sonreirá por que la campaña europea empezará discurriendo por los derroteros que él quiere y a él le conviene.